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El desafortunado Zinos Kazantsakis (Adam Bousdoukos) hace lo que puede para que su restaurante no acabe de hundirse.

CINE

Soul Kitchen

El cineasta Fatih Akin vuelve a describir los giros del destino, pero esta vez en medio de una comedia contagiosa.

Ricardo Silva Romero
29 de enero de 2011

Título original: Soul Kitchen
Año de estreno: 2009
Género: Comedia
Dirección: Fatih Akin
Guion: Fatih Akin y Adam Bousdoukos
Actores: Adam Bousdoukos, Moritz Bleibtreu, Birol Ünel, Anna Bederke, Pheline Roggan, Lucas Gregorowicz y Wotan Wilke Möhring.

Nació en Hamburgo, en una familia de origen turco, no muchos años atrás: en 1973. Presentó su primer largometraje, Corto y afilado, hace más bien poco: en 1998. Pero podría decirse hoy, una década después y cinco películas más tarde, que Fatih Akin es uno de los cineastas más interesantes del mundo. De obra en obra, de género en género, ha ido dejando cada vez más clara su visión de las cosas: quien haya visto la comedia romántica En julio (2000), el drama familiar Solino (2002), la tragedia Contra la pared (2004) y el melodrama Al otro lado (2007) llegará sin mayores problemas a la conclusión de que "la vida según Akin" es la explosión que sucede cuando los destinos de los unos se cruzan con los destinos de los otros. Soul Kitchen (2009), su producción más reciente, que acaba de ser estrenada en Colombia, es un buen ejemplo de ello: sus protagonistas descubren quiénes son y quiénes deben ser gracias al encuentro inesperado con los otros.

La buena noticia es que, tras pasar una temporada en el infierno (tras dedicarse a explorar, en sus dos películas anteriores, la pesadilla en que se puede convertir cualquier vida de un momento a otro), Akin ha vuelto a contemplar, en Soul Kitchen, la posibilidad de que tropezarse con los otros no sea una pesadilla, sino una solución. Esta vez estamos, gracias a Dios, ante una comedia de vitalidad contagiosa: es fácil rendirse a sus personajes plagados de virtudes y de defectos, a sus planos ingeniosos que jamás dejan de sorprender, a su extraño sentido del humor mitad bueno, mitad alemán. Muy pronto, desde las primeras escenas, nos sentimos involucrados en la historia. Muy pronto, desde aquella comida sin pies ni cabeza, queremos que todo le salga bien al infeliz Zinos Kazantsakis.

Las cosas de Kazantsakis -dueño, en Hamburgo, de un restaurante a punto de fracasar- no van nada bien. Nadine, su novia, ha aceptado convertirse en la corresponsal en China de un diario de la ciudad. Su hermano Illias, de innegable vocación criminal, acaba de salir de la cárcel sin mayores deseos de enderezar el camino. Y él, el pobre Kazantsakis, acaba de torcerse la espalda de tal manera que va por el mundo como un pingüino desdichado.

Todo podría ser peor. Todo, de hecho, lo será. Pero en el fondo de una trama llena de desgracias, en plena cadena de errores y de trampas, respirará siempre en la inverosímil Soul Kitchen un sentido del humor que, más temprano que tarde, resultará ser optimismo. Todos los elementos, la banda sonora impecable, las interpretaciones aliviadas por pequeños gestos, los giros de comedia de la narración, los encuadres contundentes, las escenas enloquecidas, serán al final un gran elogio de la vida: de cómo, en medio de tantas cosas que nos pasan porque sí, tenemos en las manos lo que hacemos los unos con los otros. Hemos aga-rrado al director alemán, mejor dicho, en un buen día.