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SIGUE SIENDO EL REY

Carlos Muñoz cumple 45 años de actuación consagrándose como el número uno

18 de enero de 1988

Cuando los televidentes colombianos vieron a Carlos Muñoz haciendo del escribidor Pedro Camacho en la telenovela "La tía Julia", pensaron que era el mejor de su vida. Pero luego Carlos Muñoz interpretó a Adán Corona en " Sigo siendo el rey", y nuevamente los televidentes pensaron que este era el mejor de su vida. Ahora, con el papel de padre Pío Quinto Quintero de la telenovela "San Tropel", los televidentes han estado de acuerdo en una cosa en que este sí es el mejor de su vida.

Por algo es que Carlos Muñoz está catalogado como el máximo actor de la televisión colombiana. Este reconocimiento le fue hecho públicamente hace dos semanas, cuando recibió el premio "Simón Bolivar" como mejor actor protagonista, lo que viene a ser algo así como el premio "Oscar" en el país.

Despues de cada papel la gente queda con la sensación de que Carlos Muñoz se sobró, de que ya no podrá poner un punto más alto, de que se integró tanto con el personaje, que ya no podrá desprenderse de él jamás. Pero asi como dejó de ser el escribidor, soltó la máquina de escribir para cantar rancheras como el Rey. Y luego silenció las rancheras para ponerse la sotana. Y muy pronto colgará la sotana para montarse en un caballo, cuando la novela "San Tropel" se acabe en enero y sea reemplazada por "Caballo viejo", donde el actor colombiano volverá a tener el papel protagónico.

PADRE POR ACCIDENTE
Cuesta trabajo creer que ese personaje tan vital como es el padre Pío Quinto Quintero se desarme todas las noches cuando Carlos Muñoz se despoja de la sotana después de cada grabación. Tan cuesta trabajo, que al actor le han pedido en varias ocasiones que deje de ser Carlos Muñoz y se quede como el padre Pío Quinto. Esto le sucedió recientemente con los organizadores del Banquete del Millón en Popayán, que invitaron al padre de "San Tropel" a presentarse al evento de sotana, a echar discurso y hasta a bendecir el caldo y el vino.
El papel de cura ya lo había interpretado antes Carlos Muñoz en la pelicula colombo-venezolana "El muro del silencio". Pero a diferencia de aquella oportunidad, en la que su papel era anodino, en "San Tropel" Carlos Muñoz fue encargado de interpretar el personaje central y, después de descubrir la fuerza y vitalidad que irradiaba el padre Pio en los libretos, Carlos Muñoz aceptó "metérsela toda". Se asesoró en la parte clerical por un cuñado, Jaime Angel, canciller de la curia de Manizales, para que el papel no tuviera nada folclórico sino que fuera lo más real posible. Como la novela transcurre en los años cuarenta, y en esa época la liturgia era en latín, su cuñado le dio lecciones y lo dejó "ducho en la materia". También le consiguió parte del vestuario que hoy ya no se usa. Pero la mayor parte del esfuerzo tuvo que concentrarse en la parte fisica de la caracterización del padre Pio Quinto, porque en los seis meses de la telenovela el personaje envejece 40 años.
Hubo que comprar tres pelucas. Las arrugas debían aparecer paulatinamente y los gestos tenían que irse aprendiendo de acuerdo con el deterioro natural del personaje. Hasta las gafas que utiliza fueron acondicionadas para que el vidrio grueso de miope profesional no le causara molestias visuales. La voz debía cambiar.

Todos estos detalles, cuidados con celo por el actor, son la parte que más quiere Carlos Muñoz de su papel del padre Pio. Cuando Caracol le ofreció el personaje y después de un breve estudio, Muñoz pensó que el mejor medio de transporte para este curita tenia que ser una bicicleta y asi lo sugirió. La idea fue brillante y se ha convertido en el logotipo de la telenovela.

