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SOCIOS

Otra película sobre el tema urticante de la homosexualidad.

28 de marzo de 1983

"Socios", la película de James Burrows con John Hurt y Ryan O'Neal, toca uno de los temas tabú hasta el momento: las parejas gay. Este tratamiento se remonta más allá de lo que usted piensa. La primera imagen cinematográfica pertenece a William Dickson filmada en Estados Unidos y muestra a una pareja de hombres bailando; se denominó "Los hermanos gay". Pero antes, en 1903, Edwin S. Porter utilizó para sus experimentos un travesti.
En grandes momentos de este tipo extraño han aparecido Marlene Dietrich en "Morocco", Greta Garbo, en "Reina Cristina" . Y hasta personajes de la talla de Marlon Brando en "Reflejos en tus ojos dorados".
La lista sería interminable a pesar de la censura existente a todo nivel, actitud que ha bajado la guardia y que nos promete platos tan fuertes como "Querelle", la última película de Fassbinder en donde la violencia homosexual atrae a Brad Davis y Franco Nero en fuertes y tensionantes escenas.
"Socios" parece borrar el malestar que produjo "Cruising" dentro de la familia normal norteamericana y especialmente el público colombiano que fue a burlarse de un determinado grupo de personajes afectados y se encontró que estos parecían más "hombres" que Al Pacino.
Ahora John Hurt protagoniza un hombre "gay" sensibilizado y sensible en su actuación, acompañado de un Ryan O'Neal que uno siente más preocupado de su presencia en la película que el mismo Al Pacino, pero que, por la exageración a que se le somete en el vestuario y en las situaciones "peligrosas" casi no tiene que aparentar. La verdad es que ambos son estupendos actores y que la trama es muy simpática, se trata el tema con humor, con altura y con gracia frívola, sin caer en el ridículo de "La Escalera" tierna, sin el mal gusto de "La jaula de las locas" pero con la misma ternura de "Su otro amor".
El tema, inevitablemente, recuerda a "Cruising ", pero a diferencia de ésta, "Socios" es un análisis pacífico de la comunidad gay y podría decirse que es una posibilidad para que mucha gente que estereotipa el tema, piense de una manera diferente con respecto a estos personajes.
Las sutilezas, por ejemplo, hacen reir al auditorio quien se congracia con la pareja. Entonces se ve a O'Neal satisfecho en su casa, bien atendido, con deseos de ver televisión, comer y olvidar el maldito caso. Más adelante, enredado en la maraña de atenciones de Hurt, O'Neal no tendrá ningún inconveniente en despedirse con un beso.
Sin embargo, no es un estudio de la cualidad gay de un personaje ni la tendencia de otro y la comedia retrocede en credibilidad cuando vemos a Hurt, todo un detective, incapaz de disparar un revolver.
Pero la frivolidad no se quedó en el tema, llegó al descuido en dos escenas: cuando O'Neal entra a hablar con su jefe, quien le enseña su misión, y más tarde cuando los dos llegan a ver su cuarto de pareja, un micrófono o boom alcanza a pasearse varias veces en la parte superior de la pantalla. ¿Cómo no se dieron cuenta? La única razón pudo ser la rapidez como parece se filmó la película o quizás que el asesor no era gay.
Henry Laguado