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Rocky Balboa

El boxeador más famoso del cine vuelve a pelear, hecho un viejo triste, para recordarnos un par de cosas.

20 de enero de 2007

Título original: Rocky Balboa.

Año de estreno: 2006.

Guión y Dirección: Sylvester Stallone.

Actores: Sylvester Stallone, Burt Young, Antonio Tarver, Geraldine Hughes, Milo Ventimiglia, Tony Burton, A. J. Benza.

Uno, educado en el cinismo inútil, ve los cortos con la misma risita con la que todos los personajes de la película ven al pugilista retirado Rocky Balboa. Creemos ante los cortos, igual que creerán en un principio todos los personajes secundarios de la película, que aquel boxeador está completamente acabado, que tendría que dejar quieto su pasado. Pero enfrente de esta sexta entrega de las aventuras de ese hombre bueno que sólo en el ring consigue deshacerse de su ira, enfrente de la conmovedora Rocky Balboa, nos damos cuenta de que hemos caído en la trampa, de que no habíamos entendido nada, de que hemos olvidado (¿cómo pudo pasar? ese es el sentido del relato) que el pasado no deja en paz a ninguno. Es duro, triste, ver este largometraje. Nos prueba que nos hemos convertido en otros de esos, otros más, que menosprecian sin saber, que retiran a los viejos como si ello fuera posible. Y nos permite ver al héroe que queremos tanto, medio sabio, medio idiota, sobreponiéndose una vez más a una de esas crisis que, sumadas, dan la vida como resultado.

La reivindicación de Rocky es la reivindicación de Sylvester Stallone. La nostalgia ayuda. Ayudan los guiños (la música, las escaleras del museo de Philadelphia, los flashbacks que atormentan al protagonista) a los cinco episodios anteriores. Pero ayuda, más que todo, la mirada de viejo, de estrella venida a menos, con la que Stallone ha rescatado del olvido al héroe caído que él mismo inventó en los años 70. Rocky Balboa es una película digna. Lo es cualquiera que venza este cinismo.