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ROMANTICO POR INSPIRACION

Hasta el mes de agosto, el museo del Louvre, en París, rinde homenaje a uno de los más originales creadores de la historia del arte: Hans Memling.

26 de junio de 1995

CON FRECUENcia la historia en general ha debido revisar descuidos, errores y omisiones que nacen de las visiones parcializadas que afectan la percepción de una época. y en la misma medida la de un relator.
En el campo artístico la situación se ha repetido con tan grave insistencia que ha hecho crecer el mito del artista incomprendido, manto bajo el cual se han cobijado. en los momentos de mayor confusión, grandes falsedades. No obstanteb a pesar del riesgo que esa recuperación conlleva resulta básica una constante revisión del pasado con ojos críticos, pues además de que así se complementa y actualiza la historia, gracias a ella ha podido escribirse con nombres como los de Rembrandt van Rihn, Gustave Caillebotte. Vincent van Gogh, y entre muchos otros Hans Memling, uno de los más preciados nombres del arte flamenco, a quien el museo del Louvre rendirá en la actual temporada un homenaje con ocasión del quinto centenario de su muerte.
Memling es conocido hoy gracias a los descubrimientos del romanticismo, como una de las más hermosas y acabadas expresiones que tuvieron lugar en el siglo XV en la región de Flandes (parte de Bélgica y de algunos de los Países Bajos). Sin embargo, en su momento no fue más que uno de los tantos pintores que se dedicaban a la representación por encargo, aunque apreciado eso sí por sus altas calidades en ese sentido tanto que en 1480 se le incluyó en los libros tributarios de la ciudad de Brujas entre las 140 personas que por su riqueza debían pagar las más altas contribuciones.
Fue necesario un cambio de pensamiento y de percepción para que se apreciara la obra de Memling por valores diferentes de los realistas y para que como artista se le concediera un lugar central en la historia, hecho que ha motivado la investigación de los escasos datos que sobre su vida se conocen. Hoy se sabe que siendo de origen renano llegó a Bruselas con algún entrenamiento en el arte, que allí profundizó, probablemente en el taller de Rogier van der Weyden, de donde pudo surgir el repertorio que dominó hasta el fin de su vida, y que hacia 1465 se hizo ciudadano de Brujas, donde se casó y educó a sus tres hijos y donde creció su éxito profesional principalmente entre la burguesía comerciante y los altos rangos religiosos. De allí que los temas que dominan su obra sean el retrato y los cuadros para el culto y la devoción.
Posiblemente pocos avisaron que Memling se adelantaba a la idea de arte que dominaba en la época, que negaba toda la herencia expresionista del gótico y que reclamaba en el campo de la poesía un valor en la ternura. El le ofreció el más suave tratamiento a los temas religiosos y un lirismo que se caracteriza por la presencia de ligeros estremecimientos y por insinuadas suspensiones de ánimo.
Dos siglos después de su muerte, ocurrida en 1494, 'el dulce Memling', como se le llamó, fue el responsable del inicio del mito de Brujas como santuario del arte primitivo, al que visitaban los más importantes coleccionistas europeos y románticos franceses, quienes extasiados, se decía, lloraban ante la encantada armonía de sus obras, la cual supera con creces todo contenido narrativo (necesario en su contemporaneidad) y lo ubica anticipadamente en el capítulo del romanticismo. El nombre de Hans Memling se hizo ampliamente conocido desde entonces -como el del creador de una de las obras más acariciantes que ha conocido la historia del arte universal. Como por lo general ocurre, la obra de Memling se recuperó en una atmósfera de exageraciones, que con superlativos señaló como suyos todos los retablos anónimos que existían en Brujas y en sus vecindades, y por ello una serie de engaños y de prejuicios cayeron sobre su vida y su profesion.
La actual exposición del Louvre, preparada con intereses documentales e históricos, hace evidente que aún hoy, después de que hace más de dos siglos su obra despierta inquietudes, existen muchas sombras sobre su vida, que ni siquiera se conoce la fecha precisa de su nacimiento ni su real origen, tampoco las motivaciones que lo llevaron a señalar desde el arte el advenimiento de un nuevo siglo (XVI), y entre muchas otras cosas no se sabe por qué Memling logró fundir la experiencia nórdica y flamenca con los hallazgos italianos, ni por qué pudo ser aceptado y reconocido siendo, si no contrario, sí muy individualista frente a los lenguajes dominantes. Quizás indagar en mayor medida esos aspectos contribuya a hacer claridad acerca de cúándo y por qué verdaderamente un artista que se aparta de los preceptos de su época y señala alternativas o diferencias está adelantándose a los giros que deberá dar la historia futura.