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PALABRAS Y FANTASMAS

La realidad cotidiana tejida con un lenguaje limpio de retórica en la poesía de Magdalena de Holguín

24 de octubre de 1983

"Oración a los dioses inertes", Magdalena Fety de Holguín. Ediciones Tercer Mundo, Bogotá, 1982.
"Las palabras continúaN fabricando el universo", dice uno de los poemas iniciales del último libro de Magdalena Fety, en el cual se avanza en el acenta lírico-evocativo-reflexivo de sus anteriores publicaciones: "Rapsodia del navegante", "Fragmentos", "María entre los muertos" .
En "Oración a los dioses inertes", la autora convoca desde la más inmediata realidad cotidiana, los fantasmas que la habitan, haciéndose presencia sostenida en el recuerdo y el instante real, observación e imaginación. Así, las hormigas "que no sabrán jamás que yo las miro, que existen y que existo"; los días de mariposa "muriendo su muerte detenida en la profundidad de alguna rosa"; la lluvia "despacio en el silencio; la tierra "esperando como todos los dioses inertes"; la aldea, los viejos, los amores, la angustia, el tiempo, los espejos, como fantasías temáticas se van tejiendo y destejiendo, haciéndose presentes en un lenguaje limpio, desprovisto de retorcimientos y retórica, con períodos muy bien logrados en su sentido primitivo, con sugerentes imágenes que penetran en la vitalidad, siendo palpables por el tacto, el gusto, la vista, con la fantasía del sueño melancólico que alcanza a decir que hay "un poco de tierra erguida sobre el mundo".
Además de la sugerente elaboración, de la palabra y el hondo sentido de reflexión que tienen estos textos poéticos, es importante destacar dos perspectivas que elabora Magdalena Fety:
la literatura de la tierra y la visión femenina. La literatura telúrica, tan constante en la expresión latinoamericana para exaltar el americanismo, es asumida por la autora como motivo de observación y reflexión. La aldea tierra, con sus animales y cultivos, con sus gentes y su historia, es un lugar para la meditación y el aprendizaje, es el lugar de la poesia y la vida natural.
La visión femenina se aleja de todo trance feminista, para integrarse a lo anterior en una preocupación por plasmar las cosas elementales, tal cual son y se vivencian, en una reciprocidad de adentro hacia afuera; por ahí mismo transita la cotidianidad, el tiempo, la soledad, volviéndose ámbito. Fundidas estas dos perspectivas, la autora busca captar el valor de la palabra que nombra el mundo y el valor de los elementos que por sí mismos establecen un acto creativo espontáneo. -
Luz Mery Giraldo -