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¿VERDUGOS DE UNA NOVELA?

La versión para TV de "La canción del verdugo" desata serias críticas por la gran distancia que presenta frente a la obra original.

25 de junio de 1984

Los millones de colombianos que cada semana se sientan ante la televisión para ver "La canción del verdugo" en el espacio "El cuento del domingo", ignoran que a esa hora un puñado de televidentes libra una polémica secreta contra ese mismo programa. En efecto, son los lectores de la célebre novela de Norman Mailer "La canción del verdugo" (Premio Pulitzer, 1980) quienes se sienten, si no francamente defraudados, por lo menos insatisfechos de la versión que para la teleaudiencia colombiana presenta R.T.I. bajo la dirección de Alí Humar. Claro que este pequeño sector de televidentes, admiradores de la obra de Mailer, no representa al grueso público, que ignora la existencia del libro; pero son ellos quienes han puesto el dedo en la herida ¿Hasta donde sus criticas están justificadas y hasta dónde son lícitas sus demandas de fidelidad a la novela?, fue lo que SEMANA quiso establecer.
Es un hecho palpable que la versión para televisión se aparta enormemente del libro, pero esto tiene sus explicaciones. Interrogado por SEMANA, Alí Humar explicó que en la primera adaptación que Javier Darío Restrepo, presentó a la programadora aunque prescindía de muchos elementos de la novela, "respetaba de una manera muy fiel el medio, el ambiente, la psicología, parte de los nombres originales... pero era una adaptación absolutamente cinematográfica... irrealizable en Colombia porque no podemos pretender transponer el ambiente de los Estados Unidos aquí". Aunque "La canción del verdugo" es una novela de medio social, "una novela verídica", la llamó Mailer, la versión colombiana en concepto de algunos, ha prescindido temerariamente del medio real. La obra de Norman Mailer relata los nueve meses que precedieron la ejecución de Gary Gilmore ante el pelotón de fusilamiento, convicto de doble asesinato. Los adaptadores consideraron, sin embargo, que en la obra de Mailer hay suficientes elementos universales como para hacer abstracción del medio ambiente y trabajar con lo esencial que hay en la novela, transponiendo ese medio social a uno que es muy similar al nuestro. La legitimidad de éste punto de vista es lo que está en tela de juicio. El caso de Gary Gilmore se hace posible y se explica porque los sucesos tuvieron ocurrencia reál en Salt Lake, con la opresiva comunidad religiosa de los mormones como telón de fondo; es esa América, como se ha dicho, "escandalizadora y triste, errática, indigente, miserablemente pervertida". Allí, a Salt Lake, es a donde Gary Gilmore regresa a casa de su prima después de haber pagado largas condenas que lo llevaron a errar de cárcel en cárcel por delitos menores. Y allí regresa supuestamente en busca de regeneración bajo libertad condicional. La fuerza acometedora con la que Norman Mailer narra los intentos de adaptación de Gilmore a la sociedad, sus momentáneas salidas de los márgenes disciplinarios en los que la ley lo colocó como forma de control, su encuentro con Nicol, que sería su novia en un amor tormentoso, como pocos narrado por la literatura actual, la extraordinaria fuerza de su personalidad, demoníaca por momentos, mística en otros; y la sospecha creciente, por parte del lector, de que en este hombre, que vivió como un torbellino y que pasó la mayor parte de su vida en prisión, había un iluminado, pero también un hombre rechazado, son características, más que episódicas, equivalentes a la estructura visible de la novela. Y como éstas características están desdibujadas en la versión colombiana, esos televidentes críticos han encontrado ahí el mayor defecto del trabajo de la producción. "Esto no es una versión, es una perversión del gran libro de Mailer", comentó un televidente airado. "La novela de Mailer es peligrosa, pero ésto que nos estan mostrando es peor: es mediocre", comentó a SEMANA un arquitecto de 62 años. El personaje de Gary Gilmore, en la versión adaptada para la T.V. colombiana, se llama Tony Escrucería y lo interpreta el conocido director y actor de "La Candelaria" Santiago García. Es evidente que Tony Escruceria nada tiene que ver con el psicópata de fuerza alucinada que fue Gilmore, pero para