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Shrek 2

La innecesaria continuación del clásico del cine animado es al menos una serie de bromas que valen la pena. ***

Ricardo Silva Romero
13 de junio de 2004

Título original: Shrek 2.
Año de producción: 2004.
Dirección: Andrew Adamson, Kelly Asbury, Conrad Vernon.
Voces de: Mike Myers, Eddie Murphy, Cámeron Díaz, Julie Andrews, Antonio Banderas, John Cleese, Rupert Everett, Jennifer Saunders.

Durante los primeros minutos de esta nueva Shrek se tiene la terrible sensación de que no era necesaria una segunda parte. Se hace todo lo posible para no confirmar los temores que producían los cortos publicitarios -se aplauden la calidad de los dibujos, los esfuerzos por construir un relato asombroso y la nueva aparición de los mismos personajes- pero en el fondo se corrobora la sospecha de que ha sido el dinero, nada más, nada menos, lo que le ha dado forma a esta continuación. La primera entrega, historia ingeniosa de un ogro verde con serios problemas digestivos, parodia memorable de los cuentos de hadas a la Disney, nuevo clásico del cine de animación por computador, terminaba tan bien, tenía un final tan redondo, que pensar en un nuevo capítulo parecía tan tonto como pensar en El séptimo sentido. Pero no, ahí estamos. Shrek, la princesa Fiona y el burro mexicanizado se dirigen al país "muy, muy lejano" en la búsqueda de una aventura que valga la pena. Y todo parece indicar que no serán capaces de hallarla.

Desde que los creadores de la estupenda Volver al futuro arruinaron el chiste con el que terminaba la película original ("continuará...", decía en juego) con la producción de dos largometrajes más, no nos enfrentábamos a un dilema como éste. Sí, Shrek 2 sobra. Pero tomamos la decisión de olvidarlo cuando nos damos cuenta de su extraordinaria calidad técnica (la llegada de los protagonistas a esa ciudad medieval tan parecida a Hollywood nos recuerda por qué la cálida animación tradicional está a punto de desaparecer), cuando descubrimos la gracia de sus personajes nuevos (el Gato con Botas, en la versión doblada al español, resulta inolvidable) y cuando nos rendimos ante las pequeñas bromas pesadas que le hace a la cultura popular estadounidense (los últimos 30 minutos, con ese remedo del reality Cops, esas caricaturas del canal E! Entertainment y aquellas divertidas escenas de suspenso sacadas de otras producciones, nos devuelven la risa).

Shrek, Fiona y el burro se enfrentan a la consternación que sienten los padres de ella cuando la ven casada con un monstruo, se encuentran con un hada madrina que parece una mafiosa, se ven obligados a participar en un baile al que asistirá un jet set encabezado por Cenicienta. Y, aunque debemos reconocer que los tres hacen todo lo que pueden, jamás consiguen encontrar una historia que justifique esta nueva entrega. Eso sí: logran recordarnos que, aunque las versiones de Disney así nos lo hayan hecho creer, ninguno de los sombríos cuentos de hadas tradicionales termina con las palabras "y fueron felices para siempre"; en cambio cuentan, como éste, el vía crucis de una serie de personajes que deben aceptarse a sí mismos; y se dedican a advertirnos, a punta de situaciones imposibles, los horrores que podemos vivir si traicionamos lo que somos.