Pasado y presente

La primera pintura que hizo el artista Santiago Cárdenas fue un florero, en 1958. Y la más reciente, concebida en enero de 2006, también tiene flores como elemento central. Estos son los puntos de partida y de llegada de la retrospectiva que se abre esta semana en el MamBo sobre la producción de este gran pintor colombiano. Es un recorrido a través de 120 de sus obras que permitirá un repaso por todos sus períodos: desde sus paraguas y vestidos hasta sus famosos pizarrones que todavía pinta. "Fontcuberta, artista español, decía recientemente que 'la muerte de la pintura' sirvió para que renaciera con más fuerza. La obra de Santiago Cárdenas es un ejemplo de esta afirmación. Lo vemos en su más reciente producción, titulada 'Sombras', una muestra de virtuosismo, de maestría. Esta retrospectiva nos permitirá ver todos sus períodos, pero, en especial, lo que ha hecho en sus últimos 10 años, obras que no se han visto en el país", comenta María Elvira Ardila, curadora de la exposición.

Estas últimas obras, según Ardila, son un homenaje al silencio, con fondos blancos (al estilo Malevich), pero con la sutil presencia de árboles, de flores, de jardines. No es el único homenaje presente en su producción: también hay referencias a De Kooning y Pollock, dos representantes del expresionismo abstracto, movimiento que tanto atrajo a Cárdenas cuando vivía en Estados Unidos. Los fondos aluden a la obra de estos artistas, pero en los primeros planos se reconocen elementos propios de su simbología como los ganchos, los vestidos, los sombreros. La retrospectiva también servirá de remembranza a Espacios Ambientales, la exposición histórica promovida por Marta Traba y Álvaro Barrios en 1968. Ese año, Cárdenas se dedicó a pintar las paredes del museo de la misma manera como ya estaban, "era como clonar el espacio", recuerda el artista, quien hará lo mismo en esta oportunidad en la Sala Alejandro Obregón.

Se ha dicho que su obra estuvo muy cerca del pop art y del hiperrealismo. "El arte pop me influyó en la medida en que rompió con el arte abstracto, por el hecho de ser figurativo, pero no me llamaba tanto la atención porque fuera una reivindicación de la sociedad de consumo, eso no me interesaba para nada", dice. Respecto a sus pinturas de gran formato que representan paredes, enchufes, o puertas, dice que la mayoría de los seres humanos pasa buena parte de su vida entre cuatro paredes, y que esas cuatro paredes, tan presentes en la cotidianidad, deberían figurar también en la vida pictórica. Así lo ha hecho de manera espléndida.

Vestidos, corbatas, ganchos, tableros, entre otros objetos, son los personajes centrales de su obra. A su regreso a Colombia, en los años 60, se interesó mucho al ver cómo los bogotanos, sin importar su profesión, vestían de manera similar y cómo esta indumentaria era exhibida para la venta en las propias calles, ni siquiera en las vitrinas. "Pintaba estos objetos porque me era más difícil pintar la gente ahí adentro", dice. También hay serruchos en sus pinturas, una mirada humorística a la política y menos pretenciosa que la del llamado 'arte político' que también encontró en esa época. Sus tableros o pizarrones surgieron de la inquietud de captar la atención del espectador que entra a los museos sin saber muy bien qué mirar en medio de evidentes afanes. Para él, los tableros cumplían el objetivo: eran tableros como los que hay en los salones de las universidades con la huella de la tiza. La retrospectiva abarca los momentos más importantes de su producción artística. "De todos los períodos hay cuadros muy flojos, pero eran inevitables para luego llegar a unos mejores", dice Cárdenas. La muestra estará abierta desde este 23 de febrero hasta el 30 de marzo.