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Pa bailar que les pongan salsa

En los años setenta, después de mezclarse con la vida y los ritmos de Nueva York, la salsa de Cuba y Puerto Rico llegó a Cali y se extendió por toda Colombia. Treinta años después los bailarines colombianos de este género tendrán la oportunidad de demostrar que tanto aprendieron

2 de mayo de 2004

Una profesora que regresa a casa, cansada por una extensa jornada de trabajo, es sorprendida por un respetuoso piropo que un barrendero le tira al pasar; la inevitable sonrisa que sale de la profe es cortejada por un embolador, a la vez que una empleada del servicio que va para la tienda sonríe tímidamente al ser testigo de los acontecimientos. Esta escena, típica de cualquier barrio popular de Colombia, es el comienzo del montaje que el grupo Bellet La Salsa del Barrio prepara para su participación en el próximo mundial de salsa que se disputará en Puerto Rico el próximo mes de julio. Al final del montaje la vestimenta de trabajo ha sido cambiada por camisas de flores y zapatos blancos mientras profesora, embolador, empleada y barrendero bailan sin prejuicios hasta el amanecer en un bar donde sólo la salsa impone su ley.Hace dos años en un bar de Bogotá, quizás similar al del montaje, Jorge Andrés Orozco, Nora Meneses, Matilde Salazar y Miguel Ángel Ortega sintieron por primera vez su química con el baile. Víctimas alegres de esta pasión, dejaron a un lado sus carreras profesionales y se dieron a la tarea de conformar un grupo que sirviera para algo más que para ir a azotar baldosa.Dos años de ensayos y prácticas diarias y muchos premios a nivel nacional trajeron consigo el primer reconocimiento; una invitación al Congreso Mundial de Salsa que reúne a los mejores bailarines de 40 países.”Además de representar a Colombia, estos congresos son una ventana para lo que nosotros esperamos como salseros profesionales; viajar por el mundo demostrando nuestro potencial artístico y dar a conocer el buen uso que se le da en Colombia a la salsa,” afirma Jorge Andrés, quien en el grupo se desempeña como Director Artístico y Coreográfico.Y es que no son pocos los colombianos que han logrado este objetivo; famosos hoteles y discotecas de países como Emiratos Árabes, Italia, Francia, Japón y Argentina entre otros, reservan para su show principal presentaciones en las cuales los bailarines colombianos son sus protagonistas. Las discotecas populares de Colombia han venido a sumarse a las de Cuba y Puerto Rico como los destinos favoritos de los cazatalentos de salseros. De esta manera cerca de 500 colombianos han sido reclutados y se ganan la vida en diferentes lugares del mundo haciendo lo que más les gusta.”Los scouts llegan a la discoteca y rumbean como cualquier cristiano, pero eso no tiene problema porque bailar salsa es algo que se siente y no que se prepara. Así llegó nuestra convocatoria, un día nos vieron y nos recomendaron con la gente del congreso, nos pidieron un vídeo y después llegó la invitación”, dice Matilde, otra integrante del grupo.Mambo, Chachachá, Salsa Disco y Guaguanjo son los ritmos que suenan en los montajes de La Salsa del Barrio; pasearse por las discotecas populares, porque según ellos ahí es donde se encuentra la salsa de verdad, es el mejor entrenamiento; dedicación y sentimiento sus claves para haber logrado dar el primer paso. Y aunque tal vez no incluyan en su repertorio clásicos obligatorios de la salsa como twist con son del brasileño Miltiño o las siete potencias de Tito Puentes, la inmortal Celia y El Gran Combo siempre están presentes.A pesar de que generalmente el principal problema para representar a nuestro país en esta clase de concursos es conseguir el patrocinio de la empresa privada, para ellos este apoyo llegó rápidamente. Sin embargo su participación todavía no está garantizada y el repechaje para jugar el mundial depende de una respuesta positiva de la Embajada de Estados Unidos a la solicitud de la visa. Mientras tanto se seguirán preparando y en el mes de mayo participarán en las convocatorias para el concurso del Festival de Bogotá.Hace treinta años la salsa del caribe viajó, vivió y se mezcló con la vida y los ritmos de Nueva York para luego venir y provocar la felicidad y el goce de muchos latinos. Hoy la oportunidad está dada para que los colombianos demostremos qué tan buenos aprendices somos y qué tanto les agradecemos su legado.