Home

Cultura

Artículo

TERCIO PELO AZUL

Por encima de su música, el grupo colombiano de rock Aterciopelados está liderando todo un fenómeno alrededor de la cultura popular urbana.

23 de diciembre de 1996

Nadie sabe muy bien las causas del acontecimiento, pero lo cierto es que la banda Aterciopelados está haciendo soñar a la juventud nacional con el arranque definitivo del rock colombiano. No son precisamentelos más puristas en su interpretación. No son los más armoniosos ni los más melódicos, pero su música se escucha sin discriminación en bares, discotecas y buses. Sus canciones son colocadas en las emisoras alternando con los grandes éxitos de las bandas internacionales, y algunas de ellas se han encaramado en el puesto número uno en las listas del top ten radial. Sus videos llegan a la televisión latinoamericana de México a Argentina, gracias a la cadena MTV, que los lanzó del underground al estrellato el año pasado, al programar en sus espacios el video Bolero falaz, que se convirtió pronto en el tema preferido de los roqueros televidentes.A mediados de este año Aterciopelados logró cristalizar lo que muy pocos conjuntos de rock latinoamericano habían alcanzado antes: recorrer España en una gira de conciertos por 17 ciudades del país ibérico. Y aunque acompañaban como teloneros al grupo Los héroes del silencio, sus presentaciones sirvieron para abrir un mercado de tan difícil acceso como el europeo. Casi al mismo tiempo Andrea Echeverri, la voz principal del grupo, fue invitada por Soda Stereo, uno de los conjuntos de rock más famosos de Latinoamérica en la actualidad, para que acompañara a su líder, Gustavo Cerati, en la grabación unplugged que la banda argentina tenía prevista para MTV. La progresión de su éxito se capitalizó la semana pasada, cuando el grupo lanzó al público su tercer disco. Se llama La pipa de la paz y reúne 15 temas grabados bajo la producción de Phil Manzanera, uno de los grandes guitarristas británicos de los años 70, en el Galery Studios, de Londres, en el mismo lugar donde han dejado su huella grupos de talla mundial como Dire Straits y Duran Duran. El proyecto de la disquera BMG costó alrededor de 200 millones de pesos, una cifra significativa si se tiene en cuenta que su primer disco, Con el corazón en la mano, costó ocho millones de pesos, y el segundo, El Dorado, cerca de 20 millones.Aterciopelados se ha dado el lujo de lanzar La pipa de la paz con un concierto en Argentina, la meca del rock latinoamericano, antes de presentarlo a sus seguidores colombianos. Y, por supuesto, ya tienen organizados conciertos en México y Los Angeles en su correría de promoción.Urbano, muy urbanoTodo esto no ha sido sino el síntoma de un fenómeno que los expertos no han podido definir muy bien pero que, sin duda, tiene que ver con las nuevas tendencias del rock latinoamericano, bombardeado, entre otras cosas, por el rock mexicano contemporáneo, en el que este ritmo, en su sentido más amplio del término, ha sido mezclado con aires tan autóctonos como la ranchera por bandas de la fama de Caifanes y Café Tacuba a finales de los años 80.Influenciado por esos grupos, los integrantes de Aterciopelados retomaron los grandes éxitos de la música guasca, ranchera y carrilera y crearon con sus letras un ritmo que habría de lograr el cometido de acumular hinchas a su favor, mientras los roqueros más refinados se cubrían la cabeza con las manos. La versión roquera de La cuchilla, tradicional canción arrabalera interpretada por Las hermanitas Calle, surtió el efecto deseado. Una gran masa de jóvenes adolescentes, muchos de los cuales no habían escuchado jamás la letra, la tomaron como el ejemplo de la vanguardia en el rock nacional. Más tarde canciones como La estaca y la propia Bolero falaz (quizás su mayor éxito hasta el momento) corroboraron que no se trataba de una broma a la música popular sino, precisamente, de su reivindicación.Y es que si hay algo en lo que los especialistas coinciden es en que parte del éxito de Aterciopelados reside en su fuerte arraigo popular en un momento en que el rock latinoamericano comienza a mirarse hacia adentro. "Ya no se trata de un fenómeno imitativo, como el de Sui Generis, que era un calco del folk americano, o como el de Soda Stereo, influenciado por los temas de The Cure", opina Andrés Zambrano, coordinador de la página de rock de El Tiempo. "Aterciopelados rescata en su música la cultura popular, el lenguaje urbano, la manera de ser del ciudadano común, busca raíces propias y en consecuencia, quien lo escucha se siente identificado con su trabajo". El crítico Manolo Bellon, por su parte, está de acuerdo en que la clave ha estado en "mezclar una música elitista en teoría, como el rock, con la popular". Mala o buena, lo cierto es que esta mezcla ha logrado con el público una conexión inmediata. No de otra manera se puede explicar que una canción como La estaca, compuesta básicamente de piropos populares del estilo de "tus ojos son dos luceros que alumbran el basurero" haya tenido tanta preferencia dentro de los radioescuchas.A diferencia de las bandas pop de la década de los 80, que cantaban al amor y a la vida con un romanticismo encerrado en su caja de cristal, Aterciopelados hace parte de esa ola de roqueros jóvenes que, cansados de la melosería, han sacado del closed la auténtica realidad urbana con toda su violencia, su soledad y su desamparo. La pestilencia, La Derecha, 1280 Almas, Neurosis y Estados Alterados, cada uno en su campo y bajo su propio estilo, pertenecen a esta corriente convencida de que antes de mostrar la máscara de la Colombia con la que todos sueñan, prefieren denunciar a su manera el caos contemporáneo, con sus dramas y sus angustias, pero también con sus esperanzas. Para Julio Correal, manejador de Aterciopelados y uno de los grandes promotores del rock nacional, el fenómeno es claro: "Ya nos dimos cuenta de que no es necesario intentar imitar a Pink Floyd. Estamos haciendo rock desde nuestras raíces y esa es una sólida plataforma de lanzamiento".

