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SIGNOS VITALES

La FES de cali expone actualmente un signo de Manuel Hernández para cada misterio del hombre contemporáneo.

11 de mayo de 1992


HABLAR DE Manuel Hernández es hablar de ese signo recurrente que aparece en su pintura desde hace 30 años. Y lo primero que podría pensarse es que, por esta razón, su pintura ha caído en la monotonía. Pero no es así. No sólo porque su signo ha evolucionado con el tiempo en materia de color, de ubicación en el espacio y de relación con el entorno plástico, sino sobre todo porque ha ido de la mano de un artista que nunca ha dejado de indagar sobre el papel del hombre en el mundo contemporáneo.

Este signo, en las más diversas versiones, en las más osadas propuestas, se expone por estos días en el Salón de la FES, en Cali. Allí está la magia de ese elemento ya tradicional del arte colombiano que se ha movido magistralmente entre lo figurativo y lo abstracto. Y con él, está el misterio de una forma pictórica que, al tiempo que despierta sensaciones entre el público, invita a una reflexión profunda sobre el hombre.

Frente a la obra de Manuel Hernández, eI espectador no debe sentirse obligado a emitir un concepto, ni a tratar de adivinar en el signo los rasgos de un hombre o los elementos de una figura conocida. Basta con que se enfrente a ella, sin presiones, durante un tiempo. Entonces el motor de la imaginación quedará activado automáticamete. Y la imaginación empezará a sorprender, cuando el observador; sin darse cuenta, termine tan involucrado en la obra, que se sienta en la obligación de continuar con esa búsqueda que inició el artista cuando pasó, por primera vez, el pincel sobre el lienzo.
Por eso, después de observar con atención una muestra como la que se expone actualmente, se descubre que en la obra de Hernández, a pesar de estar apoyada en un signo recurrente, cada cuadro lleva implícito un misterio diferente.