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Saskia Sassen. | Foto: Cortesía Swanny Mouton / Flickr.com

HAY FESTIVAL

Aquí están los desafíos de nuestras ciudades

La afamada urbanista holandesa Saskia Sassen es una de las invitadas al Hay Festival de Cartagena. SEMANA habló con ella sobre los retos que enfrentarán las urbes del país.

27 de enero de 2015

Ella es profesora, socióloga y escritora. En el mundo son alabados sus conocimientos sobre ciudades. De hecho, en 2013 recibió el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales por sus análisis sobre globalización y urbanismo. Sassen estará en un conversatorio en el Hay, con el excalde de Bogotá Enrique Peñalosa, el próximo sábado 31 a las 5:30 p.m. en el teatro Adolfo Mejía de Cartagena. SEMANA habló con ella.

Semana: Es probable que en Colombia pronto se acabe el conflicto, ¿cree usted que se sentirá en la vida diaria de las grandes ciudades?

Saskia Sassen: Por supuesto que se sentirá, pero no en todos los sectores. Para las élites y los grandes capitales no habrá mucha diferencia, pero para las clases más modestas sí. Estas últimas son las que primero sienten los cambios; son las más vulnerables a ellos porque el impacto es mucho más fuerte.

Semana: ¿Por qué decidió hablar de “expulsados” en el libro que lleva ese título y cuya traducción al español de la editorial Ed Katz estará disponible en enero de 2015? ¿Quiénes son los “expulsados”?

S. S.:
Utilizo el término “expulsados” porque es el que mejor describe la situación de estas personas. La nueva fase del capitalismo avanzado se caracteriza por un mercado en el que el número de “expulsados” ha aumentado considerablemente. Cuando hablo de “expulsados” hablo de indigentes, de desplazados, de refugiados formales o informales, de las minorías cuyos miembros terminan en la cárcel, de los obreros de trabajo pesado, etc. Las situaciones pueden ser muy distintas, pero todos están por fuera del gran mercado.

Semana: En Colombia –debido al conflicto armado- el desplazamiento creció hacia las capitales. ¿Qué tanto afectan a las ciudades estos “expulsados”?

S. S.: Los “expulsados” son sin duda un gran desafío. Las clases ricas cada vez son más ricas pero la clase media y la clase baja se están empobreciendo. A este problema se debe enfrentar el mundo entero, no sólo Colombia. Por ejemplo, en países como China e India –cuya clase media está intentando consolidarse- el número de “expulsados” sigue siendo mucho mayor y sigue creciendo.

Estados Unidos llegó a tener una clase media bastante consolidada pero hoy el número de “expulsados” en ese país está comenzando a aumentar. Para este fenómeno no hay una respuesta contundente.

Semana: ¿Conoce algún caso colombiano?

S. S.: Un caso interesante, que tal vez pueda servir para las otras ciudades del país, es el de Medellín durante la alcaldía de Sergio Fajardo. Cuando él llegó a la alcaldía la ciudad estaba en crisis, pero él supo aprovechar las oportunidades que ofrece Medellín y lograr que la ciudad creciera a partir de ellas. Hizo un trabajo muy inteligente para incorporar a los menos favorecidos –muchos de ellos desplazados- a través de la cultura y la arquitectura de la ciudad. Los niños son curiosos por naturaleza, todos quieren aprender. Y él aprovechó esto y creó lugares como el parque Explora donde niños de todas las clases sociales pueden ir a aprender.

Semana: Entonces, ¿es un caso para replicar?

S. S.: La idea, por supuesto, no es que todas las ciudades hagan exactamente lo mismo. Cada ciudad tiene sus características y esto hay que tenerlo en cuenta. Por eso los retos y las soluciones que debe encontrar cada alcalde son distintos.

Semana: Así sean de un mismo país, ¿todas las ciudades deben ser diferentes?

S. S.: Suele pensarse que la globalización hace a las ciudades homogéneas y que por tanto las características de cada lugar pierden importancia. Esto es falso. Cada ciudad tiene sus particularidades y estas son de suma importancia. La globalización puede homogeneizar los estándares de producción y de construcción pero eso no significa que el trabajo que se está realizando en las distintas oficinas sea exactamente el mismo; es más, es importante que no lo sea.

Para poner un ejemplo colombiano, Bogotá y Medellín son ciudades muy distintas y cada una de ellas le ofrece al país una manera diferente de relacionarse con la economía global. Los sectores económicos que están representados en una y en otra no son los mismos y por eso unas multinacionales ven más oportunidades en Bogotá que en Medellín o viceversa. Cada ciudad le ofrece al país posibilidades económicas distintas y por eso mismo las particularidades se van marcando cada vez más. Esto no es malo, al contrario, hay que mantener viva la posibilidad de ofrecer variedad.