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Once películas de abogados que todos deberían ver

Semana.com consultó a un grupo de reconocidos juristas cuáles son los mejores filmes para entender los vericuetos del complejo mundo del derecho en la resolución de grandes crímenes.

15 de diciembre de 2016

Spotlight (2015) de Tom McCarthy

El diario Boston Globe, en el 2002, con el pequeño grupo de periodistas que conformaban la unidad investigativa, develó numerosos casos de pederastia por religiosos de la Iglesia católica que la arquidiócesis de Boston trató de ocultar. La película se convirtió en un éxito en taquilla, pero también en una reflexión sobre la tolerancia que durante muchos años ha existido en este tipo de delitos. “La película es el encuentro ideal entre derecho y periodismo. Coinciden en el objetivo de establecer la verdad. En el establecimiento de la misma cuestionan los estatutos más deleznables del poder”, asegura el periodista y abogado Juan Carlos Iragorri.  

Derecho de familia (2006) de Daniel Burman

Un joven estudiante de derecho se ve agobiado por el deseo de no ser como su padre, un prestigioso abogado, pero sucumbe ante la realidad: el vástago cada día es más parecido a su progenitor. “Es un clásico argentino que habla de cómo somos la familias que tenemos por destino la abogacía. Además, traza las diferencias con nuestros padres”, afirma el penalista Jaime Lombana.

Tribunal en fuga (2003) de Gary Fleder

Una viuda interpone una demanda contra una poderosa empresa a la que acusa de la muerte de su marido. En el juicio estarán en juego millones de dólares. La viuda es defendida por Wendall Rohr (Dustin Hoffman), un abogado con sólidos principios; mientras Rankin Fitch (Gene Hackman), un locuaz y despiadado especialista en jurados, asume la defensa de la compañía. “Esta película evidencia la falibilidad del sistema de justicia cuando los jurados son infiltrados por la corrupción”, cuenta el juez Julián Marín. 

El abogado del diablo (1997) de Taylor Hackford

Un joven y brillante abogado, Kevin Lomax (Keanu Reeves), nunca ha perdido un caso. Esto seduce a John Milton (Al Pacino), quien desde Nueva York lo invita a ser parte de su prestigiosa compañía. “Este trabajo de Hackford es un espejo de la vanidad y la superficialidad como móviles para lograr los objetivos profesionales, eso, sin importarle pasar por encima de su familia para alcanzarlos. Gran cine comercial norteamericano”, asegura la abogada Giovanna Rojas.

Philadelphia (1993) de Jonathan Demme

En un prestigioso bufete de abogados en Philadelphia, Andrew Beckett es un prometedor litigante cuando contrae sida y es despedido. Beckett decide demandar a su antigua compañía, pero está solo, nadie quiere representarlo en el juicio. “Esta película es quizá la que más recuerdo. Principalmente por la extraordinaria actuación de Tom Hanks, quien a través de un compromiso serio que enmarca los principios generales de los derechos humanos, puede empezar a transformar la sociedad a partir de la ley”, cuenta la ministra de trabajo, Clara López.

The Firm (1993) de Sydney Pollack

Mitch McDeere (Tom Cruise), un joven abogado recién graduado de Harvard, se deja tramar por un prestigioso bufete de abogados en Memphis. McDeere, tras pasar pocos meses en el cargo, tendrá razones para empezar a creer que algo extraño sucede en la poderosa empresa. “No sé si era por la época de mi vida, pues había decidido estudiar derecho, pero esta película además de encantarme, me impactó profundamente”, asegura la representante Angélica Lozano.

En el nombre del padre (1993) de Jim Sheridan

En los años 1970 Gerry (Daniel Day Lewis), un vago irlandés que se enfrenta al IRA, es enviado por su padre a Inglaterra. Una vez allí, por azares del destino es acusado de participar en un atentado terrorista y condenado a cadena perpetua. Con la ayuda de una abogada él se propone a demostrar su inocencia y hacer pública la verdad sobre uno de los más graves errores legales en Irlanda. “Por los hechos de vida representados fielmente por Daniel Day Lewis, y la historia de los rebeldes irlandeses, esta fue mi película favorita por diez años”, cuenta la representante Angélica Lozano.

Todos los hombres del presidente (1976) de Alan J. Pakula

Bob Woodward (Robert Redford) y Carl Bernstein (Dustin Hoffman), en 1972 eran dos jóvenes que trabajaban para The Washington Post cuando comenzaron a investigar lo que parecía ser un simple allanamiento al cuartel general del Partido Demócrata y concluye como el escándalo de ‘Watergate’. El periodista Juan Carlos Iragorri señala que es uno de los clásicos imperdibles de todo periodista.

Vida de un estudiante (1973) de James Bridges

James Hart es un estudiante de primer año de derecho en Harvard que se encuentra con un tiránico profesor, Charles W. Kingsfield. Para importunar al docente decide ser el mejor de la clase y, sin planearlo, entabla una relación con la hija de Kingsfield. “Este trabajo es la realidad de los exámenes orales en la escuela de leyes. Una película que por lo general presentaban los domingos en la noche y era muy fidedigna”, asegura el reconocido penalista Jaime Lombana.

¿Vencedores o vencidos?, el juicio de Nuremberg (1961) de Stanley Kramer

Cuatro jueces, cómplices de la política de ‘limpieza’ étnica de los nazis, son juzgados tres años después del final de la Segunda Guerra Mundial en los famosos juicios de Nuremberg, presididos por un juez norteamericano, Dan Haywood. “Simplemente un clásico irrepetible”, asegura el penalista Jaime Granados.

Doce hombres en pugna (1957) de Sidney Lumet

Un adolescente es acusado de matar a su padre. Durante el juicio 11 de los 12 miembros del jurado están convencidos de la culpa del muchacho. Sólo uno no está de acuerdo y trata de inducir una duda razonable para que sus compañeros recapaciten y cambien su voto. “Es la película de abogados por excelencia, supone un ejercicio de sensatez absoluta donde los jurados, en un diminuto cuarto, pueden alejarse de sus prejuicios y tomar la decisión correcta”, cuenta la abogada Giovanna Rojas.

*Por Santiago Serna, estudiante de la maestría de la Universidad del Rosario y SEMANA.