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TANGO

Luego de dedicarle sendas películas al flamenco, Carlos Saura rastrea con fascinante estética <BR>las intimidades del ritmo argentino tradicional

29 de marzo de 1999

Director: Carlos Saura Protagonistas: Miguel Angel Sola, Cecilia Norova, Mia Maestro, Julio
Bocca, Juan Carlos Copes, Carlos Rivarola intimidades del ritmo argentino tradicional. HHH12 El director
español Carlos Saura se resiste a pasar de moda. Si bien algunos de sus dramas recientes no han sido
bien recibidos por la crítica y ni siquiera por el público, sus musicales se han convertido en piezas de
antología. Carmen y El amor brujo fueron el preámbulo de un género que iría a consolidar con Flamenco y
más recientemente con Tango, cinta que incluso hace parte de las nominadas al Oscar en la categoría de
mejor película de habla no inglesa. Saura se ha apartado miles de kilómetros de su España natal para
desembocar en el corazón del espíritu argentino: el tango. Y lo ha hecho sin dejar un ápice de su sensibilidad
en el camino. Bajo el pretexto de una historia de amor entre un maduro director de cine y una hermosa
bailarina destinada a ocupar un lugar primordial en su reparto, el experimentado realizador español recrea con
profundo sentido estético las intimidades de ese colosal y difícil ritmo argentino. El relato es más bien anodino.
Mario, el respetado director de cine que oficia como protagonista, es abandonado por su compañera, una
curtida bailarina de tango, y en medio de la zozobra conoce a la joven prometida de un oscuro hombre de
negocios que se la ha recomendado para que le haga un ensayo. Mario no sólo la contrata para su
próxima producción sino que termina enamorándola a pesar del enorme riesgo del cortejo. La cámara,
personaje esencial de la película, no hace sino filmar los acontecimientos a medida que transcurren, de
manera que la realidad se convierte en ficción, y viceversa. El efecto es contundente. Al fin y al cabo el tema
puede ser en sí mismo un tango. Pero los diálogos y las caracterizaciones son tan débiles que dejan desnudar
cierta impostura. Sin embargo Tango es mucho más que el argumento que la soporta. Detrás de la historia se
esconde el verdadero sentido de la cinta: un homenaje al tango y a su historia, a sus compositores e
intérpretes, a sus bailarines y a sus espectadores. Todo un manjar para la vista y el oído que coloniza por sí
sólo la imaginación del público y le sugiere muchas repeticiones para poder abarcarla en su completo
esplendor