Santiago García esto no le quita validez a su asunto. "Al contrario -afirmó García- esto es lo que interesa más. A mí me repugnaría una translación inmediata, mecánica; yo acepté el papel porque se trata de una versión, o sea una propuesta que parte de la novela pero que no se somete a ella, por eso a mi me parece interesante". Alí Humar, por su parte, va un poco más lejos, con una afirmación que pareciera anular el terreno en donde se hace propicia la polémica: "No estamos haciendo la vida de Gary Gilmore, dijo Humar, nosotros cogimos la narración de Norman Mailer y hemos hecho una historia adaptada y adaptable a Colombia y hemos creado una cantidad de escenas y situaciones que no figuran en el libro, hemos respetado lo que consideramos fundamental en la narración, pero prescindiendo de los elementos sociales que estaban enmarcando la obra de Mailer".
Otro hecho que significa una gran distancia entre la obra americana y la versión de "El cuento del domingo" radica en el tratamiento del tema central de la novela y que fue lo que llevó a su autor a escribir su extraordinario relato: establecer un fuerte alegato contra la pena de muerte e implicar en ello una crítica contra el funcionamiento de ciertos engranajes que mueven a la justicia norteamericana y que merecen el apelativo de kafkianos. En efecto, el proceso de apelaciones ante la corte, la postergación de juicios, el tráfico de influencias, las presiones sociales, la zozobra, la esperanza, el abatimiento, las sentencias de pena de muerte suspendidas; todo ello conduce a una experiencia extrema y casi monstruosa, contra la que Gary Gilmore finalmente se revela y exije que le hagan efectiva la pena de muerte.
La reconstrucción que Norman Mailer hace de los últimos meses de la vida de Gilmore gira en torno a tres temas básicos: el sexo, la libertad y la muerte; ¿son éstos los temas básicos de "El cuento del domingo"? También es claro que es sobre el hecho capital de la pena de muerte que Mailer monta el engranaje de la novela. ¿Está esto presente en el espacio de la T.V.? Alí Humar explica las diferencias: "No podíamos localizar la obra en Colombia porque la historia narra la pena de muerte y por eso nos inventamos un lugar, el cual nunca se menciona, con nombres supuestos pero que de todas maneras crea una identificación con lo latinoamericano, para que la gente se sienta un poco identificada, de lo contrario sería hacer un documento que para Colombia hubiera sido completamente ajeno". Por su parte Santiago García afirma que si no estan presentes los temas básicos de la novela aparecen otros: "Unos elementos del personaje que son los que estoy tratando de desarrollar... por ejemplo, los contrastes entre brutalidad y ternura. Le buscamos otras facetas a los personajes que apenas estan muy levemente dibujados en el libro, aquí queremos hacer una cosa más original, puede que no sea tan buena como la de Mailer, obvio una novela tan importante, best seller en los Estados Unidos; aquí nos limitamos a las posibilidades que tiene nuestro medio y a que el público masivo pueda encontrar una cierta verosimilitud en esto que se le esta narrando".
No se puede desconocer que los argumentos de los comprometidos en "El cuento del domingo" explican y justifican su audacia. Han aceptado un reto difícil como pocos en la televisión colombiana y han logrado sus aciertos. Pero para muchos, ese sabor de insatisfacción ante la comparación entre la novela y la adaptacion no deja de echar sombras de duda sobre la legitimidad de estas empresas. Lo importante en este tipo de trabajo -ya se ha dicho largamente-, es conservar el espíritu de la obra. Alí Humar cree que ésto se ha logrado plenamente; pero ésto es justamente lo que en el fondo sus críticos cuestionan. Para éstos es inevitable preguntarse si hubiera sido mejor que con un mayor esfuerzo de la producción, que hubiese apoyado un proyecto más ambicioso se habría podido aprovechar mejor la gran riqueza del libro de Mailer, aún a costa de la supuesta ubicación latinoamericana del tema. Como quiera que sea, a los críticos de este espacio habría que señalarles que el último reducto está en la objetividad: sus juicios son válidos, sólo en la medida en que juzguen lo que han visto en sus pantallas y no lo que les hubiera gustado encontrar del extraordinario libro de Norman Mailer.