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Perfume de mujer

La actuación como ciego de Al Pacino puede hacer que esta película se lleve más de un Oscar.

19 de abril de 1993

ACOSTUMBRAdo a la buena vida que llevaba al ser un alto oficial del ejército norteamericano, colaborador cercano de Lindon Johnson, el coronel Frank Slade ha arruinado su ascendente carrera al quedar accidentalmente ciego.
En un fin de semana en Nueva York quiere recuperar sus añorados tiempos de lujosos hoteles, pomposas fiestas y hermosas mujeres, guiado por su desarrollado olfato, capaz de diferenciar y reconocer a la perfección el perfume de cada mujer, y por el joven estudiante Charlie Simms, contratado para hacerle compañía. Pero en el fondo, las intenciones del coronel Slade van más allá de la diversión. Durante el viaje, coronel y estudiante deberán optar, bajo diferentes parámetros, por una trascendental decisión moral.
Este argumento sirve para elaborar la historia de la película Perfume de mujer, del director Martin Brest, con guión de Bo Goldman y la actuación de Al Pacino, en el papel del ciego coronel.
Firme candidato para llevarse los cuatro óscares a los que está nominado, este filme hace parte de una nueva categoría cinematográfica, que consiste en la americanización de los grandes éxitos europeos, como Cousin, Cousine; tres hombres y un bebé, La Chica de rojo y Los tres fugitivos. La más famosa, aunque con un gran intervalo entre realización francesa y adaptación norteamericana, ha sido Sin aliento (1960), de J.L. Godard, con Jean Paul Belmondo. La misma película fue llevada a la pantalla en 1983 con Richard Gere. Sin ir más lejos, el propio Gere es protagonista de otra adaptación que será estrenada en Colombia en pocos días. Se trata de El regreso de un extraño, un "remake" de la producción francesa El regreso de Martin Guerre. Todo esto sin hablar de la versión americana de La femme Nikita, que aparecerá en la pantalla grande al final de este año y cuyo papel principal está a cargo de Bridget Fonda.
En el caso de Perfume de mujer, el guión de Goldman aclamado por su éxito Atrapado sin salida es la adaptación de una gran película italiana de 1974, Profumo di donna, del director Dino Risi.
La caracterización de Vittorio Gassman como el oficial invidente, le valió el premio al mejor actor en el Festival de Cannes ese año. La versión norteamericana no descuida al personaje, íntegramente del definido por Pacino. Sin embargo es en la historia donde se presentan las grandes diferencias.
Tal vez para asegurar el éxito en taquilla de la juventud estadounidense, Goldman y Brest introducen elementos similares a los utilizados por el director Peter Weir en La sociedad de los poetas muertos. Elementos que tienen que ver con el honor estudiantil y el triunfo final de los valores éticos juveniles sobre la rígida doble moral de la institución educativa.
La actuación de Al Pacino es una de las grandes atracciones oe la película, aunque es evidente que está concebida para un Oscar, al igual que la de Anthony Quinn en Zorba, el griego; Dustin Hoffman, en Rainman; y Daniel Day Lewis, en Mi pie izquierdo.
En consecuencia, es una interpretación un tanto sobreactuada, con excelente conocimiento del personaje y brillante dirección, pero con el síndrome de una caracterización que persigue robarse ese show. Como Al Pacino ha sido varias veces nominado para el Oscar por caracterizaciones inmortales como la de Michael Corleone, lo más probable es que este año lo consiga.
Sin embargo, por su naturalidad en el personaje y el espíritu que le imprime, la revelación del filme es el joven Chris O,'Donnell, quien hace el papel del estudiante, un actor desconocido para el público pero que se lleva los aplausos por la discreción a la hora de hacer verdaderamente real su interpretación. O'Donnell pasa inadvertido, y en eso radica su éxito como actor.
Sin duda, la escena más hermosa de la película y la que marca el punto más alto de la producción, es aquella en la que el coronel ciego Pacino- baila un tango en un restaurante, con una desconocida. La escena conmueve de tal manera, que el público no puede evitar aplaudir al final de la pieza. La verosimilitud del baile de tango contrasta con lo inverosímil de la secuencia en la que el mismo Pacino maneja a toda velocidad un Ferrari por las calles de Nueva York.
En una época en que las grandes producciones sobresalen por los efectos especiales y la alta tecnología, Perfume de mujer resulta ser una película esencialmente bella, donde el único efecto especial es su dimension humana.