Home

Cultura

Artículo

UN TESO

Rogelio Salmona es el arquitecto más importante del siglo XX en Colombia.

MARIA MERCEDES CARRANZA
21 de diciembre de 1998

Salmona
Ricardo L. Castro
Villegas Editores
Bogotá, 1998
$ 98.000
Si hay hoy algún personaje colombiano que merezca todo respeto _al menos de mi parte_ tanto por su personalidad como por su obra, es Rogelio Salmona. Respeto por la discreción con que maneja su vida pública, ajena a los pantallazos en los medios y a las frivolidades sociales, ajena también al exhibicionismo del dinero, tan del gusto de nuestra alta sociedad: como que vive en sus amadas Torres del Parque, en el centro de Bogotá, pudiendo hacerlo en el lugar más exclusivo y codiciado de los guetos del norte de la ciudad. Lo suyo es el trabajo serio, sin alharacas, lagarterías ni arribismos.
Pero claro que esas son solo anécdotas, que aprovecho para decirlas pues no es frecuente toparse en Colombia con alguien como Salmona, que sea al tiempo un ejemplo por su vida y por su trabajo profesional.
Este libro, de características lujosas, con formato grande, buen papel, excelentes fotos, color a chorros, pasta dura y entelada y sobrecubierta, no es un coffee-table más. Es una investigación seria y muy completa de la obra de Salmona.
Su autor, el arquitecto Ricardo Castro, la estudió durante nueve años y gracias a la subvención y apoyo del Consejo de Artes del Canadá, pudo realizar este libro. Lleva un extenso prólogo suyo, en el que expone las características del trabajo de Salmona y luego se abre a 11 capítulos, cada uno de los cuales muestra y analiza una a una sus construcciones más notables en Cartagena, Bogotá, Armenia y Cali. Cada edificación lleva una reproducción a muy pequeña escala de los planos, una ficha con la descripción arquitectónica, sus características estéticas y la historia de por qué y cómo se ejecutó. Van además textos de Salmona alusivos a su arte y muchas fotos, en su mayoría tomadas por el mismo Castro: el Archivo Nacional, el Museo de Arte Moderno de Bogotá, el Museo Quimbaya, las viviendas Nueva Santa Fe, las Torres del Parque, el edificio de la FES, la casa de García Márquez y otras de la Sabana, el Fuerte de Manzanillo.
Página a página, el lector mira los detalles de esa arquitectura: el ladrillo de raigambre mudéjar y tan colombiano, su color y textura aprovechados magníficamente; el agua en los patios que recuerda el arte árabe y precolombino; la incorporación del paisaje circundante, ya sea urbano o campestre; los calados como de celosías árabes que se logran con el juego del ladrillo y que permiten la incorporación de la luz y el aire al conjunto; los jardines con la vegetación nativa, unas veces secretos otras extensos; las armónicas y al tiempo audaces formas de las bóvedas, terrazas, galerías, escaleras y pórticos.
Es cierto que se puede ver aquí y allá la arquitectura de Salmona y se ha gozado de su riqueza, pero este libro, gracias a que permite observarla y analizarla en conjunto, revela cómo ella corresponde a una concepción muy profunda de la vida, del arte, de la naturaleza y de la arquitectura, con raíces que se alimentan en diversas culturas y resultan en ese sincretismo fabuloso y tan hispanoamericano que entrega Salmona en cada una de sus realizaciones.
Hermoso libro, excelente investigación: un homenaje debido al maestro.