Home

Cultura

Artículo

OJO AVIZOR

Un libro minuciosamente editado, recoge 600 gráficos que resumen el desarrollo de la fotografía en Colombia

23 de enero de 1984

Lo primero que llama la atención del libro "Historia de la Fotografía en Colombia" de Eduardo Serrano, son las imágenes mismas, llenas de una gran variedad de tonos sepias: sepias virados a verdes, otros muchos más rojos, algunos desteñidos por el tiempo, otros saturados de pigmento. Esta multiplicidad de tonos se convierte en un atractivo real para un libro que pretende ser un homenaje al oficio fotográfico y no a las personas que aparecen allí fotografiadas. En otras palabras, a aquellos fotógrafos que entendierón su oficio no simplemente como un recurso de dejar plasmadas unas imágenes y unos personajes que tuvieron un inmenso sentido histórico, sino que también se preocuparon por su sentido plástico, creativo y estético.
En realidad, toca aclarar que primero fue la exposición que actualmente se realiza en el Museo de Arte Moderno y después el libro. Este último es el resultado de un estudio que no se había hecho nunca en Colombia. Recoge las 600 piezas presumiblemente más importantes de la exposición. El criterio que se tuvo en cuenta para la selección fue el de tratar de dar al lector una visión lo mas exacta posible de lo que fue el proceso creativo e innovador durante las distintas épocas y sus consiguientes revoluciones técnicas y estéticas. Pero además de la investigación de Myriam Acevedo, la restauración de Antonio Castañeda y las reproducciones de Oscar Monsalve, este libro tuvo en Benjamin Villegas su diseñador y director editorial.
Consultado por SEMANA sobre el diseño de esta publicación, Villegas opinó: "Entiendo el oficio y el arte de diseñar un libro como un acto de comunicación de un mensaje de un texto. Sobre la base del texto de "La Historia de la Fotografía en Colombia" realicé una labor de complementación de una forma funcional, estética, armónica, coherente en todo sentido. Después del estudio del texto me impuse una serie de determinantes muy firmes de diseño, en lo que respecta a la selección de la letra, los pies de fotos, la caja de composición, el tratamiento de las fotografías, etc."
Durante el proceso de diseño se seleccionó una letra especial que, dada la índole histórica del libro, no fuera de una contemporaneidad excesiva. Se buscó que fuera un tipo de letra diferente a los habituales para que le imprimiera una personalidad al trabajo, aunque claro está, que fuera comunicadora y legible. La elegida fue una letra que en los medios tipográficos se le conoce con el nombre de "colonial".
En cuanto a la caja de composición se refiere, se definieron unos márgenes y un horizonte superior amplios que le dieran aire y descanso al libro y que pudieran albergar los pies de fotos y las notas de pie de página. Estas últimas, que son abundantes en el libro y se encuentran ubicadas en la página correspondiente, por regla general han sido subestimadas en las ediciones colombianas. Los diagramadores muchas veces las pasan al final del capítulo o del libro, sin tener en cuenta la incomodidad que ello representa para el lector.
Se puede afirmar que éste es un libro elegante, con un columnaje ancho, lo cual es una limitante muy grande de composición pero que le da presencia al libro. Se trata de una publicación de tipo histórico que no podía componerse en un tipo de columna delgada, que seria más apropiada para un texto periodístico de lectura rápida pero no para este caso.
Por otra parte, se decidió que sin excepción, las fotografías aparecieran sin ningún tipo de edición o de recorte, sino en su proporción original. Desde el punto de vista plástico, esta decisión es importante porque se respetó la visión estética que en determinado momento de nuestra historia tuvieron los fotógrafos. El resultado final ha sido un libro sobrio y elegante en su diagramación, con un estricto orden cronológico en la presentación de las fotografías.