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VIA MILAN

Una colectiva de gráfica colombiana de gira por Europa.

18 de junio de 1984

La exposición colectiva "Gráfica Colombiana 1984" que será mostrada próximamente en el Castillo Sforzesco de Milán y después en otras ciudades europeas, es un esfuerzo por destacar la vitalidad con que los medios de reproducción de imagenes con fines artísticos son actualmente empleados entre nosotros. La situación actual contrasta claramente con la de épocas precedentes ya que es bien sabido que desde los grabados venidos de Europa en tiempos de la colonia hasta los albores del uso de la serigrafía, en el siglo XX, pasando por el período del Papel Periódico Ilustrado, las obras gráficas en Colombia tuvieron un carácter sobre todo de reproducción. Se utilizaron para copiar o para multiplicar imágenes que ya existían, a veces con el propósito de simple ilustración, cuando no de dar servicio de difusión comercial.
La utilización de la gráfica en Colombia con el fin artístico y estético y con razones de ser básicamente creativas es muy reciente. Apenas si sobrepasa el período de los últimos veinticinco años. Durante ese lapso dicha actividad adquirió una frecuencia cada vez mayor en todos los medios, desde los más tradicionales de incisión mecánica y química, incluso con varios colores, sobre plancha de metal, hasta las más recientes técnicas como la litografía y la serigrafía con sus variantes fotográficas y el monotipo. Más recientemente hay evidencia entre nosotros de trabajos realizados sobre planchas acrílicas. Todo esto ha estado respaldado tanto en Bogotá como en el resto del país por la organización y funcionamiento de activos talleres que agrupan y articulan artistas que así han podido llevar a cabo con más efectividad su propuesto cometido.
Durante los últimos diez años la gráfica se ha convertido en una de las ramas más activas de la operación estética en Colombia. En ella participa una legión de artistas grabadores en el sentido estricto de la palabra, y otra de pintores y escultores quienes ocasionalmente hacen gráfica, ya sea porque buscan una experiencia real en el medio, o porque quieren dar difusión a las figuras de su creación. Esta actividad cada vez obtiene más favores y atención tanto del público como del mercado.
La más reciente década ha visto a Colombia convertirse en un país eminentemente productor de obras gráficas seriadas, tanto de manera individual como en carpetas, que han literalmente ocupado la disponibilidad del público local para mirar obras de arte. En esta empresa multitudinaria y masiva han participado artistas representativos de todas las clasificaciones.
La presente exposición nos permite ver una parte significativa del abanico de tendencias utilizadas actualmente entre nosotros. Esta parte del abanico se observa de acuerdo con cuatro categorías estilísticas: en primer lugar aparece la tendencia de la abstracción lírica que incluye a las figuras de Manuel Hernández, Alfonso Mateus, Ana Durán, Olga de Botero y Antonio Grass. Todos ellos se sitúan dentro de un abstraccionismo geometrizante de bordes blandos, o borrosos, diferenciables del otro abstraccionismo geométrico, de bordes duros, que existe también en nuestra plástica, que tiene cultores de la gráfica que no estan incluidos en la presente colectiva. Este primer grupo trabaja con colores agrisados, profundamente armónicos, en busca de entendimientos cromáticos y tonales que, más allá de su nominal afiliación a lo geométrico, producen efectos notablemente atmosféricos.
En segundo lugar encontramos aquí un grupo de artistas que trabaja con una figuración clásica y que esta compuesto por Patricia Tavera, Alberto Sojo y Gustavo Vejarano. Estos son los más jóvenes miembros de la presente confrontación. Con respecto a su obra, la palabra "clásico" significa, sencillamente, una manera de construir las formas, que se basa en el dibujo y el claroscuro para lograr redondeces y volumetrías evidentes y de fácil percepción. Ellos representan tendencias que han estado en evidencia en el arte colombiano desde hace algún tiempo, pero también cada uno de los tres toma una posición personal en el tratamiento de la figura humana inmiscuida en situaciones más o menos dramáticas y manejadas con una aproximación que implica la visión directa de la figura, sin mayores deformaciones sustanciales de la misma. La interpretación que dan se basa en el tipo de interrelación que la figura mantiene con las otras figuras que la acompañan en los cuadros, o con los objetos que también aparecen allí. A veces dicha relación es significativa por el diálogo que se da entre la figura y el espacio mismo en el cual está localizada.
El tercer núcleo de artistas incluidos en esta muestra es el de los expresionistas figurativos; representan una tendencia de vieja data en el país, la cual se comienza a manifestar desde mediados de la década del cuarenta en el trabajo de varios, hoy considerados de gran importancia en nuestro medio. Este es un expresionismo que responde a las tendencias internacionales que desde principios del siglo se dieron en Europa, y que también está consciente de las últimas manifestaciones del expresionismo internacional, tales como la mauvais peinture francesa, la pintura salvaje alemana y la tránsvanguardia italiana. Pero más allá de coincidir con la gran moda internacional actual, los artistas de este grupo son capaces de reflejar situaciones de carácter estrictamente local: María de la Paz Jaramillo, Diego Mazuera, Luis Paz, Evelia Medina y Umberto Giangrandi.
Por último, la presente muestra incorpora a un sólo artista quien representa la tendencia de la figuración surrealista: Alfonso Quijano. La utilización de este canal expresivo también ha sido de vieja data en el país y ha reunido a creadores de gran importancia para explicar el proceso artístico colombiano. Como su nombre lo indica, de alguna u otra manera esta vertiente se afilia a lo que fue y sigue siendo el arte fantástico desde sus orígenes contemporáneos en el Dadá y el Surrealismo de los años veinte pero también ha sido uno de los canales preferidos para darle curso a experiencias significativas en un país eminentemente tropical, de mentalidad desaforada y de fogosa composición multivalente. Un país que como muchos otros de América Latina se caracteriza por dar lugar a una espontánea magia en los asuntos cotidianos que se llamaría "lo real maravilloso" en las palabras de Alejo Carpentier.
Ante la estructura de la presente muestra es preciso aclarar que falta por incluir una serie de sectores estilísticos, cuya presencia aquí hubiera mostrado en forma más completa el panorama general de la composición artística colombiana de hoy. Faltan, entre otros, el geometrismo de borde duro, el realismo acendrado o hiperrealismo, así como el realismo romántico, entre otros. También hubiera sido conveniente incrementar el número de quienes trabajan con el surrealismo para complementar la visión que de esta tendencia da aquí la obra solitaria de Alfonso Quijano. Pero si por una parte la muestra es deficiente en cuanto a la inclusión de las visiones pluralistas que hoy por hoy enriquecen el panorama artístico colombiano, por la otra recompensa con creces a quienes creemos en la necesidad de dar cabida en estos certamenes a ciertos nombres de creadores serios pero menos conocidos que han comenzado ya a renovar las filas de nuestra militancia artística.