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Sueño de una noche de verano

La nueva versión de la obra de William Shakespeare guarda planteamientos de teatro por encima de los cinematográficos.

3 de enero de 2000

La obra teatral de William Shakespeare ha tenido diversas adaptaciones en el cine. Romeo y Julieta, del australiano Baz Luhrmann y protagonizada por Leonardo Di Caprio, que escandalizó a los defensores de producciones anteriores como la de Franco Zefirelli, no sólo por el cambio abrupto del espacio sino también por la visión del conflicto familiar que hay de por medio, y En busca de Ricardo III de Al Pacino, han sido algunos de los títulos que se han exhibido recientemente en la cartelera del país.

La obra Sueño de una noche de verano, una de las más conocidas del dramaturgo inglés, ha tenido cinco versiones cinematográficas diferentes, sin contar con la inspiración que ha suscitado el texto original a directores como Woody Allen para producciones como A Midsummer Night’s Sex Comedy.

Precisamente sobre Sueño de una noche de verano el director Michael Hoffman se aventuró en una nueva adaptación. Conservando la historia y los personajes que se han inmortalizado desde 1596, fecha en que se presume el origen de la obra, el debate amoroso entre Helena (Calista Flockhart), Lisandro (Dominic West), Demetrio (Christian) y Hermia (Anna Friel) se convierten en el eje de la cinta. Asimismo se desarrolla, paralelamente, la historia de los cinco obreros que tratan de llevar a cabo una obra de teatro con la intención de ganar la atención del público ante la boda del Duque Teseo.

Con un montaje basado en la fuerza actoral, la cinta cobra más características de teatro que de cine y tanto los diálogos como los escenarios apoyan tal impresión. A pesar de que por momentos el ritmo puede parecer lento los rasgos de comedia compensan de forma grata esta nueva versión de Sueño de una noche de verano que, seguramente, no será la última.