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SE SALVO EL "HOMBE"

Nuevamente se demuestra que el público, más que el crítico, tiene en cine la última palabra

23 de julio de 1984

Todos nos equivocamos. Nadie pensó que "Ay hombe" fuera a tener el éxito de taquilla que se ha visto. Eran tan evidentes las fallas de la película que la crítica no dudó que sería rechazada por el público, aun por el más ignorante en cuestiones cinematográficas.
"El cine --dice el crítico de El Espectador, Gilberto Bello-- es una historia que se cuenta en imágenes articuladas, cuya intención siempre será narrar con precisión los episodios de una temática. Aunque tratáramos de ser condescendientes, esta película no pasaría un examen elemental a nivel de su estructura narrativa". La experiencia ha demostrado que se corren muchos riesgos cuando se lanzan afirmaciones o normas tajantes sobre el arte. Con mayor razón cuando tales sentencias provienen de una abstracción, de considerar el arte y las obras estéticas sin referencia al público, a la diversidad de formas como puede ser percibido y gustado.
¿Quién manda en forma absoluta que una película narre, siempre y con precisión, una historia y que todos sus episodios converjan en una temática? Se podría responder diciendo que ése es el tipo de películas que le gustan al teórico (el que dedujo o inventó esa regla) y al crítico (que casi siempre se limita a aplicar las reglas definidas por los teóricos). La teoría del arte ha visto caer una a una todas las normas con que se ha pretendido limitar el acto creativo.
Y como hay mucha gente que gusta de otras historias y que se las cuenten de otra manera, películas como "Ay hombe" funcionan. Esa gente no está de acuerdo con el crítico de El Tiempo, Ignacio Zuleta, al que le pareció que "en esta película el espectador ríe nerviosamente de verguenza, llora de rabia y canta de felicidad cuando por fin se acaba. La verdad es que un a realización como "Ay hombe" no debería caber en una columna de cine. Se registra, sin embargo, como se registran las catástrofes naturales". Todo lo contrario. El público participó positivamente de la película, y eso es lo que hay que tratar de explicar.
El interés que provoca "Ay hombe" puede provenir de varios factores. El más evidente es la presencia de la música vallenata y de sus famosos intérpretes, Diomedes Díaz y Colacho Mendoza. Más importante me parece el juego de colores, fuertemente contrastado. Pero quizás lo definitivo es precisamente lo que otros le critican: no cuenta una única historia, con comienzo, desarrollo y culminación, sino que sencillamente une un chiste con otro intercalando anécdotas, unas cortas y otras más largas.
Los centros de interés son pasajeros, cambian continuamente, por lo tanto no se requiere atención constante sobre un tema o problema.
Puede que haya otros factores que expliquen el éxito popular de "Ay hombe". Lo interesante es plantearnos, si las cosas son así, ¿Por qué vamos a descalificar tajantemente las películas que no cuentan las historias que a nosotros nos gustan y de la forma como nos gusta que nos las cuenten? ¿Por qué es mejor nuestro gusto por las películas con una historia coherente que el de los otros por una película sin historia ni continuidad?--
Hernando Martínez Pardo