Home

Deportes

Artículo

Autogol

Las astronómicas cifras en transferencias y sueldos de jugadores de las ligas de fútbol de Italia y España podrían llevarlas a la quiebra.

27 de diciembre de 1999

En agosto pasado Nicolás Anelka fue comprado por el Real Madrid al Arsenal de Londres por la nada despreciable cifra de 36,6 millones de dólares. Fue la contratación más cara de la temporada de fútbol español y la segunda más alta en la historia de este deporte. Sin embargo, desde su ingreso al ‘equipo merengue’, el delantero francés, que llegó precedido de una impresionante fama de artillero infalible, no ha marcado ni un solo gol. Esto, no obstante, no es impedimento para que el Real Madrid le pague cerca de cuatro millones de dólares libres por sus servicios.

En junio de 1997 el Inter desembolsó cerca de 30 millones de dólares por Ronaldo y le asignó un salario de 9,2 millones de dólares, lo que lo convierte en el futbolista mejor pago de la historia. No obstante, desde su llegada al club italiano, más de la mitad del tiempo ha estado por fuera de las canchas, alejado por continuas lesiones, depresiones y bajo rendimiento. Su aporte como goleador en el futuro equipo de Iván Ramiro Córdoba ha dejado mucho que desear.

Estos son tan sólo dos de los casos más críticos de la alocada política de contrataciones en las que hasta ahora son consideradas las dos mejores ligas de fútbol del mundo: España e Italia. Sin embargo esa estrategia de comprar jugadores y contratarlos por astronómicas cifras, sin importar su rendimiento en la cancha, podría llevar a las dos más poderosas ligas del planeta a una bancarrota irremediable en pocos años. Esta es una de las conclusiones a las que han llegado varios grupos de consultores especializados en finanzas y entidades bancarias quienes, además, afirman que en medio de la cascada de dólares que mueve el balompié europeo tan sólo los alemanes y los ingleses han asumido una posición moderada en sus inversiones, lo que no sólo les garantiza su salud financiera sino su ingreso definitivo a la élite del fútbol mundial, desbancando a España e Italia.



Fútbol Inc.

La noticia de las astronómicas cifras que está moviendo el fútbol, producto de la bonanza generada por los millones de dólares que reciben los clubes por derechos de televisión, fue analizada hace pocas semanas en la primera página en el sobrio Financial Times. El diario londinense se preguntaba hasta dónde llegará la inflación creada por los salarios y derechos de traspaso en el fútbol. “Nosotros no tenemos límites porque nuestro objetivo es tener el mejor equipo del mundo y si los jugadores tienen un precio que corresponde con su calidad no dudaremos en valorarlos así”, afirmaba en el artículo Lorenzo Sanz, presidente del Real Madrid, quien hoy soporta las críticas por haber invertido más de 35 millones de dólares en Anelka, un goleador que no hace goles. El moderado diario ABC también se unió a la polémica al advertir en una nota editorial que “el fútbol ha enloquecido y ahora es más fácil firmar un cheque que forjar un genio”.

El floreciente negocio en que se ha transformado el fútbol ha dejado a un lado los análisis sobre tácticas y estrategias para ser reemplazados por los estudios de mercadeo. La firma de consultoría Deloitte & Touche dispone de una división dedicada al análisis del fútbol y cuenta, entre sus numerosos clientes, con el Real Madrid, el Barcelona, el Paris Saint Germain y el Bayern Munich. En un reciente informe efectuó una clasificación de los clubes y ligas más ricas del mundo de acuerdo con sus ingresos. Una estructura similar ha montado la firma Kpmg y lo mismo ha hecho el banco holandés ABN Amro, entre otros. Diarios económicos como Financial Times o Wall Street Journal han abierto huecos en sus páginas para analizar lo que está sucediendo en el fútbol europeo.

