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REGULAR, GRACIAS

POR MARIA MERCEDES CARRANZA
23 de diciembre de 1991

REGULAR, GRACIAS
¡VIVA CRISTO REY!
SILVIA GALVIS
PLANETA, BOGOTA, 1991
$8,900
HAY ESCRITORES QUE CON SU OBRA siembran estragos en la literatura que escriben sus contemporáneos y, más aún, la vigencia de ese desastre puede prolongarse en la que que se hace durante décadas y dácadas después. A nadie se le oculta que ese es el caso de Gabriel García Marquez y no sólo en lo que se refiere a Colombia: aquí y allá sus técnicas narrativas son copiadas sin piedad, sus personajes calcados y su magia verbal degradada. Silvia Galvis es, en su novela ¡Viva Cristo Rey!, una escritora afectada por ese terrible virus, al punto de que no prescinde ni de la ascensión en cuerpo y alma de una mujer al cielo, en este caso una monja.
El libro narra la historia de dos pueblos colombianos y de sus personajes, desde la Guerra de los Mil Dias hasta la dictadura de Rojas Pinilla. En un esfuerzo de verdad notable, la autora trata de integrar los episodios novelescos con el desarrollo de la historia nacional: sus personajes viven y actuan en una situación social, histórica y política que corresponde a la situación del país, en ese lapso. Sin embargo, no logra hacerlo con acierto, porque los pueblos son demasiado típicos, así como los personajes y las situaciones. La tipicidad no es negativa si se sabe manejar, como la maneja García Marquez por ejemplo, con una buena dosis de magia y de recursos técnicos y estilísticos que la enriquezcan: pero si lo es cuando se queda en lo plano, acartonado y demasiado previsible. Y eso es lo que ocurre en la novela de Silvia Galvis: un pueblo liberal y otro conservador que caen en las tan archisabidas peleas y enfrentamientos, un gamonal malo, una prostituta buena, un cura bueno, un cura malo, un político corrompido, un político idealista ... A ninguno de ellos les da la oportunidad de zafarse un poco de los esquemas de conducta adjudicados por una tradición política y literaria manida y simplista a los personajes de un pueblo colombiano. Pero hay además otro elemento que dificulta la lectura del libro y es una cierta tendencia a exponer posturas éticas o políticas en forma de cartel y consigna, a través de parlamentos de los personajes. Tal ocurre, por ejemplo, en la conciencia feminista que tienen dos protagonistas o con los planteamientos políticos de socialistas y comunistas. Y como la autora toma partido, el lector termina aburrido con unos personajes que irremediablemente son los dueños de la verdad y otros que irremediablemente actuan imbuidos por concepciones ridículas, anacrónicas, inmorales, corrompidas y clasistas. ¡Por Cristo Rey!, ni aun en la literatura las cosas son tan fáciles y tan obvias.

PIE DE PAGINA
¡Ojo!
LOS FRANCESES tienen mucha habilidad para fabricar a sus figuras y convertirlas en personajes de resonancia mundial, algunas veces casi a la fuerza cuando los meritos no dan para ello. Tal es el caso de la escritora Marguerite Duras: todos recordamos El Amante, esa novela mediocre que publicó en 1984 y que de la noche a la mañana, se convirtió en un clásico de la literatura francesa de este siglo. El libro ha sido leído por el mundo entero y la Duras es hoy otro gran mito de