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Se silenció la voz del ángel

Murió la soprano italiana Renata Tebaldi, única cantante que llegó a ser considerada rival de la Callas.

Emilio Sanmiguel
16 de enero de 2005

La música tiene perfectamente sin cuidado a la gran prensa en Colombia. La prueba es que a lo largo del último año han pasado inadvertidas la desaparición del bajo alemán Hans Hotter, del tenor italiano Franco Corelli y del barítono norteamericano Robert Merrill. Pero ignorar la desaparición de la soprano italiana Renata Tebaldi, de 82 años, ocurrida a finales del año pasado en su casa de la pequeña república de San Marino, enclavada en Italia, pasa de pardo a oscuro. Tebaldi trascendió de diva de la ópera a leyenda viviente y poseyó la que para muchos fue la más bella y suntuosa voz de soprano lírico del siglo pasado. Su carrera fue meteórica. En 1946, a los 24 años, fue invitada por Arturo Toscanini para cantar en la reinauguración de la Scala el Te Deum de Verdi. Entonces el gran director declaró que poseía "la voz de un ángel". Fue un fenómeno del disco por las 29 óperas completas y 15 recitales que grabó. Actuó en los primeros teatros al lado de los grandes tenores -desde Gigli hasta Domingo- bajo 70 directores. Fue una artista inteligente que supo enfrentar con valentía el momento del retiro, en 1976, a los 54 años. "Siempre consideré mi voz un regalo de la naturaleza; fue por amor y respeto a este don prodigioso que decidí dejar de cantar y evitar la mortificante decadencia", declaró hace dos años. Además fue la única rival de la Callas. Arte y rivalidad Renata Ersilia Clotilde Tebaldi nació el primero de febrero de 1922 en Pésaro, de padre músico y madre enfermera pero cantante frustrada. De niña se le diagnosticó un polio que le dejó leves secuelas, por lo que hubo de someterse a un tratamiento que tomó cinco años, prácticamente hasta cuando ingresó a estudiar piano al Conservatorio de Parma. Uno de sus maestros recomendó desarrollar su potencial vocal a los 16 años. Tebaldi debutó de 22 en Rovigo. Su fama se extendió rápidamente y vino la reinauguración de la Scala. Era considerada la primera cantante de Italia en el repertorio de fin del siglo XIX, cuando en 1948 irrumpió la Callas, especialista en óperas de la primera mitad del siglo XIX. Claro, había terrenos que ambas pisaban: Tosca de Puccini y Traviata de Verdi, por ejemplo. Eran radicalmente diferentes. Tebaldi poseía la belleza y uniformidad vocal perfectas, aunadas a una presencia que calificaban de estatuaria. Callas era un animal de la escena que cantaba cada ópera con voz diferente. El público de los años 50 no se percató de las diferencias y el escenario de la Scala se convirtió en una arena donde los partidarios de Tebaldi se apostaban para abuchear a la Callas, mientras los de Callas sometían a Tebaldi a una angustiosa guerra de nervios; y ellas -más Callas que Tebaldi aportaban sus granos de arena a la guerra. Callas ganó y se adueñó de la Scala. Tebaldi, desterrada, encontró refugio en la Metropolitan de Nueva York, donde reinó como ama y señora. A inicios de los 60 una crisis vocal la forzó a retirarse durante un año. Regresó y se mantuvo fiel a su repertorio: fundamentalmente, el último Verdi y algunas óperas de Puccini. Inteligentemente, jamás intentó personajes 'belcantísticos'. Cuando sobrevino la segunda crisis vocal en 1973 dejó la ópera. En 1976 cantó su último recital y se retiró definitivamente. Se instaló en Milán con apariciones los 7 de diciembre en la noche inaugural de la Scala. Por una enfermedad terminal hace dos años se trasladó a San Marino, donde murió en la madrugada del 19. Su féretro fue traído para un homenaje en la Plaza, frente a la Scala y un servicio religioso en San Carlo. Sus restos fueron inhumados en el mausoleo familiar en Langhirano. La "voz de ángel" de la reinauguración del 46 fue la gran ausente el pasado 7 de diciembre, cuando Riccardo Mutti dirigió la reinauguración de la Scala, cerrada los últimos tres años por remodelación. En los teatros italianos hubo duelo. En la recientemente reinaugurada Fenice de Venecia el público hizo un minuto de silencio.