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¡Ar-gen-tina!

Soberbia presentación de Argentina ante Serbia, en un impresionante demostración de estrategia y fantasía. Un 6 a 0 inolvidable. Holanda se defendió con los dientes ante Costa de Marfil y también clasificó a Octavos de Final. México, en veremos.

Eduardo Arias
16 de junio de 2006

Si algo justifica la existencia de los Mundiales de Fútbol son partidos como el de esta mañana del viernes entre Argentina y Serbia y Montenegro. Un partido de esos que quedan registrados por siempre en la memoria de los hinchas. No sólo por el resultado, 6 a 0, sino por la manera como jugó Argentina, que arrancó con mucho orden y se puso en ventaja muy rápidamente por intermedio de Maximiliano Rodríguez luego de una gran jugada individual de Saviola. El segundo gol, que fue el resultado de una de las mejores jugadas colectivas del torneo, le dio a Argentina la suficiente tranquilidad para manejar el ritmo del partido y aumentó a tres gracias a un nuevo gol de Maxi Rodríguez.
En el segundo tiempo el técnico Pekermann aprovechó el dominio de su equipo para poner a Tévez y Messi, quienes se encargaron de ponerle el toque de fantasía a un equipo que ya había deslumbrado con su orden táctico.
Holanda, en cambio, terminó reventando balones a la tribuna y mirando con agustia el reloj para mantener el precario 2 a 1 de ventaja que logró en el primer tiempo ante Costa de Marfil. Si los africanos hubieran tenido más determinación para definir y el árbitro colombiano Óscar Julián Ruiz hubiera sancionado algunas de las faltas que comentieron los holandeses dentro de su área, la historia de este dramático partido habría sido otra.
La gran decepción de la jornada fue México, un equipo inepto que no pudo superar a una limitada pero aguerrida Angola. Los delanteros de México se cansaron de botar goles hechos y al final la gran figura del aburridor encuentro fue el arquero angoleño Joao Ricardo.
Mañana se enfrentan Irán y Portugal. Los asiáticos están obligados a ganar y motivados por el inesperado empate de México ante Angola, que apretó un grupo que en el papel parecía definido.
Italia se enfrenta a Estados Unidos con la tranquilidad de su triunfo ante Ghana y la necesidad de los norteamericanos de imponerse si quieren mantener viva la esperanza de clasificar. Los checos, al igual que Italia, juegan con la tranquilidad de su triunfo categórico ante Estados Unidos y la angustia de Ghana, que arranca también con la imperiosa necesidad de ganar.