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OPERA DE MUÑECAS

Carmen en un gran espectáculo en miniatura, catalogado como único en su género en América Latina.

28 de junio de 1982

Cuando Carmen, la gitana, entona su habanera y deja caer lánguidamente su pañuelo a los pies de don José, el espectador ya se ha olvidado de todo. Que son marionetas, que es un teatro pequeñito de Chapinero, armoniosamente decorado como una gran sala francesa, que no es don José quien responde sino el propio Placido Domingo y que los personajes de todo ese maravilloso escenario de fantasía sólo miden 40 centímetros. Ya se ha entrado de lleno al mundo del gran teatro de la ópera, a su argumento, a sus personajes, a su colorido y espectacular vestuario, a la música y la emoción del drama que allí se representa.
Es la temporada de ópera del Teatro de Marionetas de Jaime Manzur, quien ya recibió un merecido galardón ínternacional en Salzburgo, cuna de este arte escénico. Catalogadas como únicas en América, las representaciones de la pequeña sala de calle 60A con 14, son el resultado del empeño tenaz --durante 28 años--de Jaime Manzur, movido por su idea de lograr fomentar el teatro lírico en nuestro medio.

MUÑECOS QUE SIENTEN
La temporada de ópera del Teatro de Marionetas incluye obras que resultan atractivas para amantes y no amantes del género: "El Trovador", "Carmen", "La Traviata", "Aida", "La Boheme"... Entre ocho y dieciséis personas mueven los hilos de los muñecos tras bambalinas y lo hacen de tal manera que logran emocionar al espectador. Se vibra con los, gestos, las voces, la iluminación, el decorado, con todo. La música es grabación de los mejores tenores, sopranos y barítonos del mundo y, en el caso de Carmen, los coros ambrosianos pertenecen a la Orquesta Sinfónica de Londres, dirigida por Claudio Abbado. Es tal la enajenación a la que llega el público que, cuando la gitana cae mortalmente herida, en su traje blanco de "bailaora" española, en los brazos de don José, se produce un silencio helado y luego el público aplaude de pie.

TAMBIEN PARA NIÑOS
La filosofía de estos espectáculos es prácticamente contraria de la que se acostumbra. Es "también para niños", con matinales en sábados y domingos, con Peter Pan y todo eso, dentro de un fabuloso despliegue de puesta en escena.
En el fondo, es teatro para adultos y, una vez tenida la oportunidad de asistir a la experiencia y conocer la utilería y la guardarropía y el sistema como se trabaja este arte, nada tiene que envidiar la marioneta al actor de teatro de carne y hueso.