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Ciclo de cine africano de gira por Colombia.

14 de diciembre de 1987

Varios años atrás el director francés Jean-Jacques Annaud se burlaba de los colonizadores europeos que intentaban desbaratar los últimos vestigios de la auténtica cultura africana, con su largometraje premiado con el Oscar, "Blanco y Negro en colores", lleno de humor negro e irreverencias. El ataque de Annaud (el mismo realizador de la actual "El nombre de la rosa"), es la mejor referencia al ciclo que ahora se presenta en la Cinemateca Distrital de Bogotá y que pronto llegará a otras ciudades colombianas, con una muestra que sirve para descubrir una cinematografía totalmente olvidada, aplastada bajo la invasión de las películas norteamericanas que en los últimos años acusan un tremendo cansancio, en contraste con estas películas modestas, realizadas con escaso presupuesto, con historias simples y directas que apelan a la complicidad inmediata del espectador.
El ciclo, obviamente, incluye a quien es considerado el gran maestro e iniciador de las numerosas corrientes que actualmente sacuden estas cinematografias, Usmane Sembene, de quien han sido incluidas dos películas de 1968 y 1971, "El Giro" (la crónica amarga del senegalés musulmán que recibe un dinero desde París y se enfrenta a toda clase de complicaciones burocráticas), y "Emital" (la película que sirvió para abrir los ojos de los campesinos africanos quienes, en varios países, rechazaron el cobro de impuestos, situación que le valió al realizador ser expulsado de muchos sitios, por indeseable).
A la zaga de otras industrias y peleando para conquistar su derecho a ser exhibido aún en sus mismos países, el cine africano emerge como un elemento combativo, fresco, ingenuo, amoroso con los niños y las mujeres, desechando las trampas intelectuales y dejándose arrastrar por un humor que los europeos han tratado de imitar. Incompleta por razones obvias (la Cinemateca Cubana ayudó con el préstamo del material), la muestra es muy interesante y ofrece dos películas de Argelia ("Los nómadas" de Sid Alí Mazif, 1975 y "Omar Gatlato" de Morzak Allouache, 1976), una película de Nigeria ("Cabascabo" de Gumarou Ganda, 1968), una de Túnez ("El sol de las hienas" de Ach-Chama Wahd Dhiba, 1975-77) y dos películas realizadas por egipcios ("La tierra" de Youssef Chachine, 1969 y "La Momia" de Chadi Abdel Salah, 1975).
Estas películas africanas no tienen nada que ver con el material que el espectador colombiano acostumbra a mirar cotidianamente, es un cine imperfecto, sin alardes técnicos pero con una profunda convicción en convertir estas historias en pretextos para analizar la realidad que los rodea, un poco como el cine cubano en los primeros años de la Revolución, cuando era más fresco, más torpe y también más poético.