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Para desmitificar el ‘Parsifal’

El ‘Código da Vinci’ tocó apenas de refilón el ‘Parsifal’ de Wagner. De haberlo hecho a fondo Dan Brown habría tenido que añadir más de un capítulo al libro.

Emilio Sanmiguel
6 de junio de 2004

Parsifal -que es el testamento artístico de Wagner- puede ser el drama musical más complejo de la historia. Se lo puede entender como una obra pagana, agnóstica, hindú, budista, antisemita, discriminatoria, prefreudiana, shopenhaueriana, pro defensa de la fauna, obviamente cristiana y, para enredar más el asunto, como una mezcla de todas las anteriores. Ante tamaña disyuntiva, quien no sienta prevención es por lo menos insensato. Sin embargo, para abogar a favor se puede citar a Mark Twain: “La música de Wagner es mejor de lo que suena”, porque alrededor de Wagner -especialmente de Parsifal- se ha levantado un círculo impenetrable que alguien tildó de “industria de la interpretación”. Este Parsifal de la Deutsche Grammophon, filmado en la Metropolitan Opera House de Nueva York en 1993 (producción de Otto Schenk y dirección musical de James Levine) facilita las cosas: suficientemente serio como para no irritar a los ‘iniciados’ del Grial y expertos de las leyendas ‘artúricas’, deja cierto margen de ambigüedad a los escépticos y por estar soberbiamente cantado emociona a las falanges wagnerianas. Pero sobre todo es un espectáculo hermoso y definitivamente entretenido para quien simplemente pretenda conocer y disfrutar esta obra maestra de la historia del drama musical. Lo que no es poca cosa porque sobrepasa las cuatro horas de música, que literalmente vuelan gracias, además, a la dirección de Levine y a la excepcional actuación de Siegfried Jerusalem como Parsifal, Bern Weikl como Amfortas, Franz Mazura como Klingsor y Waltraud Meier, que hace una bellísima Kundry: también las sopranos wagnerianas pueden ser provocadoramente bellas. Un buen paso en la desmitificación de la obra wagneriana.

GRIGORY SOKOLOV: LIVE IN PARIS DVD · Naïve · Forum De Grigory Sokolov (Leningrado, 1950) se dicen cosas de este talante: “Muchos están convencidos de que es el más grande pianista viviente tras la desaparición de Arturo Benedetti-Michelangeli, Gleen Gould y Sviatoslav Richter”. Palabras mayores. Este video registra su concierto en el Teatro de los Campos Elíseos de París el 2 de noviembre de 2002, con 3 Sonatas (9ª, 10ª y 15ª) de Beethoven en la primera parte y Sonata de Prokofiev (7ª), y seis danzas del armenio Komitas tras el intermedio. Suficiente material para entender la trascendencia de su arte y el entusiasmo que genera. Sokolov se crece en la serie de cinco bises que el público le exige delirante: Chopin, Couperin, Bach. Del último, Preludio en si menor en trascripción de Siloti, podría decirse que el mismísimo Bach lo asiste. Ese video permite entender el fenómeno Sokolov, un pianista que se niega a dominar la escena internacional, pero que desde hace años ha generado un fenómeno de veneración secreta, como si de una especie de santo se tratara. FESTIVAL J. S. BACH Yoyo Libros Evidentemente buena selección del corpus musical bachiano está en cinco compactos, intachablemente interpretados y a un precio muy asequible. No eluden ningún aspecto pues el sexto, un CD rom, está dedicado a la vida del autor de los Conciertos brandemburgueses. La gran novedad es que contenga, por capítulos, la Pequeña crónica de Ana Magdalena Bach, una biografía, presumiblemente de la mano de su segunda esposa, de paso la primera bachiana declarada de la historia.