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Como bien lo dice Beatriz González, la historia de la colección de pinturas del Museo Nacional de Colombia ha sido un tanto azarosa: cambios de lugar, despojos, abandonos.

6 de febrero de 2005

Colección de pintura
Museo Nacional de Colombia - Planeta, 2004
294 páginas

Pero también, la de una tenaz persistencia de sus directores por mantener su integridad.

Una precaria colección que desde su arribo en 1948 a la actual sede del Museo Nacional -la antigua penitenciaría de Cundinamarca- se ha enriquecido con importantes donaciones y legados que hoy en día son un testimonio no sólo del arte colombiano sino de la historia del país.

Por eso hay que celebrar la aparición de este libro -pulcra y bellamente editado-, que nos permite apreciar el inventario completo de las obras de la colección y, también, destacadas en color y comentadas, las 183 pinturas más significativas.

Además de la conservación y la exhibición, la obligación de los museos es difundir sus colecciones. Con este libro, el Museo Nacional de Colombia está cumpliendo con creces su objetivo.

Fernando Báez
Historia Universal de la destrucción de los libros
Debate, 2004
387 páginas

La destrucción de los libros es fácilmente atribuida a dictadores, a fanáticos o a gente ignorante. Sin embargo, para Fernando Báez -experto en historia de las bibliotecas y miembro de la comisión que valoró la destrucción del patrimonio iraquí luego de la invasión anglonorteamericana-, el asunto es un poco más complejo. Hay en los seres humanos, desde la antigüedad, una extraña fascinación por destruir los libros: "Al destruir con fuego, el hombre juega ser Dios, dueño del fuego de la vida y de la muerte".

Los libros que permanentemente se están destruyendo son muchísimos más de lo que pensamos ("Cada tantos siglos hay que quemar la biblioteca de Alejandría"). De este hecho, comprobable, surgió el interés de Báez de hacer esta interesante y detallada crónica sobre la destrucción de los libros que comienza en Sumer y termina en Irak.