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Te busco

Una entretenida película colombiana que llevará a los fanáticos de las telenovelas a las salas de cine.

Ricardo Silva Romero
18 de diciembre de 2003

Director: Ricardo Coral
Protagonistas: Robinson Diaz, Andrea Guzman, Felipe Rubio, Julio Cesar Luna, Alvaro Bayona, Diego Cadavid, Jorge Herrera, Daniel Rocha, Jorge Baron y Enrique Carriazo Aqui tenemos una película colombiana que, según anuncian los boletines de prensa, pretende llamarnos a la ternura, devolvernos a 'los inocentes años 80' y renovar nuestra inquebrantable esperanza del Tercer Mundo. Sí, suena mal, quizás algo pasado de tono, pero la verdad es que las producciones del libretista Dago García, desde Posición viciada hasta La pena máxima, siempre han partido de la pregunta "¿qué es típico en el colombiano?" y nos recuerdan, lamentablemente, sus hábiles historias para la televisión. Puede ser el ver, en la pantalla, a los mismos actores de las telenovelas de la noche. O ese olfato comercial que origina cada una de las escenas del relato. La 'ternura' corre por cuenta de William, un niño de 5 años que, cuando sus papás emprenden una segunda luna de miel, se ve forzado a pasar las vacaciones con su tío Gustavo. La idea parece ser que sólo en los 'inocentes años 80' -que en la película es la época de Naranjito y los centros comerciales- un hombre como ese, el divertido tío Gustavo, habría podido convencer al líder de un trío, a un par de mariachis, un saxofonista de restaurante y un viejo director que se orina en la cama y se ha dedicado al aguardiente, de entrar a formar parte de una orquesta tropical en la tradición de la de Lucho Bermúdez. Y todo, claro, para enamorar a una voluptuosa cantante de barrio llamada Jazmín. Te busco es el equivalente cinematográfico del famoso disco con los cañonazos bailables que venden al final de cada año. Sí, suena mal, quizás algo pasado de tono, pero la idea es que se trata de una historia para mirar atrás y enfrentar lo que viene con la esperanza de que el dicho popular aquel de 'el que persevera alcanza' no sea sólo una frase. En fin. Si La pena máxima reunió a más de 500.000 espectadores y se convirtió en la producción más taquillera de 2001, es probable que este largometraje, que cuenta una historia mucho mejor y al fin le hace justicia al talento de Ricardo Coral, el director de Es mejor ser rico que pobre, rompa nuevas marcas. Lo que no es, necesariamente, una buena señal: es cierto que esta vez se le ha dado menos peso a las groserías y se ha puesto más cuidado a los elementos de la narración, es verdad que comienzan a perfilarse con mayor claridad los personajes (don Gerardo, por ejemplo, parece sacado de alguna pesadilla de David Lynch), es innegable que el sonido se ha hecho más claro y que la imagen ha adquirido sombras y matices, pero aún se siente que el gran objetivo del proyecto es llevar a las salas de cine, en manada, al público de la televisión. Y que es por eso que todo parte de la pregunta "¿qué le interesa al típico colombiano?" y que, como en un reality show, los personajes se encuentran sometidos a la voluntad de la mayoría. No, no tiene nada de malo hacer dinero. Pero lo más importante, a la larga, es hacer buenas películas.