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Y SE LO TRAGO... LA HISTORIA

"Antonieta", una película de Saura en la cual éste se deja seducir por los acontecimientos históricos, en detrimento del drama que da origen al film

31 de diciembre de 1984

Qué le pasó a Carlos Saura? No hace mucho vimos de él dos películas realizadas con Antonio Gades y su ballet español, "Bodas de sangre" y "Carmen", dos obras que cautivaron a nuestros espectadores y que merecieron jubilosos comentarios, mejores inclusive que los que tuvieron de la crítica europea. ¿Por qué una caída tan fuerte? Si antes tuvo a su lado a Gades ahora lo acompañó Jean Claude Carriere, el guionista predilecto de Luis Buñuel. No se puede quejar. Nunca he sido saurista: no me convence su simbolismo frío con el cual ha intentado en varias películas definir algo asi como "la hispanidad", la esencia de lo hispánico (recuérdense "Cría cuervos" y "Mamá cumple 100 años"), sin embargo había, logrado romper mis prevenciones gracias a las dos obras filmadas con Gades. Por eso fui con ilusión a ver "Antonieta" y casi hago lo mismo que muchos espectadores, salirme del teatro.

ERA UNA BELLA HISTORIA
Imagínense lo que se puede hacer con la historia de una investigadora francesa que está recogiendo la vida de mujeres suicidas del siglo XX y que descubre que Antonieta, una mexicana, se disparó en el corazón nada menos que en la nave central de Notre Dame de París. Era el año de 1934. La investigadora queda cautivada con el caso, viaja a México y comienza a reconstruir la vida de Antonieta Rivas Mercado, hija de un famoso arquitecto, casada y separada, enamorada del pintor Manuel Lozano y amante del filósofo político José Vasconcelos.
Cuando, apenas comenzada la película, se perfila la situación, uno se puede hacer varias preguntas: ¿por qué se suicidió Antonieta? ¿Cómo va a descubrir la investigadora las causas del suicidio? ¿Por qué Antonieta escogió para suicidarse la catedral de Notre Dame? ¿Cómo va a repercutir la investigación en la investigadora que la realiza? Lo mínimo que se podía prever era un doble drama, el de la suicida mexicana y el de la investigadora francesa. No se necesita ser guionista, ni novelista, ni nada por el estilo para intuir que ahí hay una mina inagotable en situaciones y conflictos.
Pero no, Saura olvidó el drama y se centró en lo que era para él desconocido: la historia de México desde 1900 hasta 1934, y comienza a dar datos y nunca acaba. Que Porfirio Díaz y su fuga a París en 1911, que a Díaz le sucede Madero, asesinado por Carranza que, a su vez, muere a manos de Huertas (o viceversa),mientras Zapata y Pancho Villa luchan por las tierras en favor de los campesinos. Que la revolución de los cristeros y el asesinato del Presidente Obregón. No estoy exagerando, "Antonieta" se convierte en una clase de historia llena de nombres y fechas y olvida por completo el drama, la forma como Antonieta vivía esas circunstancias o acontecimientos que de una u otra forma debieron incidir en su decisión suicida, al menos eso debió pensar Saura porque por algo los enumeró y describió con bastante detalle.

LA TENTACION LATINOAMERICANA
Se sabe que Carlos Saura desde hace rato había manifestado interés por filmar en Latinoamérica, que inclusive ha rondado o está rondando por Colombia con un proyecto de película, al parecer bastante más interesante que "Antonieta". En ésta su primera experiencia latinoamericana cayó en la trampa: se dejó seducir por lo extraño y "extravagante" de estos pueblos. No sólo el poder político que se asume o se deja a tiros y en medio de charcos de sangre, sino los detalles "típicos", la cultura de lo irracional, lo encandilaron y se dedicó, hasta el engolosinamiento, a contar todas las anécdotas posibles que los europeos esperan que sucedan por aquí. Y, de nuevo, adiós drama, adiós posibilidad de percibir todo ese universo, pero desde el interior conflictivo de Antonieta, y de vivir el proceso -o la ausencia de proceso- que sufre la investigadora a medida que reconstruye la historia de su investigada. La película no ha debido llamarse "Antonieta" sino "México: los primeros 30 años del siglo XX".
Sin embargo, y aunque parezca paradójico, los mejores momentos de la obra, los que impiden que uno se duerma del todo, son los que narran esas costumbres y hechos históricos extraños: el grupo de hombres que practica un suicida juego con pistola, los campesinos que vienen a pedir licencia para ajusticiar a un gamonal a quien ya han colgado, Vasconcelos que, como gran cosa, le regala "La divina comedia" a un analfabeta, la guerra de los cristeros motivada por la defensa de la Virgen de Guadalupe el fraude en las votaciones. Son circunstancias concretas, refugios para el interés en medio de un mar de datos y de la frustración que produce el no encontrar una dimensión, un tema o aspecto dramático que se desarrolle con el mínimo de continuidad. Lo cual no quiere decir que sea imposible encontrar de pronto un espectador que se apasione con un conflicto, ya sea el de la investigadora o el de Antonieta, el de la política mexicana o el de los aspectos típicos del pueblo mexicano, pero tendrá que realizar un esfuerzo titánico para unir un elemento de aquí y otro de allí. Quizás el único pegante entre escena y escena, entre situación y situación, pueda ser la presencia de Hanna Schygulla e Isabelle Adjani, la esperanza de que si no está una en la escena estará la otra. Un pegante muy pobre, demasiado, para una película de Carlos Saura.