LOS PRIMEROS PASOS
Carlos Muñoz Sánchez, que asi es su verdadero nombre, no pasó como otros hombres, del pañal al calzón, sino de la cuna a la actuación. Su vocación se la heredó indudablemente a su padre, el actor radial José Antonio Muñoz "Muñocito", que trabajaba en Radio Nacional con el grupo de Bernardo Romero Lozano. En las ligas menores de este mismo grupo fue en las que Carlos Muñoz se inició como actor a la edad de siete años, y desde entonces, de eso ya hace 45, no se ha bajado jamás del escenario.
"Lo que yo sé en mi vida es actuar", le dijo a SEMANA. Y cuenta que la única vez que quiso ser otra cosa empresario de café concierto al lado de Fanny Mickey, fracasó.
El debut en televisión de Carlos Muñoz no fue precisamente interpretando un papel estelar, sino uno de relleno. Cuatro días después de que se inauguró la televisión en el país, Carlos apareció por primera vez en pantalla, al lado del actor español el " Papi Catalá", que interpretaba el monólogo "por qué se quitó Juan de la bebida". Junto con otros tres actores de la época, Carlos desempeñó el papel de cliente de una tasca madrileña y su parte en el guión se limitaba a exclamar monosilabos. Esa primera aparición no la olvida Carlos Muñoz, porque la precariedad con la que se hacia T.V. Ilegaba a tal punto que, los chorizos, las botellas de trago y hasta los afiches de la tasca eran pintados en la pared.

Después de estos primeros papeles sin mucha importancia, Carlos Muñoz fue ganando terreno hasta llegar a ser contratado por la Televisora Nacional como actor de planta. "Parecía un empleado de cualquier entidad oficial: tenía horario, sueldo mensual y hacia de todo menos tomar tinto y hablar por teléfono".

Este trabajo no duró mucho tiempo porque poco a poco el medio se fue desacartonando y los actores y actrices adquirieron otro status. De los años sesentas, Carlos Muñoz recuerda su trabajo con Alicia del Carpio, en "Yo y Tú". De esa época viene su apodo de "Carlitos", el sobrino de Alicita. Según él, "Carlitos" era el médico con más especializaciones en el mundo, debido a que le tocaba viajar constantemente y Alicita lo disculpaba en los libretos inventándole que "mi sobrino Carlitos está en el exterior especializándose".

Otro recuerdo del actor en su larga carrera es el tiempo en que dirigió el Circulo de Actores Colombianos, porque fue una etapa muy importante de su vida. Tuvo que librar una lucha para que los actores extranjeros que llegaban al país no fueran homenajeados en el "Campo de tejo Villamil", porque aun cuando era bien folclórico, el agasajo perdía importancia. Hubo que discutir muchas noches para que los actores aceptaran vestirse de smoking y hacer sus celebraciones en el Hotel Tequendama.
Pero esa fue una parte de su batalla.
A nivel gremial el Círculo consiguió notables avances en materia salarial.

DE TODO UN POCO
Pero lo anterior no significa que su carrera como actor no haya tenido algunas variaciones. Con su voz se han grabado cuñas publicitarias, aunque se ha negado a salir en persona, por considerar "que eso no toca". Varias veces ha servido como maestro de ceremonias, presentador de eventos, subastador y organizador de muchas obras de beneficiencia. Y a pesar de que varias veces en su vida las tres grandes programadoras de televisión le han ofrecido el papel de director, en ningún momento se le ha pasado por la cabeza aceptar el reto. "Dirigir requiere un aprendizaje especial. Yo estoy consagrado como actor, y no veo razón para improvisarme como director. Tampoco entiendo por qué la culminación de una carrera de actuación tenga que ser la de director. La meta de un actor es ser cada día mejor".

A los 52 años de edad, con una calvicie incipiente, una barriga principiante y varias canas a su haber Carlos Muñoz lo ha probado casi todo como actor. Comenzó en la radio, después pasó al teatro y, cuando la televisión llegó a Colombia en el año de 1954, saltó a la pantalla chica. En este mismo medio ha llegado a la cúspide de su carrera, no sin antes haber desempeñado varios papeles en producciones cinematográficas. Se mueve como pez en el agua tanto en la comedia como en el drama. Y le son tan familiares los personajes de Lope de Vega, de Moliere y de Brecht, como los de Sófocles, Shakespeare y Sánchez Juliao. Tampoco ha sido ajeno al cine y ha participado en producciones cinematográficas venezolanas, mejicanas, francesas e italianas. Al lado de Terence Hill y Bud Spencer actuó en un Spaguetti western en el papel de un piloto. "Fue muy difícil, dice, no tanto por la actuación, sino por el hecho de que el equipo era todo italiano, y la película se rodó en inglés, lo que me complicaba mi comunicación con el director". No fue sin embargo, esta película, Piú forte Ragazzi ("Dale más duró Trinitty"), su primera experiencia internacional.
" La muerte escucha", una película filmada en Colombia toda con actores franceses, le exigió mucho esfuerzo para desempeñar su papel como mecánico de barco. Para facilitarle el trabajo, le asignaron dos asistentes y le entregaron el libreto en español.

