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Cortesía Teatro ABC.

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Teatro como refugio para los niños hiperconectados

Las obras de teatro concebidas para públicos jóvenes pueden convertirse en una alternativa pedagógica y casi que como un refugio para niños y niñas que conciben el entretenimiento como una extensión de su teléfono.

16 de febrero de 2017

En tiempos de cabezas gachas, de pocas palabras y muchas restricciones ¿cómo convencer a niño que gaste buena parte de su fin de semana para que asista a una buena obra de teatro? No parece una empresa sencilla para padres que buscan desesperadamente que sus hijos se desconecten por un rato de sus celulares y se reconecten con un entorno social que no parece tocarlos o importarles.

Y si el reto para los consternados padres luce gigantesco, qué decir de los teatros que apuestan hasta el último de sus recursos en producir obras que muchas veces no son siquiera reconocidas por un público pequeño y usualmente indiferente. Pero sí, todavía existen emprendedores del teatro (que a estas alturas del partido son más altruistas que otra cosa) que todavía intentan captar la atención de niños y niñas ensimismados e hiperconectados.

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La profesora española Petra-Jesús Blanco Rubio desarrolló en 2001 el galardonado proyecto ‘Teatro en el aula’, en su presentación inicial la docente explica cómo el teatro puede ser una forma innovadora para formar jóvenes. En su diagnóstico inicial, Blanco Rubio escribió “en estos tiempos tan poco generosos, tan poco dialogantes, en los que el niño se siente solo, no ha de pedírsele que exprese exclusivamente su mundo interior -siendo interesantísimo- como ocurre en la clase de expresión, sino que escuche también”.

Actualmente, las alternativas para que los más jóvenes se entretegan con algo más que las redes sociales o los videojuegos son variadas y para todos los bolsillos. En las ciudades capitales del país existen teatros familiares y hasta diferentes librerías ofrecen opciones para que haya un plan distinto al internet. Sin embargo, las asistencias no son satisfactorias. Esta tendencia, además de compleja, supone un problema a futuro ya que estos niños deben enfrentar un contexto que les demanda relaciones interpersonales exigentes. Ante esto, la profesora nacida en Bilbao escribió con tino en su investigación: “El teatro, que es, ante todo, diálogo, supone un reto, un estímulo, una transformación... y aplausos”.

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A Nicolás Montero, nuevo director artístico del Teatro Nacional, le consultaron: ¿Qué quiere que pase después de que alguien salga de una sala del Teatro Nacional? Y la respuesta resulta la clave para que los niños vayan en familia al teatro y se despeguen de sus aparatos. “Quisiera que sientan que es algo significativo, que algo pasó. Quisiera que se apropien de la sala, que le exijan, que lo vean como un lugar de encuentro”, sentenció Montero.

“La única forma de sacar a un niño de su zona de confort digital y llevarlo a teatro es garantizándole que la recompensa será emocionante”, señaló Diana Mejía, del Teatro ABC, que por estos días abrió sus puertas al norte de Bogotá y tendrá dos obras infantiles para esta temporada Patito feo y La bella y la bestia.

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