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A QUIEN LE CAIGA EL GUANTE...

300 años después, el burgués arribista de Moliere no pasa de moda.

9 de septiembre de 1985

El burgués gentilhombre es la primera muestra efectiva del intercambio que se está llevando a cabo entre el Theatre du Triangle (París) y El Libre de Bogotá. Así, Hervé Van Der Meulen es el director de la obra aquí, mientras en París, Ricardo Camacho monta "Un muro en el jardín".
La historia del señor Jourdain, el protagonista de "El burgués gentilhombre" tiene tanta vigencia hoy en día como en 1670 cuando se estrenó en la corte de Luis XIV. Un hombre de origen burgués, en su empeño por querer ser como los de "alcurnia", trata de vestirse igual a la nobleza, toma clases de baile, música y se inicia en la filosofía con un maestro que, ante la imposibilidad de introducir a su pupilo en los misterios de la lógica o en las leyes de la física, opta por empezar con una lección explicativa y gesticulativa de las vocales. Así, el profesor va mostrando cómo la letra E, por ejemplo, se forma al acercar la quijada de abajo a la de arriba, y, ante la fascinación de su alumno que descubre todas las posibilidades de la "ciencia", continúa describiendo cada elemento del alfabeto. Es una de las escenas más jocosas y mejor logradas de la pieza que dan pie para que el público ubique al personaje. Sin embargo, las actitudes del señor Jourdain, aunque lo hacen aparecer ridículo ante los ojos de todo el mundo, denotan una ingenuidad que cautiva al público.
La trama del burgués que quiere subir de categoría (tema cotidiano en su tiempo y ahora) fue solamente un recurso que utilizó Moliere para propiciar el desenlace. La idea de introducir en la obra el elemento turco -que estaba de moda en la época- vino del rey Luis XIV en un deseo de ridiculizar las costumbres y los habitantes del lejano país. Dado que era un tema difícil de integrar, Moliere decidió que tanto la inocencia del señor Jourdain como su deseo de ser noble -que lo llevaron a negarle su hija a Cleonte cuando éste le pidió su mano, por no ser de alta alcurnia- eran los únicos caminos que podían conducir a la ceremonia turca. Porque, Cloviello, al ver a su amo tan afectado por no poder casarse con Lucilla, se ingenia un plan en el cual Cleonte representará al hijo del Gran Turc y él será el intérprete que pida la mano de Lucilla para el noble viajero, al mismo tiempo que le darán al señor Jourdain la condecoración turca de maramouchi. La ceremonia, que incluye a todos los actores en el escenario en forma simultánea, combina música de diversos ritmos con bailes cuidadosamente ejecutados y actos solemnemente ridículos como cuando colocan un enorme libro en la espalda del burgués gentilhombre quien mira el espectáculo con ojos maravillados y a la vez orgullosos por ser él su centro. Como es característico en las obras de Moliere, todo termina bien y cada uno de los personajes acaba consiguiendo su meta: Cleonte y Lucilla se casan al igual que Cloviello y Nicolasa,mientras que el Conde y Dorimena anuncian su boda. Debido al buen manejo que se le dio a todos los elementos, "El burgués gentilhombre" se convirtió en una de las mejores comedias-ballet, estilo creado por Moliere en miras de agilizar más el diálogo entre los personajes al incluir música y danza. Y aunque sea una pieza ligera, en ella se hacen presentes la gran observación de la psicología humana y el juego de los sentimientos que caracterizan todas sus obras.
Dentro de los actores, todos muy bien posesionados de su papel sobresale Germán Jaramillo quien interpreta al señor Jourdain con maestría. No sólo por la naturalidad con que asume el rol sino también por la facilidad con que maneja el lenguaje gestual: las muecas que hace al aprender las vocales y los diversos matices que aparecen en su cara cuando lo están convirtiendo en maramouchi, durante la ceremonia turca, armonizan perfectamente con el papel del burgués gentilhombre. De la misma manera, Cloviello encarnado por Germán Escallón demuestra gran calidad en su actuación al asumir varios papeles en la obra, ya que al principio es el criado de Cleonte para luego convertirse en el intermediario entre su amo y el señor Jourdain, traduciendo el turco, bailando y cantando en la famosa ceremonia.
En un escenario simple y adecuado cuyo fondo está cubierto por espejos y dos lámparas de cristal con briceros colgando del techo, típicos de la época, se desarrolla la obra. A juzgar por los resultados, salta a la vista el cuidado con que fue diseñado por el maestro Roda y ejecutado por Pedro Nel López el vestuario, los adornos bordados del traje del señor Jourdain, el sombrero de turco de Cloviello y hasta el mínimo detalle está minuciosamente elaborado. Para ser 30 los personajes en escena, contando músicos, bailarines y actores, la coordinación es bastante buena.
Pese a ser una simple comedia, Moliere logra insertar en ella ciertos valores y situaciones que son patrimonio de la humanidad. El sentido común, reforzado por proverbios de la señora Jourdain, el conocimiento popular encarnado por Nicolasa, la viveza para aprovecharse del dinero del señor Jourdain sin tener intenciones de devolverlo del Conde, y el amor inquebrantable entre Cleonte y Lucilla son aspectos que nunca pasaran y que, por medio de la observación y del talento de Moliere vemos recrear en las tablas 300 años después.

HABLA EL DIRECTOR
SEMANA: ¿Qué valor tiene para Colombia el montaje de "El burgués gentilhombre" por el Teatro Libre, bajo su dirección?
HERVE VAN DER MEULEN: Esta obra representa una realidad social adecuada al momento y lugar en que se presenta. En Colombia hay muchos nuevos burgueses gentileshombres que tratan de imitar los comportamientos y costumbres de los viejos y que hacen de su vida en el nuevo círculo social toda una representación de teatro. Esta obra está dedicada a todos ellos.
S.: ¿ Y qué elementos utiliza en el montaje para que se vea así?
H.V.D.M.: Nosotros quisimos montar la obra con todo el rigor de un clásico, es representada como en la época de Moliere; pero queremos mostrar también el teatro dentro del teatro y para ello dispusimos de un escenario dentro del escenario, para que el protagonista haga su representación ante los ricos. Dispusimos también de un inmenso espejo como telón de fondo en la escenografía, para que los burgueses gentileshombres de Bogotá también se vean mientras presencian la función.
S.: ¿Qué facilidades encontró en el país para hacer su trabajo?
H.V.D.M.: A mí me tocó llegar con todo preparado de antemano, yo recibí la traducción que el Libre había hecho del texto en París y sobre ella elaboré todo un programa de trabajo. Una vez en Bogotá yo ya sabía cuántos pasos debería dar cada personaje en determinado parlamento y hacia qué dirección.
S.: Por odiosa que resulte, ¿cómo se haría una comparación entre el Grupo de Teatro Libre y El Triangle?
H.V.D.M.: Difícil... Empezando los actores franceses sí vivimos del teatro, mientras que aquí me doy cuenta que tienen que hacer otros oficios para subsistir. El actor francés conoce muy bien la técnica clásica, cosa que no sabían los del Libre, ellos nunca habían caminado en tacones, no conocían las normas del fraseo y no sabían manejar pelucas; pero los colombianos tienen un amor al arte que los franceses no tienen y se les facilita mucho más construir un personaje porque su imaginación es mucho más desarrollada.
S.: Para el burgués gentilhombre bogotano que vea la obra podría resultar ofensiva...
H.V.D.M.: Pero también enaltecedora, porque Moliere pone las más nobles reflexiones sobre el amor en la boca del protagonista.