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El éxito de Cincuenta sombras de Grey, la vendedora trilogía de E.L. James, le dio un nuevo aire a la literatura erótica. Este año las editoriales le apostarán todas sus cartas a este género.

12 de enero de 2013

La ficción erótica es uno de los géneros más antiguos y más complejos de la literatura. Su origen se remonta muchos siglos atrás con obras como Satiricón de Petronio o El Decamerón de Giovanni Boccaccio. Desde entonces, grandes autores como El Marqués de Sade, Guillaume Apollinaire, Yukio Mishima, Georges Bataille, Henry Miller y Vladimir Nabokov, entre muchos otros, exploraron sus posibilidades.

Desde el año pasado este género ha vuelto a estar en boca de todos los lectores. La razón es el éxito inusitado de Cincuenta sombras de Grey, de la autora británica E.L. James. Esta trilogía, como es bien sabido, se convirtió en un éxito comercial pocas veces visto en la historia reciente de la industria. Hasta el momento la serie ha vendido varios millones de ejemplares en todo el mundo y su autora pasó de ser una desconocida a una de las escritoras más populares del planeta. Los propietarios de los derechos de la trilogía están haciendo un negocio redondo que va más allá del mercado de los libros.

Se espera que este año salgan licencias para fabricar juguetes sexuales, lencería, perfumes, maquillaje, ropa, cremas, una línea de muebles para el hogar y hasta papelería inspiradas en escenas del libro. Algunos sex shops en Gran Bretaña ya comercializan látigos de cuero, antifaces, cintas de seda para amarrar las manos y esposas como las que utilizan los dos protagonistas. También se lanzó una compilación de canciones inspiradas en la trama, que se ha vendido muy bien en iTunes. Como si fuera poco, varios hoteles del mundo ofrecen paquetes para parejas en habitaciones ambientadas para recrear la atmósfera de algunas escenas. Y la marca de automóviles Audi está promocionando el carro favorito del millonario Christian Grey.

Sin embargo, las mayores ganancias vendrán de la adaptación al cine que hará Universal Pictures. Desde ya se barajan nombres como Robert Pattinson, Ian Somerhalder, Jonathan Rhys Meyers, Chris Pine y Alexander Skarsgård para interpretar a Grey, mientras que para el personaje de Anastasia Steele se ha hablado de Emma Watson, Scarlett Johansson, Kristen Stewart, las grandes estrellas del momento. Sea cual sea la escogencia ya se da por sentado que la producción será un éxito de taquilla.

Semejante avalancha de dinero ha hecho que las grandes casas editoriales volteen todas sus miradas hacia otras propuestas de literatura erótica. Como ocurrió hace unos años con Harry Potter, que puso de moda los libros de magia, o con Crepúsculo, que lanzó la tendencia de los vampiros adolescentes, los editores están ávidos de historias que puedan emular el éxito de Cincuenta sombras de Grey.

Uno de los primeros casos es el de la estadounidense Sylvia Day, quién publicó en agosto la primera parte de una serie llamada Crossfire. La novela, llamada Pride and Pleasure, vendió 500.000 ejemplares en su primera semana en librerías de Estados Unidos. Otra de las grandes apuestas de las editoriales es Diario de una sumisa, escrita por una periodista inglesa que utiliza el seudónimo Sophie Morgan. En el mismo registro se encuentra la novela Desnuda de la estadounidense Raine Miller, Nora de Erika Lust —una directora de cine porno para mujeres— y Treinta noches con Olivia de Noe Casado.

Se espera que todas estas novedades se vendan como pan caliente y que este año se superen los 1,4 millones dólares que generaron los libros eróticos en Estados Unidos. En el mercado hispanoamericano se replicará esta tendencia: la editorial Grijalbo, por ejemplo, ya anunció que en los próximos dos meses publicarán al menos cuatro títulos de este tipo.

La pregunta es, desde luego, por la calidad literaria de estos best sellers. Los críticos coinciden en que Cincuenta sombras de Grey es muy pobre en su escritura —algunos dicen que es una copia barata de las letras de las baladas románticas de los ochenta— y muy seguramente los otros libros serán similares. “La diferencia entre estos ‘best sellers’ y la buena literatura erótica es la sofisticación del lenguaje. Las mejores obras literarias encuentran las palabras exactas que conectan la realidad del cuerpo y la ficción. Las mediocres se limitan a hacer una descripción plana de escenas sensuales”, le dijo a SEMANA Piedad Bonnett, escritora y profesora de literatura.

Por lo pronto E.L. James ya anunció en la pasada Feria del Libro de Frankfurt que tenía ideas para cinco novelas más. Así que todo parece indicar que el sexo será el protagonista indiscutible de las librerías en 2013.


Ocho clásicos eróticos

Los lectores que no quedaron satisfechos con ‘Cincuenta sombras de Grey’ pueden volver a estos grandes títulos:

120 días de Sodoma (1785), de El Marqués de Sade. 

La venus de las pieles (1870), de Leopold von Sacher-Masoch.

El amante de Lady Chatterley (1928), de David H. Lawrence.

Diarios (1931), de Anaïs Nin.
 
Trópico de Cáncer (1934), de Henry Miller.

Confesiones de una máscara (1948), de Yukio Mishima.

Lolita (1955), de Vladimir Nabokov.

El amante (1984), de Marguerite Duras.