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TESOROS DE PAPEL

La Librería El Carnero, de Bogotá, se está convirtiendo en un sitio ineludible para los amantes de los libros antiguos.

28 de junio de 1993

TESOROS DE PAPEL
LA BIBLIOTECA NACIONAL NO TENIA un ejemplar de la primera edición de María, hasta que Mauricio Pombo, un gomoso de los libros antiguos, llegó con el volumen a ofrecerlo. Era un caso excepcional, pues de los 800 ejemplares de este primer tiraje de la obra de Jorge Isaacs, impreso en 1867, no más de 20 habían sobrevivido al cambio de siglo.
Para la biblioteca era la culminación de una búsqueda de años. Para Pombo era prácticamente el comienzo de un oficio tan apasionante como delicado: el de cazador de tesoros editoriales.
Después de cinco años dedicado a empaparse del tema en Europa, Estados Unidos y Suramérica, de escudriñar en toda clase de bibliotecas particulares y de ir rondando de ciudad en ciudad siguiendo la pista de cualquier hoja escrita con algún valor histórico desde el punto de vista editorial, hoy Mauricio Pombo posee la virtud de ser uno de los escasos colombianos capaces de medir en precio real un libro de colección. El resultado práctico de su dedicación -en la que tuvo que ver mucho su socio, Andrés Hoyos, quien fue el que lo metió en la profesión de "librólogo" - es la Librería El Carnero, abierta al público hace más de tres años en Bogotá y actualmente un lugar predilecto por los fanáticos de los libros antiguos, raros o curiosos.
Según Pombo, El Carnero es la primera librería de su estilo en el país, pues antes sólo se conocían los llamados "traperos", comerciantes de libros antiguos dedicados a venderlos a un precio arbitrario, como los que se suelen ver en el Parque Santander de la capital. Lo que han hecho Pombo y Holguín es clasificar rigurosamente los volúmenes recolectados para adjudicarles su verdadero valor histórico y editorial.
Contrario a lo que se imagina, la antiguedad no es el único factor que influye en el valor de un libro. También cuenta el autor, la factibilidad de que el ejemplar sea realmente escaso, el número de edición, lo raro o lo curioso que pueda resultar para el coleccionista, la dificultad de la elaboración, el grado de preservación y, como en todo negocio, la demanda que tenga en el mercado. Así, a pesar de que un ejemplar de la primera edición de María tiene un siglo, más de antiguedad que uno de la primera edición de Cien años de Soledad, los dos rondan los 700 mil pesos, por la sencilla razón de que en Estados Unidos la demanda por las piezas de colección de García Márquez es muy alta.
De igual forma, el segundo tomo del Tratado de la Amazonía, de Demetrio Salamanca, que salió al público en 1916, no tendría el valor que tiene hoy si no fuera porque José Vicente Concha, durante su mandato, mandó quemar toda la edición al notar que Colombia quedaba muy mal parada frente al Perú en cuestiones limítrofes.
Los libros que reposan y los que ya han pasado a ser de particulares- en las estanterías de El Carnero, así como las historias de , cada uno de ellos, han sido los encargados de que cada día sea mayor el , número de personas que la visitan, con el plan de comprarlo con el simple pretexto de organizar tertulias alrededor de las curiosidades del momento. Allí van a parar desde ex ministros como Jorge Ospina y Alberto Casas, hasta artistas y poetas como Jim Amaral y Dario Jaramillo. El propio presidente de la República, César Gaviria, es cliente asiduo.
Por El Carnero han pasado libros tan valiosos como los 14 tomos de la primera edición (1913) de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust; una edición del Quijote, de 1647; la primera edición de la Historia y cosquista del Nuevo Reino de Granada, de Lucas Fernández de Piedrahita, impresa en Amberes en 1688, y un ejemplar de la primera edición de El crepúsculo de los ídolos, de Federico Nietzsche, de 1888. La más reciente adquisición es una edición facsimilar del Viaje a los países equinocciales, del maestro Von Humbolt, una colección de 30 volúmenes con más de 1.500 planchas entre grabados y mapas.
Pero a pesar de que en las existencias de El Carnero se encuentran joyas como los primeros impresos granadinos, verdaderos incunables nacionales si se tiene en cuenta que fueron impresos menos de un año después de la llegada de la imprenta a la Nueva Granada en 1738, y el original de 1782 de la condena contra José Antonio Galán Mauricio Pombo está obsesionado por adquirir dos reliquias: la primera edición de las Elegías de varones ilustres (1589), de Juan de Castellanos, y el manuscrito original de EL Carnero, de Juan Rodríguez Freyle, escrito mucho antes de la llegada de la imprenta a Colombia. El primero ya lo vio en Londres, pero el segundo es un deseo utópico, pues nadie hasta el momento ha visto algo parecido.
Con todo, El Carnero cuenta con más de 10 mil títulos, algunos valorados entre los 100 mil y los seis millones de pesos. Pero también hay ediciones que no sobrepasan los 10 mil. Al fin y al cabo, el único requisito para que un libro ingrese a la estantería es que pertenezca a una edición que ques ya no esté en el mercado. Así, desde potentados coleccionistas hasta estudiantes curiosos, tienen cabida en ese recinto de tesoros de papel que poco a poco se está convirtiendo en un sitio ineludible para los amantes de los libros. -