Los ingresos y egresos de los clubes se han disparado según un estudio elaborado por la firma consultora Alpha Corporate, del grupo Arthur Andersen. La procedencia de los ingresos aporta un elemento esclarecedor sobre la estructura económica del deporte de masas por excelencia en Europa. Es especialmente llamativo el caso de la liga española. Los derechos de televisión representan casi 30 por ciento de los ingresos totales de los clubes, muy por encima de lo que sucede en Inglaterra (10 por ciento), Italia (20 por ciento), Francia (23 por ciento) o Alemania (25 por ciento). En contraste, los ingresos de otras fuentes, como el patrocinio, el merchandising o la publicidad son raquíticos (ver recuadro).

Los responsables del estudio, al igual que los artículos especializados sobre el tema, consideran que ese incremento de ingresos ha estimulado una espiral de gastos en el fútbol europeo, especialmente en Italia y España, sobre todo con una política de fichajes y pago de salarios poco científica y decidida a menudo por las tensiones del último momento de los dirigentes de los clubes. La inflación se ha desatado en los precios. Los fichajes y los salarios han crecido 25 por ciento anual en promedio en todas las grandes ligas. Los 675 millones de dólares invertidos en contrataciones de jugadores en las cinco principales ligas para la temporada 1997-98 se convirtieron en más de 1.162 millones para el período 98-99.

En la última temporada los ingresos de la Premier League inglesa fueron de 677 millones de dólares contra los 631 de la liga española, 594 del calcio italiano y un distante lugar de la liga francesa, con 482 millones de dólares, y la alemana con 493 millones. Sin embargo, aunque los grandes salarios están en Italia y España, los mayores beneficios pertenecen a los ingleses y alemanes, cuyos clubes tienen una estructura más sólida y una política de contrataciones y pagos mucho más moderada que sus colegas peninsulares (ver recuadros).

Sobre este aspecto un estudio de la firma consultora Alpha Corporate, del grupo Arthur Andersen, sobre la evolución del fútbol europeo destaca los casos inglés y germano. Según este informe la planificación y el desarrollo de mercadeo de estas dos ligas se acerca a los modelos de mayor eficacia comercial, que son los que dominan en Estados Unidos, donde el negocio de merchandising en las tres principales ligas profesionales —fútbol americano, baloncesto y béisbol— mueve cifras superiores a 3.100 millones de dólares.



Goles de oro

La escalada de ingresos ha extendido inevitablemente sus repercusiones a los salarios. Sin embargo esa tendencia es especialmente

preocupante en los casos de Italia y España, ya que dedican más de la mitad de sus ganancias en pagar los sueldos de sus futbolistas. El periódico económico Il Sole 24 Ore, el más importante en Italia, difundió la semana pasada un informe en el que alerta sobre la situación. El diario afirmaba que de acuerdo con sus análisis el monto total de los sueldos en el calcio para la temporada 1999-2000 ascenderá a 877 millones de dólares. La cifra representa un aumento de más de 200 por ciento respecto a la actual temporada y se basa en la eventual renegociación de los derechos televisivos en Italia. Semejante escalada se atribuye, también, al aumento en las transferencias por montos astronómicos, que a su vez les permiten a los jugadores involucrados acordar contratos multimillonarios. Algo similar, según el diario, le espera al fútbol español.

El alza expande sus efectos a toda la actividad ya que da pie a los demás futbolistas para reclamar mejoras proporcionales. La afiebrada danza de los dólares alcanza tal magnitud que hasta el Vaticano alzó una voz de protesta hace pocos días a través del L’Osservatore Romano, en el cual afirmaba que las cifras del fútbol se habían convertido en “una ofensa para los pobres”.

La situación, no obstante, es insostenible de cara al futuro a juicio de expertos y analistas del sector. Para éstos no tiene lógica que el fútbol en un país como Italia o España, con menor población y, por lo tanto, menos público televisivo potencial que algunos de sus vecinos como Francia, Inglaterra o Alemania, pueda fundamentar su crecimiento en el aumento potencial de los ingresos televisivos una temporada tras otra.

Lo cierto de toda esta situación es que, como afirmó a SEMANA el director del diario deportivo Marca, Luis Infante, “el fútbol era normal y se volvió rico de un día para otro y ahora nadie sabe dónde va a ir a parar”.