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PINCELADAS DE HISTORIA

8 ensayos en torno a los problemas del arte.

23 de abril de 1984


"Historia del mundo: Historia del arte" Dieter Jahnig.
Fondo de Cultura Económica. México 1982. 350 páginas.
Desde hace ya un cierto tiempo la cultura europea ha venido redescubriendo el interés por la historia; o el gusto por ella; o su vigor vertido sobre el presente. Es igual; el hecho es que tras las zarabandas sociológicas y políticas de los años 60-70, Occidente mira de nuevo hacia el pasado, quizás para reencontrar su destino extraviado en la mutación de todo un lapsus cultural:
la politización y colectivización de esos años hoy cede el paso a la recuperación de la individualidad, se renueva el fervor por la filosofía y por supuesto también por la historia. Eugenio Ionesco, quien aportó una buena parte de los platos fuertes en el banquete del Teatro del Absurdo, vuelca ahora su mirada interrogadora a la cultura, de manera retrospectiva se ocupa de la historia. Milan Kundera, novelista disidente de la Checoslovaquia invadida por los soviéticos, busca, con los interrogantes del presente, las respuestas en el pasado y como un nuevo escéptico define su proyecto literario con una lúcida radicalidad: "La novela -ha dicho Kundera- no puede seguir viviendo en paz con el espíritu de nuestro tiempo: si aún quiere progresar, en tanto que novela, ha de hacerlo contra el progreso del mundo". Kundera anuncia un resurgimiento, a la vez que constata un hecho actual: el advenimiento de una metamorfosis literaria: la historia se hace novela a la vez que la novela descubre en la historia su material. "Las memorias de Adriano" de Marguerite Yourcenar y "El nombre de la rosa" de Umberto Eco, son los dos puntos extremos de este péndulo, el péndulo de la historia. "La noche de los tiempos", la última novela de Norman Mailer, su novela egipcia, conjuga y practica ambos acordes, crea una especie de armonía mayor con su tema histórico.
Si la tendencia actual en la literatura de resonancia universal tiene tan fuertes vínculos con la historia, la misma disposición aparece en el quehacer intelectual de la vida contemporánea; ya sea en el medio académico, en el del divulgador y ensayista, o en el del aficionado que sabe valorar las obras del espíritu; la historia está presente.
Ahora, que un libro que aparece con un título tan sugestivo como "Historia del mundo: Historia del arte" se resuelva en torno a las preguntas básicas ¿En qué consiste la realidad de la historia? y ¿En qué consiste la estructura histórica del arte? es ya una ocasión que excita la curiosidad ante un tema tan vasto y tan enormemente atractivo. Hay que advertir, no obstante, que si el libro lo hubiésemos comprado impulsados por lo que el título promete, muy probablemente la desilusión habría sido inevitable ante los temas que el índice contiene. No es que éstos carezcan de interés, de ninguna manera; pero un título tan general abarcador y promisorio tiende a volverse irreal en el momento de concretar, capítulo por capítulo, tan amplia materia. De los ocho ensayos que se agrupan en el volumen, seis son grandes esbozos de problemas fundamentales en el arte; los otros dos, erráticos y vagos, carecen de mayor importancia. "Arte y realidad", "Perjuicio y utilidad de la historia moderna según Nietzsche", "De cómo se libera el arte de la metafísica en "El origen de la tragedia de Nietzsche"", "El arte en la época del trabajo" ("pensamiento bayreuthiano de Nietzsche") "Periodo clásico e historia" y, finalmente, "Realización" (sobre el cubismo de George Braque) son los ensayos que dan toda la importancia a este volumen. En él, el lector que se ha interesado por Nietzsche, encontrará que las preguntas filosóficas planteadas por la critica nietzscheana, el autor las replantea en el terreno de la historia, en donde Nietzsche fue fértil, pero inconstante; recuperando, por decirlo así, el lugar común en donde se unen pensamiento filosófico, crítica a la cultura y una voluntad artística en pleno ascenso.