Un estilo de vidaPero independientemente de su música, muchos explican el protagonismo de Aterciopelados como la expresión natural de su estilo de vida. El bajista Héctor Buitrago, uno de los creadores del grupo al lado de Andrea Echeverri y también uno de los fundadores de La pestilencia, lleva 15 años dedicado a la música en un ambiente alejado de las universidades, recorriendo la ciudad en sus más insospechados trayectos, lo cual le ha permitido vivir en carne propia la cotidianidad urbana sin imposturas y expresar en sus canciones el reflejo fiel de su experiencia. Su compañera, Andrea Echeverri, es un caso atípico en el mundo del rock. Bachiller del Gimnasio Femenino y graduada en bellas artes en la Universidad de los Andes con especialización en Londres, la talentosa líder de Aterciopelados renunció a los privilegios de la vida light para encontrar su razón de vida en las calles bogotanas, en contacto con los habitantes de a pie, con los verdaderos protagonistas de la realidad capitalina. Contrariamente a lo que muchos de sus opositores piensan, su forma de hablar y de vestir no es un producto de mercadeo: nace de su propia manera de abordar la vida.Su visión de la urbe expresada musicalmente ha dado como resultado un fenómeno que tiene seguidores por igual en la élite que quiere imitarlos, como en las clases populares que se sienten identificadas con sus luchas y sus problemas. En este sentido, la irreverencia y la exaltación de lo grotesco han sido elementos fundamentales en su obra, pues no hacen sino recalcar que la realidad urbana, con todo su desbarajuste, no se vive en las oficinas y las mansiones, sino en la calle, en las busetas, en las plazas de mercado y en los comercios populares.
Pero aunque son muchos los que defienden el estilo impuesto por Aterciopelados, hay quienes sólo ven en su música la 'perratización' del rock. Andrés Salgado, del programa Rock Iberoamericano, de la emisora Javeriana Stereo, opina que el gran error del grupo fue, precisamente, incursionar en la fusión con lo popular. "El resultado fue un rock barato, un chucuchucu disfrazado con guitarra eléctrica". Gustavo Arenas, más conocido en el medio como el 'Doctor Rock', es más radical. "En realidad Aterciopelados es un una banda de supermercado, es más un producto comercial que los jóvenes digieren porque están necesitados de rock. Pero eso no es rock, es quizás ranchera y, por lo tanto, ni siquiera rescata la cultura popular nacional, como muchos afirman. El día en que los grupos tengan un conocimiento profundo de los ritmos colombianos, ese día sí podrán pensar en lograr algún tipo de fusión. Mientras tanto la música de Aterciopelados es puro cuento".
Pero más allá de las loas y las críticas hacia su trabajo, la popularidad de Aterciopelados ya se ha internacionalizado. Su disco El Dorado vendió cerca de 150.000 copias y sus canciones se escuchan por igual en Argentina, México y España. Y aunque en ventas todavía les falta mucho camino por recorrer (Carlos Vives y Shakira han vendido cada uno alrededor de un millón de discos), el hecho de haber grabado en Londres ya es un síntoma de que para los productores vale la pena el riesgo.