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Recuerdos del futuro

La mayoría de ganadores de la XIX Bienal de Arquitectura integran el futuro del oficio con raíces y saberes del pasado.

25 de julio de 2004

Para ganar el Premio Nacional de Arquitectura ya no hace falta ser un venerado maestro de 50 ó 60 años ni contar con un taller con asistentes y computadores con programas especializados en diseño. Tampoco son indispensables maestrías ni doctorados. En 2004, cuando la Sociedad Colombiana de Arquitectos celebra 70 años de existencia, el ganador en la categoría de Proyecto Arquitectónico fue Simón Hosie, un profesional de 28 años graduado hace apenas cinco. Su mérito es aún mayor si se tiene en cuenta que el jurado lo eligió unánimemente entre propuestas de talleres que desde hace rato han trascendido las fronteras de Colombia. El jurado, al premiar a Hosie, decidió mirar hacia el futuro. Su proyecto, la biblioteca pública La Casa del Pueblo, ubicada en la vereda Guanacas, en Inzá, Cauca, fusiona arquitectura vernácula con referencias muy precisas al movimiento modernista de Gropius y Le Corbusier. Por fuera recuerda la iglesia de Ronchamps (una de las obras maestras de Le Corbusier) y por dentro rescata las tradiciones rituales de las malocas indígenas. Hosie diseñó el centro y dirigió a un grupo de campesinos del resguardo indígena paez de Yaquiba que aportaron su sabiduría ancestral en el arte de trabajar la guadua. Este proyecto partió de su tesis de grado, que fue evolucionando con la experiencia adquirida en la reconstrucción del Eje Cafetero, donde realizó obras recordadas como La Casa Panal en Armenia. Ahora está dedicado al diseño de casas y la construcción de otro centro comunitario en el barrio El Paraíso, en Ciudad Bolívar, Bogotá. Allí espera replicar el éxito del trabajo con la comunidad. Esta vez sus clientes no serán indígenas sino habitantes marginales de la capital. Otros jóvenes galardonados en la Bienal fueron Ana Elvira Vélez y Juan Echeverry -Hábitat popular-, Juliana Fernández y Martha Gallo -Arquitectura de interiores- y Juan Camilo Santamaría y Lorenzo Castro -Diseño urbano-. (Ver recuadros). Para esta Bienal se presentaron 174 trabajos en siete categorías, y los ganadores recibieron sus premios ante un auditorio abarrotado por 1.500 asistentes, muchos de ellos estudiantes que vieron cómo el jurado premiaba a jóvenes un poco mayores que ellos. En el evento también participaron importantes figuras: Kenneth Frampton (historiador y crítico inglés), Manuel Sanchéz (urbanista colombiano), Gorka Dorronzoro ( Venezuela), los españoles Helio Piñón (fundador de la revista Bis) y Mikel Adriá (director de la revista Arquine). A través de una videoconferencia, el argentino César Pelli, diseñador de varios de los rascacielos más importantes del mundo, cerró el evento. Los proyectos premiados reflejan el vigoroso momento que atraviesa la arquitectura colombiana y la consolidación de una nueva generación que viene pisando duro. Hace más de 2.000 años el maestro romano Marco Vitrubio definió en su texto Los diez libros de la arquitectura los tres elementos esenciales para lograr el perfecto equilibrio de un edificio: firmitas (estabilidad), utilitas (utilidad) y venustas (belleza). Estos tres principios los reúne la Casa del Pueblo de Simón Hosie.