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ANTIGUOS CRACKS HOY SON TECNICOS

La gran escuela del fútbol los registró con nombres inolvidables gracias a sus tardes brillantes: Klinsmann, Van Basten, Zico. Pero aquellos buenos jugadores parecen firmar un pacto para no abandonar las canchas.

Sarah Melissa Castro Lizarazo
5 de junio de 2006

El poder místico de la Copa Mundo los pone ahora en el banco de la dirección técnica, donde ubican su afán de superar las barreras para aproximarse a la experiencia del fútbol total.

Klinsmann, Van Basten, Zico entre otros, hacen parte de la lista selecta de jugadores que buscaron la gloria de la Copa del Mundo con sus camisetas y hoy lo vuelven a intentar. Ahora como DT´s, patentan nuevas llaves para abrir cerrojos defensivos, implementan la evolución de sistemas y tácticas, e imparten órdenes y confianza a los gladiadores que lucharan en Alemania 2006. Todo esto, con la autoridad de leyendas vivientes que saben qué es pisar el terreno de juego.

Un panzer como anfitrión

Pese a que su historia como jugador aún late, en Alemania no dudaron en darle a Jurgen Klinsmann la responsabilidad de dirigir al seleccionado en el certamen donde será el anfitrión.
Siendo emblema del Sttutgart y ejecutando con eficacia definiciones en distintos equipos europeos (Inter, Bayern, Tottenham, Monaco y Sampdoria), sus goles llevaron a Alemania al título en Italia 1990. También participó en Estados Unidos 1994 y Francia 1998. Sus 11 goles en los mundiales expresan la magnitud de su figura y velocidad, peso decisivo que Klinsmann intenta transmitir en la conducción del equipo alemán desde que asumió la dirección técnica en agosto de 2004.
Sin embargo, es el centro de vivas críticas en su país por el desparejo funcionamiento de la 'Mannschaft', especialmente después de la goleada por 4-1 sufrida ante Italia en Florencia, como preparación a la cita mundialista de junio. La presión del aficionado teutón no se hace esperar, pues Klinsmann está obligado a reivindicar el campeonato que Alemania sostuvo por última vez hace ya 16 años, y así emular a Franz Beckenbauer, quien logró la hazaña de ganar titulo mundial como técnico y jugador.

Holanda se encomienda a “San Marco”

En la retina de los aficionados al fútbol mundial, la figura de Marco van Basten representa la definición de centrodelantero por antonomasia. El ahora técnico de la selección holandesa fue uno de los futbolistas que marcó época a finales de la década de los 80. Debutó a los 16 años en primera división con el Ajax Amsterdam, procedente de la cantera del FC Utrecht, club de su ciudad de natal.
Del manto protector de Johann Cruyff y el Ajax de Ámsterdam saltó hacia el Milán, equipo en el que se convirtió en el referente goleador mas famoso del mundo y con el que conquistó todo. En la Selección Nacional de Holanda formó un equipo de ensueño junto a Ruud Gullit y Frank Rijkaard. Convirtió 24 goles entre 1983 y 1993. Con ellos Holanda se coronó campeona de la Eurocopa de 1988. Sin embargo, la única tarea que quedó pendiente fue la de ganar la esquiva Copa Mundo.
En el 1993, una grave lesión dio fin a su carrera como futbolista pero no a su amor por el fútbol. Su rol dentro del deporte cambió para convertirse en director técnico y así enseñar el amor por el fútbol y el deseo de gloria. A partir de julio de 2004, el ariete tulipán asumió una especie de revancha: llevar a Holanda, esta vez como Director Técnico, al Mundial de Alemania 2006. Con la satisfacción de haber cumplido, Van Basten busca dejar atrás el mote de eterno “candidato” que ostenta la naranja mecánica. La crítica lo culpa por haber sacrificado la vistosidad de su selección en procura del resultado, pero Holanda se encomienda hoy a “san Marco”, en vísperas del inicio del Mundial.

Un mago del fútbol vuelve del lejano oriente

El mundo vio una de las actuaciones individuales más extraordinarias en la historia del fútbol, personificada en la figura de Arthur Antunes Coimbra "Zico”. Estandarte viviente del Flamengo brasileño, Zico disputó más de mil partidos y marcó 729 goles. Formando parte de la selección de Brasil participó en 89 encuentros internacionales y consiguió 66 goles, cifra sólo superada por Pelé con 98 goles en 114 partidos. Participó en los Mundiales de Argentina 1978, de España 1982 y de México 1986, en donde cometió su más grande pecado: erró un penalty decisivo que cambio el curso de aquella Copa del Mundo.
La maldición de Zico se extendió, cuando hizo parte del banco técnico de Zagalo en el equipo subcampeón de Francia 1998. Tras terminar su carrera deportiva, Zico se exilió en Japón, país que hoy le da una nueva oportunidad para darle rienda suelta a su fantasía: ganar la Copa del Mundo. Zico cree que puede llevar a Japón a instancias decisivas en Alemania. Basa su optimismo en los progresos del fútbol japonés en los últimos años. Ya no le teme al fracaso. El mago Zico nada tiene que perder, solo busca cambiar su suerte.