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ARANTXA ESTA EN EL CIELO

Aunque siempre estuvo entre las candidatas, nunca se pensó seriamente que esta española llegaría a ser la número uno del tenis femenino.

13 de marzo de 1995

ARANTXA SANchez-Vicario no tiene el mejor golpe de derecha del mundo, ni el mejor revés, ni el mejor saque; y ni siquiera es la más veloz o la más resistente. Sin embargo desde el pasado 29 de enero se convirtió en la número uno de la Women Tennis Association (WTA).
Esta tenista española, de 23 años, no nació con ningún don especial para este deporte; no obstante ha logrado triunfar con un juego simple y una filosofía fría y elemental: ir de partido en partido devolviendo bola tras bola.
Arantxa llegó al tenis mundial callada y discretamente, pero su presencia durante los últimos cínco años ha sido rotunda. Comenzó a los 13 años al ganar el campeonato de España, pero su gran salto lo dio a los 17 cuando se convirtió en la primera ibérica en ganar el Roland Garros. Durante ese torneo, en 1989, nadie esperaba nada de ella, los periodistas españoles sencillamente se limitaban a hacer apuestas sobre el número de partidos que aguantaría. Y aun en la misma España pocos creían que esa adolescente, con presencia de gladiadora, pudiera derrotar en la final a la número uno del momento: Steffi Graff. Tres sets más tarde, ese triunfo en el abierto francés catapultó a Arantxa al cuarto lugar de la clasificación general de la WTA, tan sólo a dos puestos de la legendaria Martina Navratilova y a tres de la campeona Graff.
Para muchos esa posición era la más alta a la que podía llegar la española porque no tenía un juego lo suficientemente ofensivo que la ayudara a luchar contra la checa Navratilova o la alemana Graff. Sin embargo, desde finales del año pasado, las cosas cambiaron para la ibérica: su juego siguió igual pero la jubilación de Martina del tenis, en noviembre, y la lesión que marginó a Graff del Abierto de Australia de 1995, colaboraron en despejarle el camino a la española para que se adueñara este año del primer puesto.
La tradición jerárquica de la WTA varió con la irrupción de Arantxa. Si bien es cierto que para los españoles desde el año pasado la Sánchez-Vicario se había convertido en una heroína al lado de su compatriota Conchita Martínez, en el resto del mundo no se esperaba que pasara del segundo lugar al que había llegado en noviembre de 1994.
No obstante, jugadoras como la francesa Mary Pierce y la checa Jana Novotna aún tienen mucho que decir en una temporada que apenas se inicia. Al respecto, algunos piensan que Arantxa Sánchez-Vicario tendrá que modificar su estilo, porque frente a ellas no podrá seguir jugando sólo a devolver la bola. En últimas, ahora que ya consiguió el liderato ante la incredulidad de muchos, a Arantxa sólo le resta demostrar que lo merece.

EL ULTIMO GRAN HEROE
LA GRAN bretaña que vio nacer el tenis moderno contempló la semana pasada a lo lejos la muerte de Fred Perry, el más grande de sus tenistas, quien murió a los 85 años en Melbourne, Australia.
Este deportista fue sin ninguna duda el jugador más fino y caballeroso en la historia del deporte blanco de Gran Bretaña. Fue el último inglés que ganó un título de sencillos en Wimbledon, donde triunfó de 1934 a 1936 sin perder un sólo set, manteniéndose, además, durante esos tres años como el número uno de la ATP. Fue un jugador de todo tipo de canchas, estaciones y continentes. Fue el hombre que logró ganar por primera vez los cuatro torneos del Grand Slam y el primer británico en ganar el Abierto de Estados Unidos, en 1933, después de 30 años de intentos fallidos por parte de jugadores ingleses. Con los ocho títulos de Grand Slam que consiguió en individuales y los cuatro años -1933-1936- durante los cuales se llevó la Copa Davis para Inglaterra, Frederick John Perry entró a formar parte del hall de la fama del tenis internacional en Newport en 1975. Su pérdida, indudablemente, marca un luto inmenso en el deporte blanco.