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RADIO BEMBA

Vuelven los chismes de un pequeño pueblo en la última obra de David Sánchez Juliao.

13 de junio de 1988

Durante toda su carrera de investigador y escritor, David Sánchez Juliao ha gozado reconstruyendo la vida cotidiana, las costumbres, el lenguaje, las comídas, las actitudes y la conciencia colectiva de los habitantes de la Costa Atlántica colombiana. Parlicularmente, de esa region que glra alrededor del Sinú y los pequeños pueblos que bostezan perezosamente mientras los jeeps le hacen competencia a las vacas y a los chivos sueltos de madrina. Su nueva novela, " Buenos días, América", editada por Planeta, también tiene que ver con ese microcosmos doméstico. En esas mujeres que intercambian chismes y rumores, con esos hombres que hablan mal de los demás, con esos desposeídos que contemplan el espectáculo cotidiano de los que sí tienen y son capaces de pasarse varias horas en la esquina de la Iglesia narrando aventuras inverosimiles cargadas de malas palabras. Pero ahora ese microcosmos gira alrededor del acontecimiento que, en la vida real marcó para siempre la bucolica existencia de una ciudad pequeña llamada Lorica: la inauguración de la estación de radio que alteró para siempre los sentimientos de miles de anonimos habitantes para quienes, escuchar a un locutor que hablaba de personas, cosas, sitios y acontecimientos que estaban a pocos pasos de distancia, bajo el sol desesperante, ya era demasiado.

En el fondo, "Buenos días, América" (el nombre hace referencia a una mulata que trae locos a todos en Lorica, con su ropa escasa y apretada, con su melena lacia y sus ojos profundos, conocedora de todos los estragos que causa, es también la historia de la radio colombiana, con sus tropiezos, y, sus momentos sublimes y ridículos, sus trasnochadores, su sentimiento de lo nacionalista y lo cursi, su solidaridad humana y tambien todo el espectáculo de circo que hay detrás de una simple palabra pronunciada por un micrófono .

No es el mejor libro del autor pero sabe conservar uno de los elementos más valiosos en Sánchez Juliao, su destreza para la descripción, el empleo de las palabras justas para retratar un personaje, una situacion o un diálogo. Quizáss por sus vinculaciones con la televisión, se siente en estas páginas una total visualización de la historia narrada, aquí están dados todos los colores, sabores, olores y sonidos indispensables para que las imagenes sean más completas y en esto, en las descripciones, aun de los momentos más ridículos o cotidianos, Sánchez Juliao ha logrado desarrollar un sexto sentido que lo convierte en uno de los autores más buscados por quienes quieren un libro fácil, sencillo, sin pretensiones intelectuales y como en este caso, quizás trabajado menos que los anteriores.

El Pupi, un hombre lanzado a la fama al convertirse en el locutor de la emisora de Lorica, es un personaje tan vivo, tan lleno de contradicciones y vacíos, tan angustiado y soñador como lo son el Flecha, el Pachanga, Fosforito y los demás personajes de libros, discos y casetes de este autor.
El Pupi (llama pupilos a los demás, se siente todo un catedrático), es locuaz, siente una fascinación morbosa hacia la palabra, exhibe una pirotecnia verbal que nadie puede frenar, suelta rumores y comentarios malintencionados y desarrolla lo que en la novela se convierte en una de las zonas más entretenidas: el estilo muy personal para las cuñas, jugando con el doble sentido, trastocando identidades, vulgarizando ciertas situaciones y burlándose de todos, desde el Nuncio hasta Beethoven, pasando por los ricos Lavalle y los intelectuales del pueblo. El Pupi es como un nuevo escribidor pero oral, atrevido, ambicioso, obsesionado por una mujer, irrespetuoso, convencido de que la vida es muy corta y aun los anuncios de las funerarias deben ir cargados de humor... negro.

Quienes gozan más con esta lectura son los habitantes de los pueblos donde las emisoras de radio son y seguirán siendo durante mucho tiempo, el eje vital de todos los días. No hay nacimiento, muerte, matrimonio, cumpleaños, compra, venta, transacción sentimental o-comercial, viaje, inauguración y en fin no hay acto particular o comunitario que pueda existir sin la presencia de la radio, sin que ésta lo registre y sobre todo, a la manera del Pupi, este hombre enamorado de una muchacha que resume las obsesiones eróticas de Sánchez Juliao .

"Buenos dias, América", como todo lo escrito por este robusto y locuaz escritor, es para ser oída y no leída.
Su ritmo es oral, tiene cadencia, juega con los movimientos físicos de las palabras y hay que escucharlo una madrugada, leyendo algunos fragmentos, especialmente los avisos comerciales, las noticias y las complacencias para comprender que, por encima de todo, Sánchez Juliao se divierte muchisimo contando estas historias y cuando comienza, no hay quién lo pueda frenar. --