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SALON DE CLASE

Propuestas por fuera del arte comercial en un premio para estudiantes de arte en Medellín

8 de diciembre de 1986

Fue sólo hasta 1981 cuando apareció por primera vez en Colombia un salón anual nacional de estudiantes de arte, diseño y arquitectura, con una bolsa de trabajo sustanciosa para el ganador. Se llamó el Salón Arturo Rabinovich en honor al mecenas que lo patrocina y al amparo del Museo de Arte Moderno de Medellín, donde durante octubre y noviembre se exponen las propuestas preseleccionadas. Más de 180 estudiantes de todo el país han participado durante estos seis años y algunos de ellos han salido ya al público con éxito como el caso de la primera ganadora, María Teresa Cano, con una propuesta comestible que es su autorrepresentación ("Yo servida a la mesa", se llamaba la obra ganadora); Eduardo Pradilla con sus objetos repintados; Andrés Platarrueda con una instalación de banderas en collages de papeles de clase (homenaje al asesinado profesor Alava); María Soledad Londoño con espacios urbanos como el interior de un bus, vistos a través de un agujero; Gustavo Quintero y su pintura de transvanguardia, provienen de ciudades y escuelas distintas, con esta carta de presentación para el duro trance de su iniciación al mercado profesional. De allí que se haya preferido lo más investigativo y auténtico, para configurar un contrapeso a la tentación comercial que desde la universidad alcanza a los jóvenes artistas. Los ciento cincuenta mil pesos que ganan en este salón y sus menciones, otorgadas por un doble jurado de selección y de premiación, sirven para afianzarlos en su búsqueda.
Este año ya fue abierto el VI Salón y adjudicados premio y menciones entre las 20 seleccionadas de las 64 propuestas enviadas de todo el país, pero desgraciadamente una gran mayoría de Medellín y Bogotá, como si el resto de escuelas no se enterara a tiempo o no les interesara. Germán Alonso Garcia, de sexto semestre de artes plásticas de la Universidad Nacional de Medellín, obtuvo el primer premio con la obra "Sebastián apasionado" porque, dice el jurado, "involucra la sátira y lo popular en la utilización de objetos cotidianos no convencionales para el arte". Se trata de cajas, cojines y en general adornos del gusto popular sobre los que imprime o modela figuras que tienen que ver con imágenes tradicionalmente artísticas. Tres menciones fueron otorgadas a estudiantes de la Universidad de los Andes: por sus connotaciones antropológicas, a Enrique Jaramillo; por sus formas contemporáneas para medios convencionales, a Denise Buraye; a Lina María Espinosa por su Investigación para diversificar el grabado.
Este VI Salón Arturo Rabinovich podrá verse en Medellín hasta el 17 de noviembre y como sus anteriores, constituye una muestra de lo que hace el arte joven en el país: la búsqueda de medios de expresión nuevos, su preocupación por el entorno urbano y por los objetos de uso diario, pero especialmente la atadura a más cuestionada más fuerte, con la pintura y con el dibujo.
Es sorprendente que entre los requisitos de este único salón para estudiantes no haya limitación en el número de veces que participa un proponente o si se le señala un plazo mínimo en el que debe abstenerse de participar para concebir algo nuevo. Probablemente por la oportunidad que representa son muchos los que repiten.