EL ARTE DE VIVIR
Carlos Muñoz es de los pocos actores que en Colombia se ha podido dar el lujo de vivir de la actuación, a pesar de que no acepta todo los papeles que le ofrecen, que tranquilamente dice no aun cuando no tenga más trabajo y que cuando está haciendo un papel no acepta otro porque considera que el actor no debe repetirse. "Salir en la telenovela de las ocho, pasar a la comedia de las nueve y cerrar con el suspenso de las diez, es algo que me parece irrespetuoso con el público", afirma .

Una sola vez en la vida se ha ido del país buscando fortuna y nuevos rumbos. Eso fue en el año 58, cuando decidio irse a México. "Al comienzo fue duro", dice el actor, pero en pocos meses se abrió camino. Cuando ya tenía un nombre hecho, desafortunadamente, le tocó venirse porque su madre murió.

Carlos Muñoz afirma enfáticamente que ha contado con suerte en su vida profesional y personal. Pero los directores que han trabajado con él sostienen que su éxito se debe más a su profesionalismo, versatilidad y disciplina que a la suerte.

El director de "San Tropel", Bernardo Romero Pereiro, le dijo a SEMANA: "Es tremendamente fácil dirigir a un actor como él, porque se convierte en una ayuda para el director y no tiene presunciones de vedette. Esos actores que están empezando y a los que el triunfo se les sube a la cabeza pueden aprender mucho de él", afirma Romero Pereiro.

Y es que a Carlos Muñoz el triunfo no lo ha convertido en "divo". Es sencillo, modesto y sobre todo agradecido. No hay carta que le escriban que no conteste, ni autógrafo que le pidan que deje de dar, ni sitio a donde lo inviten a donde no trate de ir. Parece un político en campaña, aun cuando asegura que no le gusta la política.
"Si este país anda tal mal, algo de culpa deben tener quienes siempre lo han manejado. Por eso yo nunca he participado ni participaré en política". Su afirmación suena rara, porque fue el maestro de ceremonia en el lanzamiento de la campaña de María Eugenia Rojas, pero él, ante el comentario, dice: "ha sido mi amiga de toda la vida. Yo la admiro, pero esto no quiere decir que me vaya a poner su camiseta".

Pero su apatía por la política la compensa con el entusiasmo que le despierta hacer cosas desde su puesto.
"Cuando uno coge un periódico en Colombia, ve un noticiero de televisión o escucha uno de radio, se llena de sangre. Por eso procuro que mi función como actor sea la de divertir, y llevar un mensaje de paz y optimismo".

Casado por segunda vez con una manizaleña, Luz Elena Angel, Carlos Muñoz fue padre por primera vez hace dos años y medio, aun cuando ya había hecho un aprendizaje de cuatro años con los hijos de su esposa, Juan Diego de 17 y Valentina de 14. Para Luz Elena, Carlos Muñoz es el esposo perfecto: tierno, cariñoso, responsable, nunca se toma un trago, pero como cualquier mortal tiene un defecto: el orden. Es maniático de la perfección. En la intimidad Carlos Muñoz es amante de las reuniones con los amigos en donde pasa de la Coca-Cola a la Castalia, y de ésta a la Colombiana, para variar de bebida. Fuma mucho cuando no está trabajando, lee todo lo que cae en sus manos, pero siente especial predilección por la literatura latinoamericana. Le encantan las antiguedades pero no las piezas desvecijadas ni recién envejecidas, sino las que están bien conservadas. Tiene una colección de campanas y adora la música que no sea estridente. No es histérico ni se sale de sus casillas fácilmente, pero siempre, antes de algún estreno de sus obras, se pone muy nervioso y pierde su habitual buen humor.

Así de fácil, de sencillo y de descomplicado es este hombre que se ha ganado el título del mejor actor colombiano. Y si Carlos Muñoz ha sido capaz de vencer tantos retos en su vida profesional, incluso el de hacer el papel de galán siendo uno de los hombres más feos del país, no hay razón para que no pueda cumplir algún día la máxima aspiración de su carrera: interpretar un personaje de Garcia Márquez.