Home

Cultura

Artículo

Postmodernismo puro

Cada día el arte tiene menos que ver con la belleza estética y más con el contenido de la obra. Ahora lo que importa es causar una impresión, antes que agradar al público.

20 de septiembre de 1993

UN DIA CUALQUIERA, A MARCEL Duchamp se le ocurrió que un orinal también podía ser una obra de arte. Y le creyeron. Al principio con cierta reticencia, pero 400 años dessués la idea tomaría la madurez suficiente para que naciera el postmodernismo.
Con visibles precursores como el mismo Duchalnp, el alemán Joseph Beuyz y el grupo Fluxus, en Nueva York, el arte contemporáneo arrancó en 1968. Y a partir de entonces, no son pocos los que consideran que el arte se ha transformado en un verdadero caos. De hecho, los artistas han dejado atrás el óleo y el pincel y trabajan con cualquier material. Desde lavadoras, autos estrellados, tubos de oxígeno, videos y computadores, hasta animales disecados, medias de mujer, sillas oxidadas, bolsas plásticas y piezas industriales. El artista se ha salido de la bidimensionalidad del lienzo para crear sensaciones no solo óp ticas, sino también táctiles, auditivas y olfativas. Para los más conservadores, estas manifestaciones son simplemente antiestéticas y en consecuencia no tienen ningun valor artístico. Pero para los más liberales, el postmodernismo ha descubierto el verdadero sentido del arte: provocar un impacto, sea cual sea el medio para hacerlo, sin aplicar criterios estéticos. No importa la belleza de la obra, sino lo que ella diga.
Esta revolucionaria visión ha causado una de las polémicas mas agudas de la historia del arte. Si bien la libertad de expresión es ahora más amplia, hay quienes no ven en ella sino decadencia. Sin embargo, el tema es más delicado de lo que parece pues detrás de la concepción del arte contemporáneo hay fuertes razones que la sustentan.
El mundo artístico llevaba decadas viviendo bajo el influjo del modernismo. Para sus representantes, lo importante era la búsqueda de un estilo y un lenguaje propios desde el punto de vista estético, antes que el contenido directo de la obra. Pero llego mayó del 68, y con él, el rompimiento total con la tradición. Si en el modernismo imperaha la originalidad, el postmodernismo antepuso la idea a la cualidad estética. Si el modernismo fue cada vez más estricto en el lenguaje y se atomizó en innumerables corrientes (minimalismo, cubismo, estructuralismo, etc.), cada una intentanto reducir su campo de accion a la manifestación más pura del lenguaje, el postmodernismo acabó con las "tendencias" con el lema de "toda vale, con tal de que diga algo". El modernismo había llegado al punto de prescindir del objeto: el artista dejaba escrito en un papel el concepto de la obra, pero no la hacía realidad en la materia. El postmodernismo rescató el objeto, el más trivial y cotidiano, pero también el más contundente, para transformarlo en arte.
"Para los artistas del 68, afirma Eduardo Serrano, curador del Museo de Arte Moderno de Bogotá, era ridículo ignorar la ebullición de ese momento insistiendo en buscar las formas puras del modernismo. Era necesario expresar lo que el mundo vivia, antes que pensar en perfeccionar las técnicas". En efecto, el mundo artístico se contagió de esta forma de manifestación, con cierta indiferencia ante lo que pensara el público. Y al parecer, ya no hubo forma de volver atrás. Hoy no existe ningún evento artístico internacional que no presente propuestas postmodernas; y cada vez es mayor su aceptación como formas válidas de arte.
Aunque en Colombia todavía no se ha adoptado del todo la idea, los jóvenes talentos han empezado a romper el esquema, siguiendo el ejemplo de países como Brasil y Venezuela, que están dedicados en forma continua a adquirir y promocionar este tipo de arte.
Algunos lo tildan de efímero, otros lo consideran algo grotesco difícil de asimilar. Pero Io cierto es que las propuestas contemporáneas se están tomando los escenarios artísticos con ideas cada vez más novedosas. El objetivo es acabar con la idea del arte comercial de galeria, para convertirlo en un arte público.
Aunque es difícil saber hasta dónde va a llegar el postmodernismo, todo parece indicar que el siglo XXI será la gran vitrina para que el arte contemporáneo alcance su punto más alto de desarrollo y la pintura sea vista entonces como algo histórico.