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OLGA AMARAL

Una obra que se inspira en la naturaleza.

30 de agosto de 1982

Una piedra cubierta por un musgo verde-amarillento. Un tapiz de Olga Amaral con la misma gama de colores de la piedra. Es decir, una obra que se inspira en nuestra naturaleza, en los muros de las casas campesinas y que se integra con la esencia misma del artesano colombiano. Porque para Olga Amaral, el contacto de sus manos con la lana y la crin del caballo (materiales con los que trabaja) es tan estrecho que semeja la unidad que hay entre el barro y los dedos del alfarero.
Esta artísta bogotana cuyo trabajo se encuentra altamente cotizado en el mercado del arte tanto interno como externo, trabaja en un taller de la calle 69, en el cual diseña sus tapices, dejándoles la libertad de irse transformando a medida que van surgiendo texturas, gamas y líneas. Olga Amaral sigue pues la tradición tan incrementada, en la zona andina, de las tejedoras. Ella ha observado todo el grafismo campesino, los cestos, sus ritmos, sus trenzados. Sus obras van creciendo hilo por hilo, nudo por nudo, hasta volverse esculturas que, en muchos casos se han identificado como objetos decorativos, pero que, en realidad, trascienden dentro del arte contemporáneo en forma profunda. Su hoja de vida es extensa y cuenta con más de cien exposiciones entre individuales y colectivas.