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Cuatro amigos se alojan en una suite del Caesars Palace de Las Vegas para pasar la noche más loca de sus vidas

Cine

¿Qué pasó ayer?

Una enloquecida despedida de soltero es el punto de partida de esta decorosa comedia gringa.

Ricardo Silva Romero
15 de agosto de 2009

Título original: The Hangover.
Año de estreno: 2009.
Director: Todd Phillips.
Actores: Bradley Cooper, Ed Helms, Zach Galifianakis, Justin Bartha, Heather Graham, Sasha Barrese.

El hastiado Phil, el reprimido Stu y el absurdo Alan despiertan muertos del guayabo, en una suite del Caesars Palace en Las Vegas, sin memoria de la despedida de soltero que acaban de celebrar. Un sillón se está incendiando. Un tigre que se ha tomado el baño los obliga a aguantarse las ganas de orinar. Y un bebé recién nacido, que jamás habían visto, se queja a su manera de que lo hayan abandonado en el armario. Pero nada de eso es lo más grave. El problema es que Doug, el futuro marido, que ya debería estar preparándose para la boda, ha desaparecido de la faz de la tierra. Y ninguno de los tres tiene la menor idea de en dónde comenzar a buscarlo.

Ya está. Ese es el punto de partida de ¿Qué pasó ayer? Que es, como cualquiera puede imaginarse, una comedia gringa decorosa. Y advierto, de una vez, que no es una ironía.
Hubo un tiempo en que a la gente le gustaba hablar mal de las comedias gringas. Porque sí. Por gringas. Porque ciertos espectadores suelen aferrarse a sus prejuicios. Porque daba estatus preferir, por ejemplo, el humor inglés. Ese tiempo, por fortuna, ha terminado. Hoy día está claro que la historia del cine está llena de estupendos comediantes estadounidenses (desde Buster Keaton hasta Mel Brooks, desde Groucho Marx hasta Woody Allen), y se entiende bien que, después de series de televisión como Seinfeld, Curb Your Enthusiasm o 30 Rock, y de largometrajes como Lars and the Real Girl, Juno o Superbad, para citar sólo las joyas más recientes, hablar mal de las comedias norteamericanas porque sí, en abstracto y sin haberlas visto, es de una torpeza infinita.

La entretenida ¿Qué pasó ayer?, con sus pequeños dramas y sus escenas imposibles, se para sobre hombros de gigantes de la comedia gringa de los últimos 30 años: parte de lo que ha hecho la gente del programa de sketches humorísticos Saturday Night Live, aprovecha esa locura universitaria que logró captar el grupo de la revista National Lampoon, no le teme al absurdo que John Landis exploró en sus sátiras de los 80, retoma ese “malestar de los acomodados” que John Hugues (fallecido, de golpe, el pasado 6 de agosto) descubrió en películas como The Breakfast Club (1985), Ferris Bueller’s Day Off (1986) y Planes, Trains & Automobiles (1987), e insiste en esa vulgaridad con corazón que las películas de Judd Apatow, Virgen a los 40 (2005) y Ligeramente embarazada (2007), han puesto de moda.

El resultado es un largometraje divertido que produce risa, tristeza y angustia al mismo tiempo.

A ¿Qué pasó ayer? le falta algo, sin embargo, para estar a la altura de sus predecesoras: salvo el barbudo Alan, que por lo demente parece haberse escapado de un capítulo de la serie animada Padre de familia, sus personajes son más bien genéricos. Los queremos porque sí. Porque no querríamos estar en su situación. Y la gracia habría sido conocerlos.