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Una brújula para leer

Una novedosa guía de lectura de los libros básicos que hay que leer para conocer la cultura occidental.

Luis Fernando Afanador
10 de octubre de 2004

Libros, todo lo que hay que leer
Christiane Zschirnt Taurus, 2004
351 páginas
En apariencia, este trabajo es un buen resumen de los libros básicos que una persona más o menos ilustrada debe haber leído o al menos conocer de oídas. Y sí, lo es -lo cual, por supuesto, es ya un gran mérito-, pero es mucho más que eso. Literalmente, Libros, todo lo que hay que leer es una estupenda, juiciosa y agradable introducción a la cultura.

Lo primero que llama la atención es que las obras no se encuentran ordenadas en forma cronológica y predecible: desde la antigüedad hasta nuestros días. No, no se trata de una guía convencional. Su presentación es temática y, en cierto sentido, provocadora. ¿Robinson Crusoe en el capítulo donde se habla de economía? Y, peor aún, ¿El pato Donald, de Carl Barks, al lado del ilustre John Maynard Keynes y su respetable Teoría general de la ocupación? Desde luego que sí: Robinson Crusoe es una obra literaria que tematiza la economía y el inicio del capitalismo, y en el mundo de la familia Donald todo gira alrededor del poder del dólar. En la heterogénea propuesta de Christiane

Zschirnt dialogan, sin claras líneas divisorias, la alta cultura y la cultura popular: "Hay que encontrar una alternativa a las perspectivas clasicistas que enfrentan la cultura pop contra lo exquisito, las dos cosas son esenciales en nuestro mundo contemporáneo y se pueden compaginar".

Christiane Zschirnt sabe por supuesto que Johann Wolfang Goethe y su Fausto son más importantes y perdurables que Douglas Coupland y su Generación X. Sin embargo, ¿cómo negar que este último fue una influencia decisiva -y mayor- para toda una generación de lectores? La generación X es un libro de culto, al igual que en su momento lo fueron El guardián entre el centeno de J.D. Salinger y El lobo estepario de Hermann Hesse. Los libros de culto, que a veces proceden de la periferia de la industria editorial, no sólo conmueven a los jóvenes sino también les ayudan a marcar diferencias y les dan símbolos de identidad. En ese orden de ideas, ¿por qué no darles cabida a los clásicos triviales? Frankestein, Sherlock Holmes, Scarlett O'Hara. Es que, vista en detalle, Drácula, de Bram Stoker, ¿no resulta acaso una sugestiva puesta en escena de la sexualidad reprimida y las fantasías eróticas de la sociedad victoriana?

Se comentan los libros canónicos: la Biblia, Don Quijote, la Divina Comedia. Los libros clave de la modernidad: La señora Dalloway, Tierra baldía, El hombre sin atributos, Esperando a Godot. Pero también hay libros sobre política, sexo, mujeres, literatura infantil, el cibermundo. Christiane Zschirnt cree que todo se comunica entre sí: la cultura es un sistema de relaciones y ella busca las vías de conexión. Si la vemos como un conjunto, adquiere otra perspectiva: se vuelve dinámica. Cuando Fausto, luego de décadas de estudio llega a la conclusión de que nunca podrá comprender el mundo en su totalidad, siente una gran decepción: la erudición lo ha apartado de la verdadera vida. En ese momento, su crítica a la civilización es idéntica a la de Rousseau. Goethe lo ignoraba pero nosotros lo podemos apreciar con claridad. Esas son las líneas de continuidad que quiere mostrarnos este libro.

Christiane Zschirnt persigue el saber cultural de Occidente, pero no lo hace a la manera de Harod Bloom, tratando de imponer un nuevo canon inmaculado. Su perspectiva no es académica. Es, más bien, la de una lectora corriente que va al mercado, monta en bicicleta y quiere saber tanto del surgimiento del capitalismo en el siglo XVI como de la píldora anticonceptiva. Y no pretende engañarnos: "Ningún compendio puede sustituir la belleza del lenguaje de Proust, el humor de Jane Austen, el murmullo de leer o la aventura del encuentro con ideas que han marcado una época".

Estamos inundados de información, entrar a una librería es una experiencia apabullante: no sabemos qué leer, por dónde empezar, qué es lo verdaderamente importante. Necesitamos un poco de contexto, de referencias, de valoración. Necesitamos más brújulas como esta.