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La gira de la Selección Colombia por el Asia dejó un sabor amargo más en lo administrativo que en lo deportivo.

30 de diciembre de 1996

De la misma forma en que la Selección 'fantasma' de Colombia partió del país el 16 de noviembre, regresó seis días después: en medio de un escándalo. Para muchos lo indignante del asunto es que Colombia hubieraperdido los dos partidos por marcadores abultados, 3-1 frente a Tailandia y 4-1 contra Corea del Sur. Para otros lo imperdonable es que se hubiera jugado el prestigio del país justamente cuando por primera vez en la historia la selección nacional ocupa el séptimo lugar en el escalafón de la Fifa. Pese a que en repetidas oportunidades varios dirigentes deportivos han afirmado que el ranking no significa nada, lo que quedó claro con el viaje es que un país que se precie de ser serio no puede incurrir en las irregularidades que rodearon la gira asiática.La convocatoria de los jugadores y cuerpo técnico se realizó maratónicamente el viernes 15 de noviembre, y el equipo debió viajar al día siguiente para llegar sobre el tiempo a jugar frente a Tailandia. Se suponía que la Federación Colombiana de Fútbol _FCF_ recibiría por disputar esos dos encuentros 80.000 dólares, pero hasta el cierre de esta edición tan sólo tenía en su poder 40.000. Los tailandeses y los coreanos firmaron un contrato en el que esperaban jugar contra la selección A de Colombia, la misma de las eliminatorias, y terminaron encontrándose con una que fue denominada de forma improvisada como Colombia B. Y para acabar de ajustar, los futbolistas que pisaron el césped del estadio Soum en Corea jugaron a temperaturas cercanas a los tres o cuatro grados centígrados con los mismos uniformes con los que compiten en tierra caliente, porque nadie les advirtió de las condiciones climáticas. Después de observar este panorama, muchos entenderán el porqué a esa selección le fue mal por el Asia. Sin embargo, más que los futbolistas, los verdaderos protagonistas de la historia fueron el presidente de la FCF, Alvaro Fina, y el empresario Efraín Pachón.La historia se remonta al 15 de septiembre cuando Pachón envió una carta a Fina en la que le comentaba la posibilidad que él tenía de conseguir dos partidos amistosos contra Tailandia y Corea del Sur, los cuales se jugarían el 19 y el 23 de noviembre respectivamente. El ofrecimiento incluía los tiquetes aéreos, el alojamiento y 40.000 dólares por cada juego disputado. El negocio sonaba bien y Fina firmó con Pachón para que adelantara las gestiones ante las federaciones correspondientes. Durante los meses siguientes el asunto no se volvió a tratar.En la semana siguiente al partido que Colombia jugó el 10 de noviembre en La Paz, frente a Bolivia, Pachón conversó nuevamente con Fina y le recordó los compromisos con Tailandia y Corea. El presidente le pidió a Pachón y a las federaciones tailandesa y coreana que aplazaran los partidos debido a los múltiples inconvenientes que se presentaron en el regreso de La Paz y a la imposibilidad de convocar en tres días a esos jugadores para iniciar un viaje de 35 horas. A mediados de esa semana llegó a la oficina de la federación en Bogotá un fax enviado por Michael D'Arcy, un agente de la Fifa, en el que se le pedía a la FCF reconsiderar la decisión de aplazar los compromisos. La comunicación de la Fifa produjo desconcierto entre los miembros de la FCF, pues suponían que la negociación se había efectuado sin la intervención de la Fifa. La FCF se comunicó con Pachón y le comentó su extrañeza por lo sucedido ya que según lo acordado la negociación era con él y no con un agente de la Fifa. La FCF envíó también una comunicación a D'Arcy para ponerlo al tanto de lo acordado inicialmente con Pachón. "En los días siguientes, la FCF asumió que los tailandeses y los coreanos habían aceptado el aplazamiento de los compromisos... Además no sabíamos que el porcentaje que Pachón recibiría por cuadrar los partidos los recibiría por parte del agente Fifa", dijo a SEMANA uno de los dirigentes consultados que pidió mantener su nombre en reserva. Sin embargo, al finalizar la tarde del jueves Pachón arribó a la sede de la FCF con un fax enviado por D'Arcy, que según el empresario llegó a la vieja sede de la FCF en Cali, en el que se le advertía a Colombia que debía cumplir con los compromisos acordados, ya que los tailandeses y los coreanos ya habían vendido la boletería y negociado los derechos televisivos. De incumplir el compromiso el país sería sancionado con una prohibición para jugar partidos amistosos por un período de uno a dos años y una sanción económica calculada en más de 200 millones de pesos. En la mañana siguiente el presidente conoció la situación y ante la gravedad del asunto, peregrinó por diferentes equipos hasta armar la nómina que finalmente viajó. ¿Cómo se justifica semejante improvisación?"A mí me metieron una especie de mico, porque yo desconocía lo del agente Fifa. Sin embargo, el único responsable de todo lo sucedido soy yo porque soy el presidente", dijo a SEMANA Fina. Pachón, por su parte, tiene su propia explicación."Yo nunca me imaginé que en Colombia se fueran a presentar problemas con la selección, pues hay muchos jugadores. Cuando se presentó el aplazamiento, el agente Fifa intervino como una seguridad para Colombia y las otras selecciones. Aunque puede que se hayan cometido errores, nadie es perfecto".A la hora de los balances la derrota puede ser lo de menos. Lo que es preocupante es que la Selección Colombia se esté jugando el prestigio por cuenta de la improvisación de sus dirigentes. No sólo a Tailandia y a Corea les metieron gato por liebre al no llevar a los titulares prometidos, sino que ahora la FCF está pidiendo a la Fifa que considere la selección que viajó a Asia como una Selección B, con el fin de no perder puntos en el escalafón. Incluso, al conocer la noticia, las federaciones de Tailandia y Corea apelaron a su vez ante la Fifa para no pagar los partidos a un precio de 40.000 dólares pues, según ellos, compraron un Mercedes Benz y les vendieron un Renault 4.Lo peor del caso es que la única perjudicada es la Selección Colombia, que ha ganado con esfuerzo suficiente reconocimiento como para venirlo a perder por la falta de seriedad de sus dirigentes.