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POR AMOR AL CINE

A raíz del LIII Congreso de la Fiaf, celebrado en Cartagena, la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano le juega a la recuperación del cine aficionado.

2 de junio de 1997

Para el común de la gente el cine aficionado viene a ser algo así como un video casero, incluso uno de esos que participan en los populares programas de locos videos. Pero lo que para muchos cineastas inexpertos es una simple diversión familiar, para los expertos en conservación y archivos fílmicos puede constituirse en un preciado tesoro documental. La preocupación por rescatar este patrimonio inadvertido durante tantos años fue la que llevó a la Federación Internacional de Archivos Fílmicos -Fiaf- a abordar el tema durante el LIII Congreso Internacional de la institución, realizado en Cartagena a finales del pasado mes de abril en homenaje a los 100 años del cine colombiano.
El resultado ha sido tan enriquecedor como apasionante. Los delegados de cerca de 150 instituciones afiliadas a lo largo y ancho del planeta se dieron cita en La Heroica para analizar y discutir tácticas y estrategias en el propósito de reunir y clasificar un material del que se tiene escaso conocimiento pero que podría convertirse en un valioso elemento antropológico. "Las filmaciones familiares, así como los documentales aficionados hechos durante tanto tiempo en super 8, por ejemplo, con el correr de los años se van transformando en documentos reveladores de las costumbres y la cultura de los pueblos", afirma Jorge Nieto, director de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, organización anfitriona del evento. "El reto es buscar esos documentos y archivarlos de manera que sirvan de testimonio histórico, al lado de las filmaciones profesionales".
En términos generales una película aficionada es aquella que, independientemente de su género, ha sido realizada por cineastas aficionados o profesionales sin ánimo comercial. Su nombre lo dice todo. El término amateur significa amador, es decir que quien practica el cine amateur es porque lo hace simplemente por amor. En este sentido no sólo los filmes parroquiales que enriquecen los álbumes familiares hacen parte del cine amateur. También pertenecen a este género películas tan valiosas como El perro andaluz, de Luis Buñuel, realizada como un simple juego entre amigos, y en Colombia filmes tan importantes como la versión cinematográfica de María, realizada por Enrique Grau, o las películas de Luis Enrique Arocha.
Así las cosas, para los especialistas el cine aficionado adquiere relevancia inusitada en la medida en que las cintas amateur, improvisadas o no, pueden ser igual o -si se quiere- más sinceras como documento histórico que el propio cine profesional. Razón de más para que la Fiaf, con la Fundación Patrimonio Fílmico, la Cinemateca Distrital y la Cinemateca del Caribe a la cabeza, hayan trazado el camino para la preservación de un acervo en el que bien pueden estar varias de las claves del complejo acontecer del siglo XX.