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SUENAN LAS TROMPETAS

Alemanes, gringos y criollos en el III Festival Internacional de Jazz en Bogotá.

8 de octubre de 1990

Muy poco de tradicional y mucho de moderno. El Tercer Festival Intemacional de Jazz, que se lleva a cabo en el Teatro Libre de Chapinero del 11 al 22 de septiembre, presenta la faceta renovadora de una tendencia musical que siempre quiere llegar más allá de todo lo que se ha escuchado. Que está siempre a la caza de ritmos cautivadores para envolverlos con la magia de su libertad y transportarlos a un mundo en el que sólo se pretende rendir culto al espíritu.
Un jazzista europeo, una norteamericana y cuatro grupos criollos conforman la muestra, que si bien no constituye una ventana lo suficientemente amplia como para contemplar el panorama del jazz en su conjunto, al menos permite que el público se enfrente a dos virtuosos de renombre y, al mismo tiempo, juzgue por sí mismo si las propuestas nacionales merecen carta blanca para salir de su anonimato.
El alemán Joachim Kuhn inaugura el Festival. En sus dos presentaciones, al frente de un piano que interpreta con gran sensualidad, demostrara porqué es considerado en todo el mundo coma uno de los virtuosos del jazz moderno, después de haber transitado por casi todos los climas de la música occidental.
Su mejor carta de presentación la constituye el hecho de haber grabado más de cien larga duración con jazzistas famosos y populares.
Terri Lyne Carrington, vocalista y baterista que mereció hace algunos años la nominación al Grammy, aparece en el escenario del Libre con un cuarteto que explora la vanguardia del jazz a través de su poderío percusivo. De padre saxofonista y abuelo baterista, Terri Lyne Carrington aprendió a interpretar los dos instrumentos antes de los 7 años, posteriormente estudió piano, vibráfono, armonía, arreglos y composición... si no hubiera sido jazzista, habría tomado un camino errado.
La cuota nacional comienza con la presentación de Tamarindo, un grupo antioqueño que se ha movido entre el son cubano, los boleros nostálgicos y el legado afrocaribe. En esta ocasión dará despliegue a creaciones frescas de corte eminentemente latino. El blues no podía faltar y ahí están, para interpretarlo, los jazzistas colombianos que posiblemente han llegado más lejos, como Eduardo Acevedo y Antonio Arnedo, bajo la dirección del trompetista Stewart Rabin. El ritmo carioca, también infaltable, hace su aparición con Ana María González.
El cierre del festival corre por cuenta de la Big Band que dirige Arturo Astudillo. Luego de un largo recorrido por los ritmos modernos que comenzó con los Flippers en los 60, Astudillo aparece al frente de una banda de 20 músicos para presentar una novedosa propuesta musical: las melodías lentas de los Beatles -"Yesterday", "Let it be", "If I feel" y "Hey Jude" convertidas al sonoro jazz latino.
Así que, aunque en cantidad parece pretencioso hablar de festival internacional, la calidad asegurará el éxito.