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El disco se puede encontrar en varias versiones. En un clásico LP triple, un CD doble en un CD Sencillo o en MP3. | Foto: Edwin Tamayo Rueda

Música

Ondatrópica: sonido análogo y sabor estéreo

Andan sonando por todo el mundo. Su próxima parada es el Festival Estéreo Picnic en Bogotá.

20 de marzo de 2013

Ondatrópica es un ‘combo’ repleto de experiencia, conocimiento y sabor puro. Con la sabiduría de la provincia, el camino de los maestros, combinado con la pasión y el esfuerzo de los sueños de Mario Galeano y Will Holland, este monumento sonoro se impone en medio de una plaza, donde el rico, el pobre, el prolijo y el desprevenido los pueden disfrutar.

Los 20 temas que componen el disco, se grabaron completamente en vivo, entre el 7 y el 29 de enero del 2012 y  contó con la participación de un total de 35 músicos, los cuales plasmaron sus acordes en las cintas magnéticas de los olvidados y maltrechos estudios de Discos Fuentes en Medellín. 

Escuchar estas canciones en un volumen conservador y reservado podría ser un descomunal desperdicio. En 100 años esta bomba trópica seguirá transmitiendo sazón a ritmo de ska, rap, currulao, cumbia, swing y salsa.

Julio Estrada, ‘Fruko’, en el bajo y los timbales; Michi Sarmiento, pionero de la salsa en Colombia en el saxo alto, en los cantos; Markitos Micolta conocido como ‘la primera voz del Pacifico’; Wilson Viveros, leyenda salsera e integrante de los legendarios ‘Meros Recochan Boy’s’, son unos de los personajes de esta producción.

Los acompañan otros grandes como el percusionista Freddy Colorado y los acordes del ‘Inca del Piano’, el maestro Alfredito Linares, entre muchos otras leyendas musicales del país, quienes regresaron a sus sonidos de juventud para compartirlos y cohesionarlos con sus más jóvenes compañeros de estudio y tarima. Ellos buscaron tejer una red musical de la cual difícilmente se pueda escapar.

Gracias al apoyo del  British Council, esta 'descarga' ancestral puede congraciarse con nuestros oídos. Por supuesto, los primeros en disfrutarlos fueron los británicos. De hecho, el resto del mundo los ha sonado más que la gran mayoría de los criollos. Pero todavía los aguarda la verbena, la caseta, la fiesta de pueblo y la tienda de barrio, que siguen sin escucharlos.