Home

Cultura

Artículo

Un día de furia

12 de julio de 1993

Un día de furia
Michael Douglas en el papel de un ciudadano común víctima del estres cotidiano.
LOS DIRECTORES de la época dorada de Hollywood hicieron que el público mundial se enamorara del encanto, la magia y la ensoñación de Los Angeles. Más de 30 años después la mirada de los directores es totalmente opuesta. Es la visión de una ciudad en decadencia, donde una gran porción de sus habitantes se sumerge diariamente en un laberinto de tensiones, racismo y violencia; donde la criminalidad y el desempleo agobian de tal manera que no es posible descubrir a alguien de clase media o baja que no se sienta tomado del cuello, a punto de asfixiarse.
Un asomo de esa sombría visión, proyectada al futuro, la había presentado Ridley Scott en Blade Runner (1982). Pero al fin y al cabo, era una película futurista. Hacia falta filmes recientes, como Grand Canyon, de Laurence Kasdan; Los dueños de la calle, de John Singleton, y Sangre por sangre, de Taylord Hackford, para dar la voz de alerta sobre la problemática actual de la capital californiana.
El director Joel Schumacher, el mismo de Línea mortal, decidió también abordar el tema. Su reciente realización, Un día de furia, intenta reflejar el grado crítico de neurosis al que puede llegar un ciudadano metropolitano, ante los atropellos que le brinda la vida cotidiana de la urbe. Michael Douglas protagoniza a un hombre californiano de clase media, que cae víctima del estrés en un día cualquiera, en una descontrolada faena de violeneia, antes de poder llegar a su casa. Es ni más ni menos que la violencia suscitada por la presión del diario trajín, que cabe como anillo al dedo en una ciudad como Bogotá. La virtud de Schumacher es saber explotar los elementos cotidianos para mostrar la realidad de la selva de cemento.
Por supuesto, es un tanto exagerada, pero para muchos espectadores bien puede servir de catalizador de tensiones reprimidas.

La próxima Marilyn
SHARON STONE, PROTAGONISTA de una de las películas más polémicas del año pasado, Bajos Instintos, ha entrado definitivamente en su cuarto de hora como actriz. Después de haber aceptado una jugosa oferta para realizar la que será la segunda parte de la cinta que caracterizó al lado de Michael Douglas, Stone se prepara para hacer uno de los papeles más llamativos de su carrera.
El productor Dino de Laurentis la tiene en la mira para que sea ella quien interprete a la legendaria Marilyn Monroe, en su proxima película, The Inmortals, cuyo tema es nada , menos que las relaciones que sostuvo durante varios años la famosa actriz rubia con los hermanos Kennedy.
El director será Uli Edel, el mismo director de El cuerpo del delito, otra escandalosa -aunque mediocre- cinta que estuvo hasta hace poco en cartelera. El presupuesto, de más millones de dólares, hace pensar que este vez, con Stone a bordo, Edel se sacará el clavo por las críticas que recibió su trabajo con Madonna.

La Discreta
Una de las pocas películas europeas que llegan a la cartelera comercial.
EN EL FESTIVAL de Cine de Venecia de 1990' obtuvo el premio de la crítica y tres Césares: uno a la mejor ópera prima, otro al mejor guión y otro más a la mejor actriz joven.
Se trata de La Discreta, una película del joven director Christian Vincent, que relata la aventura de un escritor con una mujer cortejada a propósito, en un intento por vengarse de todo el género femenino, que no ha hecho sino provocarle sinsabores.
La Discreta, una de las pocas películas europeas que llegan a la cartelera comercial cada año, está concebida en el estilo propio del cine francés, un cine en el que cada palabra en el diálogo está medida para provocar su efecto, en el que las imágenes son el discurrir estético del discurso.
Vincent se propone mostrar el riesgo de jugar al amor, ese sentimiento muchas veces traicionero y cobarde que no aprende a manejar el hombre. Pero aunque la propuesta resulta sugerente, queda la sensación de que los acontecimientos se van desgastando hasta agotarse, sin que el espectador pueda ubicar rápidamente una salida al drama. Esta especie de limbo es el que hace pensar en que La Discreta es, ante todo, una película para digerir con el paso del tiempo, para volver a ella a pesar de que en un primer vistazo, parezca que no dijera nada.

HOPKINS EN ALEMANIA
Desde su portentosa participación en El silencio de los inocentes, el actor inglés Anthony Hopkins no ha dejado de recibir ofertas para participar en toda clase de películas. En menos de dos años ha participado en filmes tan disímiles como el Drácula, de Coppola; Chaplin, de Richard Attenborough, y Howards End, de James Ivory.
Ahora, Hopkins ha aceptado la oferta de trabajar en Alemania, con el director Klaus María Brandauer. Se trata de una adaptación del relato novelesco del escritor Thomas Mann Mario y el Mago, en la que el talentoso actor hará el papel del protagonista, el hipnotizador Cipolla.
El rodaje, que utilizará locaciones de Venecia, Berlín, Hamburgo y Austria, comenzó en el pasado mes de mayo.